Entrevista a Eduardo Huchim/Analista político y ex consejero electoral en el IEDF
Nora Rodríguez Aceves
No hay ninguna inflación o inflamiento, según queramos decirle, en el padrón electoral, no por razones dolosas de nadie, y esto no solamente es por la buena voluntad de quienes tienen que ver con las funciones y tares electorales, tanto autoridades como partidos políticos. ¡No, ¡no es eso!, sino que el padrón es un instrumento rigurosamente vigilado por todos los partidos políticos y por supuesto por el Instituto Federal Electoral (IFE).
Por lo tanto, no existe riesgo alguno para la legalidad de la elección del 1º de julio si no se depura el padrón electoral del Distrito Federal.
“No hay ningún riesgo ni para la elección federal ni para la local, ni siquiera diría yo que el PRI tuviera algún interés en eso, porque imagínese la torpeza que sería poner en duda la confiablidad de un instrumento fundamental para la elección, en momentos en que su candidato tiene por mucho una abrumadora mayoría de preferencias electorales”.
“No se puede decir que Peña Nieto vaya a ganar la elección. ¡No, eso no se puede decir!, pero lo cierto es que las intenciones de voto lo favorecen en forma abrumadora y, dicho sea de paso, no hay que olvidar lo que los encuestadores señalan una y otra vez, que las encuestas son fotografías instantáneas, no son bola de cristal ni son pronóstico, esto es, si la elección fuera hoy casi con seguridad la ganaría Peña Nieto, pero la elección no es hoy”, asegura Eduardo Huchim, analista político y ex consejero del Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF).
Legítima, la queja del PRI
Indica el para qué recurre el PRI constantemente a esta denuncia del patrón electoral inflado. “Es una inquietud legítima y es correcto que se manifieste, que se procese por parte del IFE, porque si es cierto que hay una discrepancia muy alta que da lugar a sospechas, pero una vez que se atiende el asunto, vemos que en realidad tiene explicación esta discrepancia, aunque lo ideal sería que no hubiera casi un millón de diferencia entre el Censo del INEGI [Instituto Nacional de Estadística y Geografía] y el padrón electoral, eso también es cierto”, y es de ahí de donde viene el temor del PRI.
El pasado día 8 la representación del PRI ante el IEDF afirmó que “en el INEGI hay 6 millones 600 mil votantes con credencial de elector; no obstante, el padrón del Registro Nacional de Electores señala que son 7 millones 100 mil votantes en la ciudad de México, por lo que hay una diferencia de 500 mil personas”.
Por lo tanto, la exigencia tanto de la dirigencia del PRI como de la aspirante al gobierno capitalino, Beatriz Paredes, es que el padrón de electores “tiene que depurarse, pues tiene una matrícula que no corresponde a los datos proporcionados por el INEGI, lo que pone en riesgo la legalidad de las próximas elecciones del 1º de julio”.
En el marco de su registro como candidata del PRI-PVEM a la jefatura de Gobierno del Distrito Federal ante el IEDF, la priísta advirtió que si no se revisa ese registro “inflado”, se tendrá una elección viciada.
Afirmación que para Huchim, “es una percepción errónea de Beatriz Paredes, porque el término inflado supondría algún interés malévolo de alguien, en ese sentido sería un exceso, lo que sí hay es una evidente discrepancia entre las cifras del IFE, del padrón electoral y las del Censo del INEGI, eso sí es cierto, y el IFE tiene que trabajar cada vez más para conciliar esto, sobre todo en lo que es posible hacer”.
No obstante, “el padrón electoral es confiable, incluso, el mismo PRI lo ha dicho, todos los partidos lo reconocen, que es un instrumento confiable e indispensable para la elección, y esta confianza de los partidos políticos no es gratuita, sino que se debe a que los partidos políticos forman parte de la comisión técnica que se encarga de darle seguimiento a todo lo que tiene que ver con este padrón y las actividades del Registro Federal de Electores, por eso hay que poner a salvo el hecho de que es una herramienta confiable y que será un instrumento vital para la próxima elección”.
Razones de las discrepancias
Huchim explica que las discrepancias se dan “por una diversidad de causas, una que es probablemente la más relevante es la que tiene que ver con la movilidad que se da entre los pobladores del Distrito Federal y los pobladores de las entidades que rodean la ciudad de México. Es interesante tener presente que este señalamiento del PRI respecto a la discrepancia no es nuevo, viene de principios de siglo. Estamos hablando de 2002-2003, estos señalamientos que en su momento el IEDF conoció y desde luego le transmitió al Registro Federal de Electores, porque es un instrumento federal el registro”.
