Entrevista a Antonio Sánchez Galindo/Miembro de la Academia Mexicana de Ciencias Penales
Nora Rodríguez Aceves
Las prisiones de México se han convertido en bombas de tiempo y explotarán en Nueva León y en otras partes de la república, porque hay una sobrepoblación, porque el personal está corrompido, porque falta preparación del personal, presupuesto, instalaciones, y todo esto no se puede superar en unos cuantos días, inmediatamente, como dicen las autoridades.
Se cree que este problema se irá “metiendo la cabeza como los avestruces dentro de la arena y eso no será posible, no se puede seguir así, solamente cuando explotan las prisiones es cuando nos fijamos en ellas, solamente cuando existen grandes ataques de la delincuencia nos enfocamos en ella y entonces queremos resolver todo a base de endurecimiento penal, esto no puede ser así, tiene que ser ya tasado y medido desde un punto de vista escalonado y en pirámide, desde los delitos más graves, eso sí muy bien controlados, hasta otros donde existan las penas alternativas que vayan sustituyendo la prisión y sobre todo prevenir para que no lleguen a las prisiones, para que no lleguen nuestros jóvenes, para que, precisamente, el crimen organizado no aproveche, incluso, la juventud que no tiene qué hacer, a los famosos ninis”, señala Antonio Sánchez Galindo, miembro de la Academia Mexicana de Ciencias Penales.
A más de diez días de la riña entre integrantes de los cárteles de Los Zetas y del Golfo presos en el penal de Apodaca, Nuevo León, el pasado 19 de febrero, que dejó un saldo de 44 muertos y la fuga de 29 internos, así como detención de 17 celadores y el director del reclusorio, Sánchez Galindo explica a Siempre! desde su experiencia en la labor de crear y dirigir penitenciarías, la crisis en la que se encuentra el sistema penitenciario mexicano, “si tomamos en cuenta que hace mucho tiempo se quiso superar la crisis penitenciaria, pero no se ha logrado porque desafortunadamente sólo cuando existen grandes eventos, disturbios en las prisiones, se fijan en ellas y es cuando empiezan a querer, me estoy refiriendo a sociedad, Estado y gobierno, cambios y reformas a la ley, pero la sociedad todavía tiene un sentido vengativo, un sentido de venganza, y el gobierno trata de aprovechar ese sentimiento de venganza para no darle mucha importancia a las prisiones y lo mismo sucede con todo el Estado en general y acontece en todas las prisiones de toda la república, pero no solamente en la república sino en América Latina y en gran parte del mundo, raros son los países que se ocupan realmente de tener un sistema penitenciario”.
“Desde l952 el maestro Celestino Porte Petit, un ilustre penalista, dijo que vano era decir que se reformara el sistema penitenciario, porque realmente no existía sistema; se hizo un intento en 1967, y luego en 1971 hasta 1976 con el doctor Sergio García Ramírez y el doctor Alfonso Quiroz Cuarón de hacer una renovación total de lo que eran las prisiones, tener realmente un sistema; se creó el principio de legalidad, se crearon las instalaciones adecuadas, hubo una efervescencia total desde todo punto de vista y también se incrementó el presupuesto y se preparó y seleccionó el personal penitenciario en aquella época y con los elementos que se tenían”.
Readaptación social
Además, continúa Antonio Sánchez, “se estableció un sistema de tratamiento individualizado, se programó como fin de la pena la readaptación social y se crearon todas las instituciones aledañas, como los patronatos para liberados, porque no solamente es la atención dentro de las prisiones sino desde un punto de vista integral total, hasta hacer el cambio de personalidad, sin atentar contra los derechos humanos de quienes viven en la prisión. Después, ver el medio, porque si regresan al mismo entorno se vuelven a establecer en el problema, y todo lo que se logró dentro de la institución, en el caso de que se logre, se pierde en los primeros días en que sale al medio de donde emergió como delincuente; hasta ahí se llegó con un gran esfuerzo”.
Sin embargo, “a partir de la presidencia de José López-Portillo, empezó otra vez a decaer, a decaer, a decaer, hasta llegar a la situación en que nos encontramos en la actualidad. Desde luego se han hecho esfuerzos y se están haciendo esfuerzos constantes, pero son aislados. Por una parte, la Federación empezó a integrar todo un sistema, que partió a finales de la gestión del presidente Miguel de la Madrid, donde empezaron a hacerse las instituciones de máxima seguridad porque se dieron cuenta de que el crimen había evolucionado, que ya estaba el crimen organizado naciendo como producto de una serie de situaciones tanto internacionales como nacionales; por ejemplo, en las internacionales estaba Colombia en el auge, aquello de la colombianización ¾como se decía¾ de la droga y que luego fue contaminando, y como México era un país de tránsito, hoy también es un país de consumo desafortunadamente; por aquí pasaba todo y se empezaron a crear todos los cárteles que ahora todavía están en su apogeo y han puesto en jaque a las autoridades creando casi un poder frente al poder mismo establecido por nuestro gobierno en estos casos”.
“Sobre esta base nosotros tenemos siempre que estar atentos a la evolución, nos ha rebasado el crimen organizado, las prisiones se han sobrepoblado, esto es producto de que no se ha llevado a cabo una buena política criminológica y esto atiende a tres momentos: el momento de la prevención general, el momento de la prevención especial y el momento en que el sujeto queda ya en libertad para los efectos de que se tome con habilidad y se les quite del medio ambiente o se transforme el ambiente que propició en mucho la situación de la personalidad del delincuente”.
