Asesinan a mansalva a niños judíos

Bernardo González Solano

Hay días que quedan marcados para siempre tanto para personas en lo individual como para la sociedad en general. Así sucederá con el lunes 19 de marzo de 2012 en Francia y, especialmente en la ciudad de Toulouse, normalmente pacífica, sobre todo en una zona residencial de la Ville Rose, donde se encuentra el liceo judío Ozar Hatorah (el tesoro de la ley, en hebreo), establecimiento educativo privado bajo contrato con el Estado, donde estudian 200 alumnos, en un internado con sinagoga. El colegio tiene un 100% de rendimiento en el bachillerato y un 90% en las menciones honoríficas.

Establecimiento tan fuera de serie, se convirtió el lunes 19 en el escenario de un diabólico crimen que dejará una profunda huella en Francia. Poco antes de las 8 horas, un individuo desconocido llegó al barrio Bonnefoy, no lejos del centro urbano, conduciendo una poderosa motocicleta Yamaha. Vestido de negro y casco, se metió en la callejuela Dalou y se detuvo cerca del liceo Ozar Hatorah.

Las víctimas

Pertrechado con dos pistolas, sin mediar palabra, abrió fuego de forma indiscriminada contra un grupo de cinco a seis personas reunidas en un sitio de encuentro escolar. Primero descargó una escuadra automática —seguro 9mm—, sobre el grupo de alumnos, padres y profesores. La pistola se encasquilló. Sacó entonces la segunda arma, de calibre 11.43, y la disparó con toda pausa.

Los primeros disparos acertaron en Jonathan Sandler, un profesor franco-israelí, de 30 años de edad. El asesino lo remató con un segundo disparo cuando ya estaba moribundo en el suelo. La escena se desarrolló ante los ojos de dos de los hijos de Sandler, Gabriel, de 4 años, y Arieh, de cinco, ejecutados ahí mismo. Pocos minutos después falleció, camino del hospital, una tercera niña, de siete años, Myriam Monsonego, hija del director del colegio, Yacob Monsonego. Una quinta víctima, un adolescente de 17 años de edad, fue gravemente herido, y hasta el momento de escribir este reportaje se debatía entre la vida y la muerte en un hospital de Toulouse. El horror en toda su expresión.

Quizás por falta de tiempo, el glacial asesino detuvo la matanza y decidió darse a la fuga a bordo de su poderosa Yamaha, robada, según las investigaciones policiacas hace más de una semana en la misma ciudad.

La escena, digna de un escenario de guerra, duró menos de cinco minutos. Minutos que fueron suficientes para que la “ciudad roja” se vistiera de negro, en señal de duelo. Para volver a sufrir una tragedia con miembros de la comunidad judía, algo que no sucedía desde 1982, en la calle de los Rosiers (Rosales) en un atentado que causó seis muertos.

Toulouse, que desde hace siglos mantiene una activa y bien integrada comunidad judía que hoy agrupa a unas 25 mil personas, se conmocionó por este bárbaro acto criminal. Hay que explicar que Francia cuenta con la comunidad judía más grande de Europa. Durante el Holocausto (shoah, en hebreo), 76 mil judíos —de los 300 mil que vivían en Francia antes de la Segunda Guerra Mundial—, fueron deportados de territorio francés por los nazis y por sus aliados del régimen de Vichy, acto que el presidente Jacques Chirac reconoció apenas en 1995 como la “locura criminal del ocupante”, que “fue secundada por los franceses y por el Estado francés”.

Dos matanzas

Más tarde, el mismo día de la matanza, se desechó la tesis del perturbado mental como el asesino del liceo Ozar Hatorah. El ministro del Interior, Claude Guéant, ordenó reforzar la vigilancia en todos los centros judíos del país y admitió que los hechos podrían tener relación con otros dos asesinatos similares al ocurrido hace unos días en la misma zona y ordenó activar el mayor grado de alarma policial en todo el país.

Estos actos criminales sucedieron el domingo 11 y el jueves 15. En el primero, el jefe militar del primer regimiento de paracaidistas Imad Ibn Ziaten, de 30 años, fue tiroteado en Toulouse. El oficial, en ese momento fuera de servicio, había quedado con el asesino para vender su motocicleta, marca Susuki 650. Se contactaron por medio de la Internet, por lo que la policía sigue el rastro de la comunicación en busca de pistas.

