Para eso lo invitó Calderón

Félix Fuentes

El propósito del presidente Felipe Calderón de invitar a México al papa Benedicto XVI, una semana antes del inicio de las campañas con vistas a las elecciones del 1 de julio próximo, fue ganar votos para Josefina Vázquez Mota. Pero en las encuestas de esta semana hubo retrocesos para la panista.

En su posición de católico de extrema derecha, Calderón pasó a la historia como el primer mandatario de México que comulga en público. En agosto del año pasado promovió la peregrinación por el país, durante cuatro meses, de las reliquias de Juan Pablo II, incluida una cápsula con sangre extraída del pontífice en días previos a su muerte.

Sin embargo, el Ejecutivo azul no tiene empacho en encabezar las ceremonias en honor de don Benito Juárez, quien con las Leyes de Reforma separó la Iglesia del Estado, y esto significó armonía y respeto entre la religión y el gobierno durante siglo y medio. Ahora se pretende regresar al oscurantismo, sobre el que es proclamada la democracia “para vivir mejor”.

Así “gobierna” el primer mandatario, quien gasta fortunas del erario para costear su aturdidora campaña mediática a través de spots saturados de falsas realizaciones y mentiras. ¿Creerá que la mayoría de radioescuchas y televidentes se engullen tantas falacias?

Fracasado el proyecto calderonista de promover al tecnócrata Ernesto Cordero como candidato presidencial, Felipe Calderón se siente obligado a apoyar a Josefina Vázquez Mota, quien se duele de las grabaciones telefónicas hechas por el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna.

El equipo de campaña de Vázquez Mota denunció en la PGR el espionaje telefónico en su contra. Dijo que fue grabada una conversación entre ella y su coordinador de redes sociales, Agustín Torres, y culpa de ello a García Luna y a la “pinche” Alejandra Sota ¾vocera de Los Pinos¾ de hacer la filtraciones.

“Si entre los miembros de un mismo partido se llevan así, pues qué podemos esperar quienes estamos siendo competidores”, comentó el vocero tricolor, Eduardo Sánchez. Pero no podía faltar el moscón en la sopa, el ahora comunicador panista Javier Lozano, tránsfuga del PRI que quiso endilgarle a este partido el espionaje.

Sin embargo, en la mañana del martes 27, tanto Torres como Lozano deslindaron a García Luna y a Sota de la grabación y filtración de las conversaciones telefónicas.

Este es el ambiente generado por el régimen de Calderón, previo a las campañas presidenciales, de intrigas, ataques de barbarie y espionajes. Mucho habrán de hacer los equipos del priista Enrique Peña Nieto y del izquierdista Andrés Manuel López Obrador para eludir las flechas envenenadas disparadas desde el PAN-gobierno.

De acuerdo con las crónicas de diversos medios, la visita de Benedicto XVI no fue tan exitosa como esperaba Calderón, pese al manejo del Vaticano de ser “una prolongación de los cinco viajes de Juan Pablo II a México”.

El actual jefe de la Iglesia católica carece de la personalidad y el carisma de su antecesor. Las ciudades de Guanajuato visitadas por el Papa son insuficientes para dar albergue a tantos feligreses, y éstos no se volcaron masivamente como sucedió con Juan Pablo II. Son otros tiempos y la gente empobrecida carece de dinero para participar en esas celebraciones.

Sin embargo, habrá que esperar resultados de las próximas encuestas y ver si el viaje de Benedicto XVI ayudó o no a la candidata del partido de derecha.