Entrevista a Luis Foncerrada Pascal/Director general del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado

Moisés Castillo

Hace 15 años, el escritor Juan Villoro dijo que el camino más corto para triunfar en México es la corrupción. Y lamentablemente esta enfermedad crónica sigue enraizada en nuestra sociedad a pesar de la alternancia y los cambios democráticos que ha tenido el país. La complicidad de muchos funcionarios públicos y algunos empresarios sigue intacta gracias a la mordida.

El presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Gerardo Gutiérrez Candiani, recordó un dato que exhibe la descomposición del sector público y privado: el costo de la corrupción en México es cercano a 1.5 billones de pesos. Es decir, 10 por ciento del Producto Interno Bruto, y las empresas, en promedio, destinan un porcentaje similar de sus ingresos para poder operar.

“En síntesis, el crimen, la corrupción y los rezagos para establecer y administrar un marco jurídico adecuado son considerados los factores más problemáticos para hacer negocios en México”.

Caída de 28 lugares

En el Reporte de Competitividad del Foro Económico Mundial 2011-2012, el país ocupa la posición número 91 de un listado de 142 naciones evaluadas en cuanto a pagos irregulares. Pero del otro lado, aparecemos en la posición número 88 en materia de comportamiento ético de las firmas.

Asimismo, Transparencia Internacional reveló en su más reciente informe que en cuatro años México cayó 28 lugares en el Indice de Percepción de la Corrupción: mientras en 2007 el país ocupó el sitio 72 con una calificación de 3.5 —en una escala del cero al 10—, en 2011 cayó al escalón 100 de 183 naciones con una calificación de 3.

México comparte lugar con países latinoamericanos, asiáticos y africanos: Argentina, Benín, Burkina Faso, Yibuti, Gabón, Indonesia, Madagascar, Malawi, Santo Tomé y Príncipe, Surinam y Tanzania.

Por si fuera poco, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico ha recomendado mejorar las leyes para confiscar sobornos y hacer que este tipo de procedimientos sean rutinarios, y mejorar su capacidad de respuesta cuando se le solicita asistencia judicial en el caso de sobornos que involucran a extranjeros.

Otras de las mejoras que México debe llevar a cabo es la protección para los denunciantes, y modificar la ley para que los auditores externos que denuncien la corrupción en las instituciones policiales estén protegidos contra represalias.

Además inversionistas reunidos en el Foro Económico Mundial para América Latina que se celebró en Puerto Vallarta, Jalisco, coincidieron en que los obstáculos para decidir traer capitales a México están relacionados con burocracia, corrupción e inseguridad. Consideraron que las trabas para hacer negocios están ligadas con estas características internas, que corresponden más al marco institucional.

“Los asuntos domésticos parecen ser los que más restricciones presentan en el momento de evaluar si invertir o no, aún cuando esta percepción pueda no estar siempre fundamentada en hechos”, expuso James Turley, presidente mundial de Ernst & Young.

Dijo que en especial, México tiene la reputación de ser complejo para abrir negocios, tanto en regulación excesiva como en la de una carga onerosa generada por la corrupción.

Regulación excesiva favorece mordidas

Para Luis Foncerrada Pascal, director general del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado, urge que las empresas se pongan de acuerdo para evitar sobornos y se fomente la competitividad económica.

“Los empresarios tienen que alcanzar un acuerdo, a nivel dueños, pero sobre todo a nivel de las administraciones de las empresas para que les prohíban a sus empleados llevar a cabo prácticas de corrupción. Rechazar el juego perverso de ofrecer compensaciones económicas. Se debe alcanzar ese acuerdo entre empresarios y denunciar públicamente a los funcionarios que piden dinero”.

¿Cuál sería la receta del sector privado para combatir la corrupción?

Las instituciones en los países democráticos son muy importantes. Los países que han crecido rápidamente han fortalecido su aparato institucional. Las instituciones definen cómo funciona la sociedad y establecen las reglas del juego. Cuando las reglas están bien definidas en términos de regulación para hacer negocios, obtención de permiso, uso de suelo, entonces es fácil hacer negocios. Se facilita el ambiente de negocios y la inversión. Se agiliza la contratación de gente. Pero cuando hay obstáculos y una regulación excesiva provoca que los pequeños funcionarios, la burocracia y los que llevan los procesos administrativos compliquen el proceso. Se facilita todo a cambio de una compensación, soborno o mordida. Cuando las reglas no son claras y no se puede hacer por Internet algunos trámites o no se entrega una solicitud a un proceso mecánico, permitimos discrecionalidad y se da la corrupción. En el caso de contratos pues ahí es mucho más evidente y más grande la corrupción, porque entonces se pide un porcentaje del valor del contrato. En el gobierno poblano de Mario Marín era clásico que se pedía el 20 por ciento por cualquier proyecto. No es el único en muchos gobiernos estatales, ya se sabe que hasta tienen nombre los gobernadores: es el gobernador del 15 por ciento, el mandatario del 10 por ciento. Y eso tiene que ver con la moralidad y la honestidad de esos gobernadores.

