El primer ministro italiano,  Silvio Berlusconi,  acusado, junto a otros nueve socios y empleados, de fraude fiscal en la compraventa de derechos  televisivos de películas y series, así como presunto responsable de prostitución de menores y abuso de poder en cuanto al caso Ruby, se absolvió a sí mismo de todos los cargos y comentó: “todas las acusaciones son risibles, demenciales, infundadas”.

Esta declaración fue hecha en la segunda visita al Tribunal de Milán, por el caso Mediaset. Según  los fiscales de este caso, Berlusconi y su grupo empresarial hicieron operaciones por valor de 470 millones de euros, inflando artificialmente el precio real de los derechos, a través de empresas registradas en paraísos fiscales pertenecientes al jefe del Ejecutivo, con el fin de evadir impuestos en Italia.

Tras saludar a los jueces, Berlusconi se acercó hacia los dos fiscales, Fabio de Pasquale y Sergio Spadaro, les estrechó las manos, y, mirando a  De Pasquale, espetó: “Usted es el malo”.  Después, se dio una seca respuesta del fiscal: “Conténgase”. A lo que Berlusconi  contestó: “Conténgase usted con las acusaciones”. Y De Pasquale le dijo: “ Las acusaciones son mi trabajo, los chistes no”.