Susana Hernández Espíndola

No obstante que los avances científicos y tecnológicos han permitido el desarrollo de la humanidad —en la medicina, ingeniería, astronomía, nanotecnología, etc— aún es imposible evitar los incalculables daños que dejan a su paso los terremotos y tsunamis.

Hoy recordemos uno de los terremotos más de devastadores en la historia de los Estados Unidos. Eran las 5:12 del 18 de abril de 1906, cuando un terremoto de 8.2 grados en la escala Richter despertó a la ciudad de San Francisco, California.

Cuarenta segundos de movimiento de las placas tectónicas de San Andrés fueron suficientes para dejar un saldo, aproximado, de 3 mil muertos, de 250 a 300 mil heridos y la destrucción de hogares de miles de personas.

El epicentro, de acuerdo a los informes del Servicio Geol.gico de los Estados Unidos, fue sobre la costa Daly City y al suoeste de San Francisco. Se dejó sentir sobre la costa del Pacífico desde Oregon hasta Los Angeles e internamente se percibió hasta Nevada

Pero, por si algo faltara, el sismo provocó un incendio incontrolable, que dejó a la ciudad prácticamente en ruinas.

 

Hoy, Japón

El terremoto del pasado 11 de marzo en Japón, con magnitud de 9.0 en la escala sismológica de magnitud de momento (Mw), provocó un tsunami o maremoto con diferentes grados de afectación no sólo en Japón, sino en Nueva Zelanda, Australia, Rusia, Guam, Filipinas, Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Nauru, Hawai, Islas Marianas del Norte, Estados Unidos, Taiwán, América Central, México, Colombia, Perú, Ecuador y Chile.

Como consecuencia del terremoto, el tsunami y las réplicas del sismo murieron decenas de miles de personas, y la cifra hasta este momento es imposible de cuantificar, ya que se siguen produciendo reportes de hallazgos de cuerpos entre los escombros.

Los daños a la central nuclear de Fukushima fueron tan severos, que inició un proceso de autodestrucción el cuál a la fecha continúa.

 

Fotos: Wikipedia y seismo.berkeley.edu/
Video: youtube