Pero también existe la complicidad de las empresas que ofrecen dinero para agilizar y concretar favores…

En este caso aquellas empresas que están dispuestas a ofrecer una mordida son igual de culpables. Para que haya corrupción se dice que tiene que haber tres partes: la persona que recibe el soborno, en este caso los funcionarios; otra el que lo da, las empresas; pero hay otra parte que es muy importante: la sociedad. Todos nosotros que no protestamos más enérgicamente y que permitimos que la corrupción siga, no hay duda de que somos culpables. Esta la cuestión  burocrática-administrativa, esa parte de los permisos, las autorizaciones, conexiones, uso de suelo. Los contratos estarían incluidos. Pero hay otro tipo de corrupción. El intento de captura del Estado, que queremos decir con esto: que son los intentos de los empresarios que pretenden modificar las leyes federales, estatales y las regulaciones para beneficiarse y esto es una corrupción a través del poder legislativo, ya sea local o federal. Empresas que pretenden que las leyes sean modificadas de tal manera que los beneficien y no necesariamente a la sociedad.

Inadmisible, el caso de Wal-Mart

¿Qué está haciendo el sector privado para desalentar estas prácticas inmorales?

Por una parte tenemos programas de responsabilidad social. La responsabilidad social no sólo incluye precios justos, productos de buena calidad, sino además la responsabilidad de los empresarios de no propiciar la corrupción. También hay un programa que compartimos con el World Economic Forum y con las instituciones internacionales para combatir la corrupción. La corrupción requiere un combate conjunto de la sociedad para criticarla e insistir en erradicarla. Y esto incluiría que ni siquiera uno de nosotros le dé mordida a un agente de tránsito.

¿Qué le parecen los presuntos sobornos de directivos de Wal-Mart a autoridades mexicanas?

Indudablemente son cosas que no son admisibles. Son cosas que no podemos aceptar y reprobamos enérgicamente. Cualquier tipo de soborno y corrupción pone en peligro a la institucionalidad del país, desvirtúa los procesos democráticos y contamina la honestidad. Es un acto reprobable y que no deberíamos ver en nuestro país. No tenemos que pensar que nuestro país tiene que llegar al primer mundo como los países nórdicos si seguimos pensando que la manera de mejorar es a través de la corrupción. Es terrible entre los adolescentes escuchar que “el que no transa no avanza”.

¿Cómo combatir la impunidad en este tipo de casos?  

Nosotros insistiremos que hay que combatir por todos los medios la corrupción y la impunidad. Crear programas novedosos anticorrupción, hay que hacer educación anticorrupción entre los jóvenes y es fundamental que no haya impunidad. La impunidad tiene varios protegidos. El sobornador y el que lo acepta. Es fundamental que se concreten instituciones de justicia serias en nuestro país. El gran reto es que toda la sociedad y empresarios y funcionarios eviten esas conductas.

A dos sexenios de gobiernos panistas, ¿ha disminuido la corrupción?

Es muy difícil decirlo. No se vale mencionar la percepción. Uno de los primeros estudios los hizo el Tecnológico de Monterrey en el 2004-2005. Nosotros estamos por levantar una encuesta sobre corrupción a nivel nacional, que no es para reprobar a un gobierno sino que es para hacerle ver a la sociedad sobre este flagelo. A nivel estatal se dio más y a nivel federal la corrupción es menor en términos administrativos-burocráticos. No así en contratos porque vemos los escándalos en Petróleos Mexicanos y Comisión Federal de Electricidad. A nivel de gobierno federal se vio una reducción; a nivel estatal sube dependiendo el gobernador. Por eso es importante simplificar la regulación, hacerla transparente y que la mayor parte de los trámites se hagan directamente vía Internet. De tal manera que se evite la discrecionalidad personal. Y un programa de solidaridad entre empresas y en la sociedad para no ofrecer sobornos como principios fundamentales.