En el segundo caso, tres soldados, también miembros del regimiento de paracaidistas, fueron alcanzados por los disparos de un motociclista cuando se disponían a retirar dinero de un cajero automático en Montauban, a a 46 kilómetros de Toulouse. Abel Channuf, de 26 años, y Mohamed Leguard, de 24, fueron asesinados. El tercero resultó herido de gravedad. Los tres militares fallecidos eran de origen magrebí; el herido es de Guadalupe.

Las investigaciones policiacas parecen confirmar la conexión entre los siete asesinatos. La fiscalía antiterrorista de París juntó los tres dossiers; la policía informó que una de las  armas  utilizada en los tres ataques era la misma, y agregó que la descripción de la motocicleta utilizada por el asesino también coincide y que tanto el perfil del agresor como la forma de actuar son idénticos en los tres casos: con calma, en pleno día y frente a numerosos testigos.

Campaña presidencial

En la web de la revista semanal parisiense Le Point, se informó que la policía investiga a tres ex militares franceses de tendencia neonazi por su supuesta implicación en el ataque. El trío de sospechosos formaban parte del 17º Regimiento de Ingenieros Paracaidistas de Montauban. Hace cuatro años, en 2008, fueron expulsados del ejército después de que la prensa gala publicara unas fotografías en las que aparecían haciendo el saludo nazi ante una cruz gamada.

Asimismo, según el semanario que pertenece al esposo de la actriz veracruzana, Salma Hayek, el perfil de los tres soldados se asemeja a la descripción que los testigos hicieron del presunto autor de los tiroteos en Montauban y Toulouse: musculoso, tatuado y vestido de negro.

¿Antisemitismo? Mientras no se capture al asesino y éste confiese, corren las suposiciones. Todo puede ser.

Además, el contexto. La campaña presidencial francesa está en pleno desarrollo. Cuando circule esta revista sólo faltarían 28 días para los comicios. El ambiente en Francia está pesado por las tensiones políticas e ideológicas. Pero también hay que incluir el 50 aniversario de los acuerdos de Evian  para finalizar la guerra de Argelia; la presencia militar francesa en Afganistán, el interminable conflicto entre Israel y Palestina. Tantos pretextos posibles que, de todas formas, no pueden justificar lo injustificable.

También puede hablarse del asesino o de los asesinos. Asesino de masas mas que asesino serial, según algunos psicólogos. Si estas matanzas no son actos gratuitos, la venganza, el terrorismo, el racismo, en forma aislada o en conjunto, ¿acaso son sus motivos? Es difícil imaginar que el motivo, el que sea, pueda disociarse de una locura suicida. Algo es seguro: el asesino anhela la publicidad, por eso escenifica “tan bien” su barbarie.

Por otra parte, la historia del liceo Ozar Hatorah, creado en 1983, es particularmente interesante. Es el principal establecimiento escolar  confesional judío de Toulouse. No se olvide que esta ciudad es “la más grande de las pequeñas comunidades judías de Francia”, después de la región parisiense, Marsella, Estrasburgo y Lyon, según el secretario general regional del consejo representativo de las instituciones judías de Francia.

Establecimiento privado bajo contrato con el Estado, este colegio liceo tiene inscritos 200 alumnos. Situado en una zona residencial, integra un internado y una sinagoga. Su historia está estrechamente ligada a las de las comunidades judías orientales.

La primera escuela de Ozar Hatorah en territorio francés se estableció en Lyon en 1964; luego en Sarcelles, en Estrasburgo, Marsella, Créteil, La Trétoire, Toulouse, Garges y París. Cuatro mil estudiantes se forman en estos establecimientos, la cuarta parte en París. Ahora, una de ellas está de luto. Un motociclista desconocido mató a unos niños y un profesor. La fecha nunca se olvidará, pasará a la historia como la matanza de Toulouse.

A punto de entregarse

Mientras en Israel se realizaban las ceremonias fúnebres de las víctimas del fatídico día 19, en Francia los servicios de inteligencia y policiales hicieron rápidamente su trabajo. En las primeras horas del martes 20, se acorraló en un edificio de la parte norte de Toulouse a Mohamed Merah, de 23 años de edad, de nacionalidad franco-argelina, como el probable autor de los asesinatos de militares y de los niños y el profesor judío.

Hasta el momento de escribir este reportaje —al cierre de edición, el miércoles 21—, después de un intercambio de tiros que aparentemente hirieron a tres agentes policiales, Merah anunnció que se entregaría por la tarde, pero los responsables del cerco policiaco no aseguraban que esto se diera así. La orden de la policía es aprehenderlo vivo, para interrogarlo y saber si actuó solo o en complicidad en un grupo.