Perú


Frida Modak

Los resultados de la primera vuelta electoral de los comicios presidenciales realizados en Perú el domingo pasado dejaron fuera de la competencia a políticos conocidos, entre ellos un ex presidente y un ex presidente del Consejo de Ministros y le abrieron paso a dos figuras más representativas de los tiempos actuales. Uno de los derrotados, el ex presidente Alejandro Toledo, apareció durante varios meses como el favorito en las encuestas, finalmente obtuvo un 15 por ciento de los votos. Pedro Pablo Kuczynski fue gerente del Banco Central de Reserva del Perú y ministro de  Energía y Minas en los gobiernos de Fernando Balaúnde y cuando Alejandro Toledo ganó la presidencia tras la salida de Alberto Fujimori, Kuczynski fue presidente del Consejo de Ministros.
En esta elección aparecía bastante abajo en las encuestas, pero en las
últimas semanas subió al punto de disputar el segundo lugar en los comicios, gracias al apoyo juvenil.

Ollanta Humala ganó la primera vuelta electoral el 2006, pero perdió la segunda a raíz de una campaña mediática en la que se sostenía que su eventual gobierno sería similar al del presidente venezolano Hugo Chávez, quien era y es objeto de una
campaña desestabilizadora.

El ganador de esa elección fue el actual presidente Alan García, que llegaba al gobierno por segunda vez, tras haber culminado su primer mandato con un respaldo bajísimo debido a la represión que ordenó se realizara en los penales contra los presos pertenecientes a Sendero Luminoso, lo que significó numerosas muertes.
Keiko Fujimori, hija del ex presidente Alberto Fujimori, el que se encuentra cumpliendo una condena a 25 años de cárcel por violaciones a los derechos humanos cometidas en su gobierno, obtuvo el segundo lugar en los comicios del pasado domingo. Su apellido le pesa, pero también le ayudó porque el fujimorismo es una realidad.

Conciliábulos y Vargas Llosa

Computado el 99 por ciento de los votos, Ollanta Humala había obtenido el 31 por ciento y Keiko Fujimori el 23.5 por ciento de los votos. Ya no necesitan obtener un porcentaje determinado para ganar, pero sí necesitan muchos votos y eso depende, en gran medida, de los otros personeros que nombramos antes. Esto se ha hecho evidente en la semana transcurrida desde los comicios. Alejandro Toledo y su partido Perú Posible son proclives a buscar un acuerdo con Humala. Pedro Pablo Kuczynski ha propuesto que se suscriba un documento relativo a derechos humanos, libertad de
expresión, rechazo a la corrupción y otros aspectos, pero con un acápite
especial.

Kuczynski plantea: “Rechazo a la impunidad de los que en el pasado cometieron crímenes contra los derechos humanos y el Estado”. Y este punto está dedicado a Keiko Fujimori, quien cuando su padre fue condenado, anunció que se postularía a la presidencia y lo indultaría.

Con ese documento, Kuczynski no está señalando una opción, sino
condicionándola para los dos candidatos, a Humala por el lado político y económico y a Keiko, poniéndola en la disyuntiva de aceptar que su padre continúe en prisión.

Dos días antes de la elección, Humala dijo en conferencia de prensa que “no vamos a copiar el modelo de Venezuela” y que tampoco ingresarían a la Alianza Bolivariana para las Américas. Se mostró a favor de reforzar la Unión de Naciones Suramericanas.

Antes, y a raíz de un comentario del presidente Chávez, le había pedido no intervenir en
su campaña.

Ollanta ha sido asesorado por el centro que ha creado el ex presidente brasileño Lula da Silva, en el cual se dictan conferencias y se dan asesorías que inciden en el desempeño político de quienes participan de esas actividades.

Por su parte, Keiko Fujimori ha dicho que en un posible gobierno suyo no habrá persecución política  aunque “a nosotros los fujimoristas se nos persiguió”, y pidió que  los partidos respeten la voluntad de los peruanos. Señaló que “nuestro compromiso está con los más pobres.

Y la sorpresa en estos comicios la ha proporcionado el escritor Mario Vargas Llosa, opositor hasta el domingo pasado tanto a Keiko Fujimori como a Ollanta Humalla, pero es más fuerte su antifujimorismo, tal vez porque Alberto Fujimori lo derrotó en las elecciones presidenciales de 1990.

El caso es que después de haber votado por Toledo, según declaró, sostuvo que “Perú tiene dos opciones: el suicidio o el milagro”. Sobre Humala dijo que era “Chávez con un lenguaje abrasileñado” y que “con Keiko los criminales pasarían de la cárcel al
gobierno”.

Poco después de la votación, Vargas Llosa declaró que no descartaba votar por Humala, pero que quería ver las condiciones en que éste establecería alianzas y que daría explicaciones sobre su decisión. Pero fue categórico para reiterar que de ninguna manera votaría por Keiko Fujimori, porque hacerlo era “reivindicar una de las dictaduras más atroces”.

Pero ya hemos visto que hasta los Premio Nobel cambian de opinión.

 

La tercera es la vencida


Mientras se define quién será el próximo presidente peruano, el actual mandatario Alan García se prepara para postularse a un tercer mandato en cinco años más. El primero lo terminó en medio de un gran rechazo, el actual lo ganó en contraposición a Humala y sus porcentajes de aprobación han caído hasta el 20 por ciento y ahora ha repuntado a un poco más del 30.

Sin embargo, y tal como lo dijo antes de los comicios, está seguro de que llegará por tercera vez al Palacio Pizarro porque, sostiene, lo realizado en el actual período de gobierno en el plano económico ya habrá dado frutos y esos logros se los van a reconocer.

En vísperas de la elección dijo al colocar la primera piedra en una carretera que “le vamos a entregar al próximo presidente, en el Congreso, todos los estudios listos para ejecutar las obras que quiera y escoja”, eso, para que le dé trabajo a “cientos de miles de
peruanos”.

Es cierto que la economía peruana ha mejorado en estos años, desde que García dijera que seguiría el modelo chileno, lo que se ha traducido en la llegada de empresas extranjeras y de Chile a Perú, estas últimas no son del agrado de todos por los problemas históricos entre ambos países.

Tampoco es un modelo que favorezca a las mayorías, sino un negocio para los inversionistas extranjeros. Los trabajadores peruanos han expresado su protesta por el  daño ambiental que causan. Sin embargo, el mandatario estima que la producción nacional peruana crecerá en adelante mil 500 millones de dólares anuales.
La Sociedad de Comercio Exterior peruana, por su parte, ha advertido que el pase de Humala a la segunda vuelta hará que los inversionistas peruanos y extranjeros suspendan sus inversiones mientras no estén seguros a qué se van a enfrentar, una amenaza cumplida en otros países.

Si García tuviera la razón, su eventual tercera  elección le salvaría la vida a su partido, el APRA, que junto con el otro partido histórico, el Popular Cristiano, está en una crisis tan sería, que ninguno de los dos pudo levantar una candidatura presidencial y los
apristas, al parecer, no llegarán a la decena de parlamentarios.