París.- Los franceses, según la última estadística, son más pesimistas que otros pueblos, y ese pesimismo lo demuestran cuando lanzan, una de sus expresiones favoritas: Oh la laaa!, ya sea aprobando algo o desaprobándolo y ahora con la crisis económica que se vive ¡cuantas veces al día se escucha!. Pero ese pesimismo, es al mismo tiempo el motor de la imaginación para enfrentar, mejor que otros, los aprietos.

Y así lanzando un Oh la laaa! de aprobación y admiración París se activa para atraer los ojos del mundo hacia su fabuloso espectáculo del Lido, con un costo de 10 millones de euros; y con la exquisita cocina de Philippe Lacroix, su Chef durante 30 años, que cada día impresiona el paladar de franceses y extranjeros que vienen a descubrir el Lido. Y una noche en el Lido comienza en la avenida más bella del mundo los Champs Elysées (Campos Elíseos).

El Lido nació en 1946 y siempre ha estado a la vanguardia con un escenario que sube y baja al nivel de las mesas y de donde puede surgir una pista de hielo, una piscina, un templo hindú, un elefante o un caballo.

En el Lido entre luces y músicos surgen bailarines de distintas nacionalidades, como un ¡mexicano! bello y bronceado. Lo mágico de la noche comienza cuando las parejas se lanzan a la pista a bailar bajo la seductora voz de la cantante y las notas de los instrumentos, que hacen soñar que por un momento París y sus noches de cabaret están a nuestros pies.

La ciudad luz y el Lido son inseparables y saben despertar el placer de nuestros 5 sentidos, que es parte de la otra naturaleza del “saber vivir” a la francesa; eso es lo que también motiva a Philippe Lacroix, quien apadrinó el evento “Cenas Insólitas del Patrimonio” en el corazón de Vosges (Vosgos), zona vecina de Bélgica, Luxemburgo, Alemania y Suiza.

Las “Cenas Insólitas del Patrimonio” tienen por objetivo el conocimiento y valorización de sus patrimonios culturales, y es la única manera de descubrir algunos de los monumentos emblemáticos del corazón de los Vosges. Para llegar ahí, vasta con tomar el tren rápido (TGV) y en dos horas y media se llega a la ciudad de Épinal, quien dirige el programa de “Cenas Insólitas del Patrimonio” de la temporada 2012.

Son 44 cenas en 16 lugares de excepción, en el corazón de los Vosges, de abril a noviembre, en lugares que hasta ahora han estado cerrados al público, y que abren sus puertas con una visita guiada original, una cena gastronómica en el centro de un lugar mítico decorado y arreglado con porcelana y mantelería francesa, donde incluso habrá una tarde especial, en compañía de las “bluebell girls” del Lido. La ciudad de Epinal entre bosques, castillos, fortalezas, capillas, molinos y rotondas de la época medieval se unió a París por el lazo de la imaginación y voluntad.

Así que venir al Lido y a Epinal, es el deseo de ser por un instante artista en la pista del Lido y reina en el Castillo de “Diners-Insolites”. Oh la laaa!