Evitar juicios sumarios

Mireille Roccatti

Hoy que se publica mi primera colaboración en la mítica revista Siempre! es un día importante en mi vida. Quienes nos formamos leyendo la revista que cada semana nos ofrecía una lección de ciencia política y de real politick, entendemos y justipreciamos la alta responsabilidad y el compromiso que significa escribir en la legendaria revista de don José Pagés Llergo.

La revista Siempre!, durante la segunda mitad del siglo XX, fue el referente obligado para entender el pulso del país y trinchera de la libertad de expresión y de prensa.

En sus páginas sepias, en un solo número encontrábamos la visión de grandes pensadores de todo el espectro político; de derecha, Nemesio García Naranjo o periodistas como Roberto Blanco Moheno;  de izquierda, Víctor Rico Galán, Mario Monteforte Toledo y Fausto Castillo, entre otros. Engalanaba sus páginas la prosa cuidada y cristalina de José Alvarado, Alejandro Gómez Arias o Antonio Rodríguez. Y también nos deleitaba la lectura de los textos de periodistas como Alberto Domingo, Luis Suárez o Vargas Mac Donald. En fin en sus páginas leíamos y aprendíamos a escribir. Siempre! era la Revista.

La revista Siempre!, cercana al Príncipe, pero su conciencia crítica, se convirtió en una fortaleza de defensa de la libertad y refugio de quienes eran perseguidos desde el poder por expresar sus ideas.

A las nuevas generaciones le quedan lejanos o desconocen episodios como el cobijo que, ante la persecución de López Mateos, Pagés Llergo brindó a Fernando Benítez y toda la redacción de La Cultura en México y crearon en Siempre!, México en la Cultura, con escritores como Carlos Fuentes, Carlos Monsivais, José Emilio Pacheco et al. O cuando huyendo de la represión de Luis Echeverría, generosamente Siempre! otorgó refugio a Julio Scherer y a toda la diáspora de periodistas de Excélsior, generando como respuesta la revista Proceso y el Unomasuno.

Ahora bajo la brillante conducción de Beatriz Pagés Rebollar  —digna  de su estirpe— los editoriales que salen de su pluma, como antaño de la de su padre, siguen siendo un faro de orientación para quienes buscan conocer y entender el diario acontecer de la cosa pública. El Siempre! de hoy ha buscado adaptarse al vertiginoso cambio tecnológico y responde a otros parámetros. México ya cambió y la revista también lo ha hecho.

Así, instalada en la atalaya de la libertad, expreso mi simpatía por los recientes episodios en que la juventud de este país, utilizando como vehículo de comunicación las redes sociales, se han expresado libremente. Sean bienvenidos los jóvenes a la coyuntura electoral  y a la participación en la cosa pública.

Resulta vital y estimulante que los jóvenes se expresen con total libertad. El fenómeno debe observarse con cuidado y evitar juicios sumarios. Los padres estamos obligados a acompañarlos y apoyarlos. Hoy vivimos una primavera en el Anáhuac florido y espinudo que cantara Neruda, y deseo fervientemente que no acabe en la nostalgia del verano de nuestro descontento.

mroccatti@yahoo.com.mx