Entrevista a Eduardo Huchim/Especialista en materia electoral

 Nora Rodríguez Aceves

Para el voto duro, el debate presidencial  no tiene mayor impacto, el impacto está entre los indecisos o entre el grupo de ciudadanos que ya tiene una intención de voto preliminar, porque ellos eso dicen, que pueden cambiar su preferencia al momento de depositar la boleta en la urna; entre estos dos grupos es donde está el mayor impacto del debate presidencial.

Por eso, hubo un déficit en el debate de parte de los candidatos: Josefina Vázquez Mota, Enrique Peña Nieto, Andrés Manuel López Obrador y Gabriel Quadri, porque “no tiene caso que se dirijan o que piensen en su voto duro, ese voto duro ya lo tienen, es suyo y va a serlo por cualquier cosa que ocurra de aquí al 1 de julio.  Esa no puede ser la meta. En cuanto a conquista de voto, lo que tiene que ser la meta son los indecisos y los que teniendo una definición preliminar dicen, ellos mismos, que pueden definir, pueden cambiar el sentido de su voto, a ellos es  a quienes tenían que dirigirse todos los candidatos, y no lo hizo ninguno”.

“Esa franja del electorado es la que está en disputa, es la que va a definir la elección y fueron los ausentes en el debate, por eso ahí hay un déficit de los cuatro candidatos”, asegura Eduardo Huchim, especialista en materia electoral.

Luego de que el pasado 6 de mayo se llevó a cabo el primer debate presidencial entre la candidata Josefina Vázquez Mota del PAN, y los tres candidatos: Enrique Peña Nieto del PRI, Andrés Manuel López Obrador del Movimiento Progresista ¾PRD, PT y MC¾ y Gabriel Quadri del Partido Nueva Alianza, el también exconsejero electoral del Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF)  explica a Siempre! que “a pesar del formato rígido que tenía este primer debate, a pesar de las restricciones para la realización de un debate real, a pesar de que las preguntas fueron dadas a conocer con antelación, lo cual le quitó frescura a las respuestas, a pesar de esta indebida fijación de la cámara en solamente una cierta distancia de los candidatos de tal forma que solamente se les ve el rostro, parte del cuerpo, incluso las fotografías que mostraban fuera de ese cuadro no se veían, porque la cámara permanecía fija, a pesar de todos estos inconvenientes el debate finalmente fue debate, hubo propuestas, hubo exposición de ideas, hubo no sólo exposición sino contraposición de ideas, hubo ataques directos, frontales, personales, entre los distintos candidatos quizá con excepción de Gabriel Quadri, de tal suerte que podemos hablar de que hubo un debate”.

“Dicho esto también hay que decir que es necesario que se revise el formato de este tipo de encuentros entre candidatos, ya que el debate es un elemento, un factor muy importante en cualquier democracia y merece tener un mejor diseño, más flexible, quizá por pensar en algo distinto con la participación de dos, tres, periodistas que sean quienes pregunten a los candidatos y ellos mismos puedan repreguntar, si los candidatos no responden lo que se les pregunta, con una idea de innovación que podría introducirse. Por supuesto, entre nuestros políticos prevalece una tendencia a asegurarse, no meterse en demasiadas complicaciones y quizá una posibilidad como ésta no sea acordada, pero como quiera debiera considerarse, debiera pensarse ya en otras opciones que permitan un intercambio de  ideas y de ataques que puedan ser más interesantes todavía, como decía al principio, sin dejar de decir que el debate si bien no llenó las expectativas sí fue realmente un debate”.

Pero habría que darle, asegura, “más flexibilidad y dejar de darles demasiados “seguros” a los candidatos como es el  hecho de que no solamente se difunden los temas sino incluso las preguntas, lo cual me parece algo que pareciera que fueran a debatir niños de primaria en vez de ciudadanos políticos que aspiran nada menos que a dirigir el país”.

Aunque para Huchim hubo más confrontación, hubo más ataques que exposición de ideas o propuestas, “excepto en el caso de Quadri, que su papel era muy cómodo, puesto que él no tenía nada que perder y la verdad es que sí ganó, es uno de los que ganó, no ganó el debate, pero para mí hubo tres ganadores: Gabriel Quadri, Josefina Vázquez Mota y Andrés Manuel López Obrador y un perdedor, un derrotado que se llama: Enrique Peña Nieto, porque no pudo responder de manera convincente a la batería de ataques que le lanzaron sus dos adversario”.

Sin embargo, desde mi perspectiva hay que decir que “si bien Enrique Peña Nieto fue el candidato derrotado, en la discusión para referirnos al pugilismo, a las peleas, fue derrotado por puntos, no fue noqueado; es decir, pudo reaccionar y replicar y contrarreplicar en una forma en la que él también lanzó ataques contra sus adversarios, no se limitó a defenderse por eso digo que siendo para mí el candidato derrotado, lo fue por puntos y no por nocaut”.

En este sentido, “si medimos quién fue el ganador con base en los puntos que en las preferencias, en las intenciones de voto pierde o gana, lo que se puede ver hasta este momento ¾7 mayo¾ es que al candidato puntero, Enrique Peña Nieto, no le está costando demasiado el resultado del debate. Hasta ahora solamente hay una encuesta, que es la de Milenio, que dice que quedó igual, habrá que ver otras encuestas, pero parecería que el resultado del debate no lo afectó de forma importante. En cambio el que ha resultado ganancioso así sea con unos pocos puntos porcentuales es Gabriel Quadri, que su mejor ganancia fue el hecho de que se posicionó; antes del debate presidencial Gabriel Quadri era un perfecto desconocido, ahora ya no lo es”.

