Martha Bañuelos

París.- Con 28.63 por ciento de votos, el candidato del Partido Socialista, François Hollande llegó a la cabeza de la primera vuelta de la elección presidencial, o sea con tan sólo 1.45 por ciento más de votos que el Presidente saliente Nicolas Sarkozy del UMP, quien en apariencia fue sancionado con 27.18 por ciento, por sus cinco años de un mandato de crisis.

François Hollande en su primera declaración después de los resultados oficiales, dijo “El cambio está en marcha, nada lo detendrá”, pero ni el mismo Hollande puede estar tranquilo, ya que la gran sorpresa esperada para este 22 de abril, era una Francia claramente de izquierda con Jean-Luc Mélenchon representante del Frente de Izquierda, quien se esperaba en el papel del tercer hombre en la contienda. Mélenchon que pretendía movilizar a un electorado desorientado, sólo obtuvo 11.7 por ciento, por lo que ese electorado, en su mayoría jóvenes de 18 a 25 años, prefirieron el Frente Nacional (FN), con Marine Le Pen, la que obtuvo 17.90 por ciento de votos. Nunca antes el FN había sido tan fuerte en Francia, de esta manera el FN francés, se convierte en una de las extremas derechas más potentes de Europa, junto con el FPE de Austria.

El FN es una historia de familia, Jean-Marie Le Pen es el fundador del partido, él logró en 2002 el primer récord para su partido con 16.86 por ciento, en ese contexto pasó el partido a su hija Marine Le Pen de 43 años, quien en un año a la cabeza del Frente Nacional impuso su marca.

En su primera intervención después de los resultados declaró “La batalla en Francia acaba de comenzar” “ya nada será como antes”. Lo inquietante es que Francia sigue el destino de otros países europeos, que quieren dar a la extrema derecha una nueva imagen, la que termina por seducir los electores de los partidos conservadores, pero en el fondo la extrema derecha sigue siendo de un populismo peligroso.

El resultado del Frente Nacional es muy importante, tanto para Hollande como para Sarkozy, quienes deberán saber interpretar lo que significan los votos del FN.

Para Nicolas Sarkozy del UMP, este resultado vuelve muy delicada su reelección frente a su rival del PS François Hollande, ya que con una elevada participación del 80 por ciento o sea que 45 millones de electores mostraron su descontento votando desde la primera vuelta, ese 17.90 por ciento de votos del FN no forzosamente votará a la derecha en la segunda vuelta, ya que en sus filas se ocultan muchos electores de izquierda.

De aquí a la segunda vuelta, habrá un debate y Sarkozy en su primera declaración llamó a “que se organicen tres debates” para que “cada quien pueda hacer su elección con pleno conocimiento de causa”.

Ante este nuevo reparto político, los candidatos para ganar las voces de los extremos deberán formular respuestas al desasosiego y a la decepción que crece en el país, sin ceder sobre los valores de la República.

Deberán salir de las crisis: económica, social y moral, describiendo a los franceses lo que puede ser el futuro del país y también sacarlos de querer vivir en el mito de una Francia que sólo sobreviviría encerrándose y repitiendo su pasado.