Reinserción social
“Esto también se ve desde el punto de vista de lo que se llama prevención primaria, prever todo esto, luego prevención secundaria y prevención terciaria; la terciaria son las prisiones y después es el momento mismo, esto nos está diciendo que se ha venido incrementado una sobrepoblación y si a esto unimos la falta de atención al personal que se ha corrompido hasta lo máximo, entonces ya se neutraliza toda acción que se pueda hacer en favor de lo que se llamaba readaptación social y en favor de lo que ahora, con el cambio desde 2008, y anteriormente desde 2005 en el plan de los menores, se ha cambiado totalmente a lo que se llama la reinserción social. No se puede llevar a cabo ni readaptación ni reinserción social mientras haya sobrepoblación y esté, además, manejada por la corrupción que nos lleva a una situación en donde fundamentalmente existe lo que se llama el autogobierno, y esto es lo que ha cuajado precisamente en el norte del país”.
De ahí que para Antonio Sánchez, lo que se necesita hacer es “un cambio total de la contemplación del fenómeno e incluso en cierta medida ir a hacia una despenalización, pero perfectamente pensada, tasada, medida, que empiece con la prevención, con la creación total de empleos, el abatimiento de la extrema pobreza, la mejor distribución de la riqueza, el control de la explosión demográfica, el control de la explosión industrial que de repente y sobre todo con la situación de crisis económica en que se encuentra el mundo a punto de un crack total, pues todo eso se va reflejando, y hay que prevenirlo, hay que manejarlo. Primero hay que hacer un plan general de prevención, luego una prevención segundaria que nos lleve a controlar cada una de las situaciones donde ya están los factores criminógenos planteados para desembocar en la gota que derrama el vaso, es decir, en la explosión del propio delito”.
“Lo que ha sucedido en Nuevo León y que no tardamos en vivirlo en alguna otra institución se ha vivido ya también en Tamaulipas, en otras partes; los crímenes, las fosas donde se encuentran 40, 50, personas que habían desaparecido y que mueren, las personas que son atacadas en las carreteras, etc. todo esto es producto de que no hemos llevado a cabo una buena política criminológica desde hace muchos años y que desde luego es el resultado precisamente de no atender el problema y el fenómeno de la delincuencia, es decir, la criminalidad.
Aunque, el también ex director general de Prevención y Readaptación Social del Estado de México, reconoce que “se han hecho muchos esfuerzos, el gobierno del Distrito Federal está haciendo muchos esfuerzos, pero también tiene en el fondo el espíritu de endurecimiento, es golpe y privación de libertad y eso no puede ser, porque eso engendra resentimiento, engendra violencia contra más violencia que va creciendo etc., están invirtiendo en este momento grandes cantidades, porque mantener una prisión es muy caro, muy caro, porque los fenómenos sociales cuestan mucho dinero, sobre todo la criminalidad, por eso es necesario prevenir, entre menos lleguen y más prevengamos será mejor”.
Necesario nuevo sistema penal
En este contexto, asegura Sánchez Galindo, que a raíz de la lucha contra el crimen organizado implementada por el gobierno calderonista, “se ha acrecentado también en cierta medida la crisis de las prisiones, porque aun cuando se ha hecho la renovación desde el punto de vista de legalidad, desde el punto de vista de la práctica, de la praxis, de la puesta en marcha, no hay ni los suficientes elementos económicos ni el planteamiento de la aplicación de medidas alternativas a la prisión aunque las citen en la ley, no hay la posibilidad de una justicia restaurativa auténtica, entonces todo esto se trata de cambiar, pero con doble lenguaje, por una parte creamos los derechos humanos, hacemos cambios para los efectos de desahogar, despresurizar, como se dice en la actualidad, las prisiones, sin embargo por otro las cargamos con más y más y más. La población es mayor, ha crecido, cuando nosotros hicimos el cambio de Lecumberri con el doctor García Ramírez y cuando hicimos el cambio también en el Estado de México y eran otras circunstancias, pero habíamos previsto todos estos cambios hasta el 2012, precisamente hasta este año, hacer las prisiones de tal dimensión, habíamos hecho la progresión, pero los crack económicos y el crimen organizado vinieron a hacer por una parte el incremento de la población y por otra el miedo a enfrentarlo de otra manera que no fuese el del endurecimiento, entonces todo esto tiene el lenguaje de la venganza. Vamos a tomar otra, situación otro planteamiento, no de reacción vengativa, retributiva, de violencia, no podemos nosotros hacer un cambio también total tenemos que contemplar las cosas desde otro punto de vista y no con doble mirada”.
“Crear derechos humanos, hacer un nuevo sistema penal, pero un nuevo sistema penal que sea efectivo y que no sea realmente de violencia, de endurecimiento, sino de equilibrio, no vamos a poder dar un paso adelante en esta guerra que se ha establecido contra la delincuencia que nada más crea y es como el monstruo al que se le corta una cabeza y salen dos y así vamos a seguir indefinidamente. No hay que dejar la impunidad, mientras haya impunidad habrá delito, delito que no se pune o delito que no se controla, delito que se repite, pero también delito que se combate con violencia y no con calidad humana, conciencia y con técnica es un delito que no se resolverá”.
Por eso, aunque para el especialista en criminología y readaptación social es muy importante la ley, “si no sabemos cómo implementarla en la realidad, de nada sirve. Mientras no conjuguemos teoría con realidad, mientras no establezcamos prevención primaria, segundaria y terciaria, seguiremos un camino equivocado, erróneo y las prisiones, que son el reflejo de la sociedad, serán bombas de tiempo que irán explotando poco a poco, y entonces nos dirán: tenemos que reformar, estamos reformando todos los días, si no vamos a ir a fondo y nos decidimos a hacer el cambio como lo hizo o trató de hacerlo en un tiempo muy breve el maestro Quiroz Cuarón y el doctor Sergio García Ramírez, no podremos superar este bache terrible que estamos viviendo en la actualidad”.