“En resumen, pareciera que el resultado del debate, independientemente, de a quién se considere ganador o perdedor pareciera que no tendrá un efecto amplio sobre las intenciones de voto para Peña Nieto y esto no es extraño, en México hemos tenido de todo, si recordamos por ejemplo la elección de Ernesto Zedillo, los puntos en aquellas incipientes encuestas de 1994, los puntos que ganó Diego Fernández de Cevallos después del debate fueron muy notables, es decir, ahí el debate influyó para las preferencias de voto, aunque no influyó finalmente para el resultado de la elección, por razones que  no vamos a examinar ahora, en cambio, yo tengo muy presente el caso de Eruviel Ávila en el Estado de México, donde evidentemente Alejandro Encinas ganó el debate de principio a fin y el segundo mejor en desarrollo fue el candidato del PAN, Luis Felipe  Bravo Mena, para mí fue el segundo lugar y Eruviel el tercero y, sin embargo, en la medición siguiente al debate lo que logró Alejando Encinas fueron si acaso uno o dos puntos  porcentuales que no significaron nada, entonces tenemos de las dos cosas en la historia mexicana de debates, de tal suerte que no puede asegurarse que el debate no vaya a influir, puede no influir en las intenciones de voto, pero también puede influir, por eso digo que en México tenemos de los dos”.

Eduardo Huchim coincide con los especialista en el mercado de opinión pública y encuestadores en que tendría que pasar en el país algo extraordinario o grave para que las preferencias electorales se modificaran: “En efecto, para que las intenciones de voto cambiaran, porque Peña Nieto tiene una ventaja en torno a los 20 puntos porcentuales en este momento; según la encuesta de seguimiento diario Milenio-GEA/ISA, Peña no se movió, tiene 46.9, y Josefina sí bajó algunas décimas, tiene 26.2 más o menos, se mueve en ese marco, es una ventaja muy amplia; pero quisiera recordar  también lo que siempre enfatizan los encuestadores, las encuestas son fotografías  instantáneas que reflejan la intención que reflejan con mucha fidelidad,  si están bien hechas porque ya sabemos que hay encuestas patito, reflejan con mucha fidelidad la intenciones de voto del momento y no pueden ser consideradas como un pronóstico de lo que ocurrirá uno o dos meses después, dicho de otro modo, el candidato priista Enrique Peña Nieto tiene sin duda la seguridad de ganar la elección sí la elección fuera hoy, pero  como no es hoy, no hay una seguridad absoluta, aunque puede conducirse con mucha tranquilidad por la ventaja que tiene tan amplia”.

Además, agrega el escritor y periodistas, “por supuesto también ciertos actos de campaña, no solamente los spots, no solamente los discursos, pienso por ejemplo en lo que acaba de anunciar López Obrador, que hará campaña con lo que él llama su gabinete, los políticos y personajes que en caso de ganar serían los secretarios de Estado, sería su equipo de gobierno. Esto es importante ya que el gobierno, como sabemos un buen gobierno, un gobierno eficaz, un gobierno que pueda definir políticas públicas realmente en beneficio para la sociedad, este gobierno no puede ser de un solo hombre sino que requiere un equipo que es el que instrumentará el programa de gobierno. si ese equipo falla, aun cuando el presidente sea un estadista notable, un político de primera, no podrá  ejercer un gobierno eficaz con resultados de beneficio para la población porque, insisto, un gobierno eficaz, un buen gobierno no puede ser de un solo hombre, entonces el hecho de que se panteen los que acompañarán al posible presidente en su tarea de gobernar, es importante, es un elemento que el votante debería tomar en cuenta; y más aún, algo semejante deberían hacer los otros candidatos como un elemento de información para la sociedad, para el electorado, a fin de que tomen con bases más informadas la decisión de voto, la decisión de por quién votarán el uno de julio”.

“Actos como éste podrían influir en que las intenciones de voto aumentaran para López Obrador en este caso, tampoco digo que vaya a ocurrir, digo que podría, porque es un elemento importante y novedoso dentro de la campaña”.

Sobre el formato del debate, éste fue pactado por los representantes de los distintos candidata y candidatos y de los partidos políticos, asegura el consejero presidente, Leonardo Valdés, luego de las múltiples críticas e inconformidades por parte de la elite política y de la opinión pública sobre la rigidez y acartonamiento del debate, a lo que responde Eduardo Huchim, “ciertamente los partidos son los que tomaron los acuerdos para que el debate fuera como fue, por supuesto la responsabilidad del Instituto Federal Electoral no puede, sin embargo, ser delegada a los partidos, el IFE por ley y porque así lo aconseja el sentido común  debe escuchar lo que tengan que plantear los distintos partidos políticos, pero el responsable en la organización es el IFE, quien tiene atribuciones para tomar decisiones, incluso, contra lo que opinen los partidos políticos, para eso es el árbitro”.

“Imagínese que en un juego de futbol el árbitro esté sujeto a los acuerdos entre los equipos que juegan, ¡no puede ser!, ¡no! El árbitro tiene que escucharlos, desde luego que sí, pero no necesariamente cumplir al pie de la letra lo que ellos quieren. Lo que los partidos políticos quieren, por ejemplo, es evidente y que es una torpeza, mantener la cámara fija en el candidato sin siquiera ampliar la toma para que se pueda ver lo que se está mostrando, eso, obvio que es un error y es obvio que es un error compartido por los partidos políticos y por el Instituto Federal Electoral, no puede el IFE delegar sus atribuciones en lo que decidan los partidos, porque ahí pareciera que lo que quiere es blindarse  para que a la hora de que algo salga mal pueda decir: es que así lo acordaron los partidos, como literalmente lo dijo el consejero presidente, Leonardo Valdés Zurita.”