Por lo tanto, “no es nuevo este señalamiento y es curiosamente en 2003, justamente, poco años después de que Andrés Manuel López Obrador asume la Jefatura de Gobierno del DF, y al hacerlo inicia una serie de programas sociales que tienen que ver con pensionados, fundamentalmente, claro también con becas, con apoyo a madres solteras, en fin los programas sociales que ya conocemos. Y esto propicia que habitantes del Estado de México o de Hidalgo, domicilien su credencial en la ciudad de México, aunque en realidad su residencia está en esa zona conurbada, esto lo hace para poder mostrar su residencia y poder ser sujeto de estos apoyos de los programas sociales”.
Huchim advierte que “el padrón electoral y el censo de población son instrumentos distintos que tienen una mecánica distinta. Para tener la credencial de elector, y estar en consecuencia inscrito en el padrón electoral y en la lista nominal, el ciudadano acude a las oficinas del IFE y de ahí obtiene este documento tan importante que como sabemos no sólo sirve para votar sino que es el principal elemento de identificación en México, pero es el ciudadano el que da sus datos con base en la buena fe y obtiene su credencial”.
“En el caso del censo no es así, es el personal del INEGI el que va a los domicilios, entonces se da esta situación: cuando van los visitadores del INEGI tienen una información muy fidedigna porque quien habita en ese sitio dice realmente quiénes habitan en una determinada vivienda, pero no menciona por qué no vive ahí aquel que tiene su domicilio en el registro electoral, es decir, tienen ahí domiciliadas su credencial, pero en realidad viven fuera del DF —Tlalnepantla, Nezahualcóyotl, Metepec, Hidalgo, zonas que rodean el Distrito Federal—; entonces aquí hay un primer elemento importante que explica esta discrepancia, pues la cifra es de alrededor de un millón de personas que no coincide”.
Huchim continúa con su exposición e indica que “otra causa muy vinculada con ésta es si el ciudadano que se domicilió en el Distrito Federal en la vivienda de un amigo o de algún familiar, vive en realidad en otra ciudad que no es el DF y muere, el registro de la muerte se lleva en la ciudad donde realmente vive, pero de esto nadie le informa al IFE, que murió un habitante del Distrito Federal, porque para obtener el acta de defunción lo que vale en la realidad es dónde murió y dónde vivía, no lo que dice su credencial de elector, entonces ahí tenemos otro problema asociado al primero”.
Asimismo, “es muy característico el hecho de que los registros civiles no le avisan oportunamente al IFE de las muertes, de los fallecimientos, para dar de baja a esos ciudadanos en el padrón y en consecuencia en el padrón del Distrito Federal, pero también en los de otros estados y ciudades hay muertos en el padrón. Aquí es una tarea que tiene que ver cómo agilizarla el IFE a fin de que registre oportunamente cuanta muerte ocurra”.
“Estas explicaciones bastan para evitar cualquier duda sobre el padrón, no hay ninguna inflación o inflamiento, según queramos decirle, en el padrón no por razones dolosas de nadie”.
El periodista y escritor va más allá y afirma: “Sería una insensatez no confiar en el padrón electoral de toda la República, incluido el Distrito Federal, por estas razones que señalo”.
Es imposible una elección de Estado
Por otra parte, el llamado de Beatriz Paredes al gobierno capitalino “a no realizar una elección de Estado porque sería muy grave”, para Huchim “en estos tiempos, es más asunto de retórica que de realidad, no habrá en el Distrito Federal una elección de Estado por varias razones: uno, porque los instrumentos electorales están de tal manera diseñados que es casi imposible en el Distrito Federal intentar alguna manipulación, como la que el PRI hacía en sus tiempos de partido hegemónico, porque hay muchos elementos de seguridad, pero en el caso remoto, casi imposible, de que se intentara hacer una elección de Estado en el Distrito Federal, yo preguntaría para qué, si el candidato del gobierno de la ciudad es el que tiene también abrumadoramente las mayores intenciones de voto, y es casi seguro que el candidato, salvo alguna cosa terrible que ocurra, que el candidato del PRD, sea el próximo jefe de Gobierno; entonces, ¿para qué hacer una elección de Estado?”.
“Esto tendría sentido —finaliza— en una elección competida, en una elección que se prevé cerrada; pero aun en ese caso sería muy difícil hacer una elección de Estado, entendiendo por elección de Estado una elección que manipulara, trampeara y falsificara la voluntad del elector, y lo veo muy difícil”.

