Mireille Roccatti
El proceso electoral concluyó con un triunfo rotundo del candidato del PRI; en la semana trascurrida se han vertido ríos de tinta e impreso toneladas de papel sobre los resultados de los comicios, los significados ocultos de los mensajes enviados por los electores al entregar el control del legislativo al ganador y, desde luego, al “retorno de los brujos” priistas y a la debacle casi total del presidente y su partido. Conviene recordar el gastado lugar común, en política ni los triunfos ni las derrotas son para siempre.
A partir de la elección habrán de trascurrir cinco meses en los que dos hombres en los hechos comparten el poder, el presidente electo y el saliente. El presidente electo “entrará a ejercer su encargo el primero de diciembre”. En nuestro sistema político brillarán dos soles, uno en ascenso y otro que camino al crespúsculo, día con día, va siendo abandonado por sus allegados que antes peleaban por una mirada, una sonrisa, una palmada. En el estilo personal de Felipe Calderón, lo previsible es que buscará no ser desplazado del centro mediático, y que reiniciará su loca carrera de inauguraciones de banquetas, semáforos y una que otra escuela, carretera u hospital, los más de ellos inconclusos.
La realidad cruel y pragmática centrará el interés en el presidente electo, que en los próximos días recibirá su constancia de mayoría, una vez declarada por el Tribunal Federal Electoral como legítima la elección. Se producirá así un interregno en el cual un sol se oculta y otro asciende, sin que ninguno de los dos prevalezca o ejerza el poder a plenitud. En el viejo sistema, el presidente en funciones con discreción paulatinamente cedía el escenario al recién elegido y el entrante comedidamente buscaba no brillar demasiado y esperaba pacientemente para romper con el pasado.
Actualmente debido a la normatividad introducida por el recién fallecido presidente De la Madrid, la alternancia se produce con cierta tersura, al crearse una comisión de trasmisión del poder integrada con miembros del equipo saliente y los designados por el presidente electo, a quienes se les informa de los asuntos más importantes de la administración, de los asuntos en trámite y pendientes y, desde luego, de los vitales y estratégicos.
Adicionalmente, el presidente electo comienza a ocuparse de la integración de las cámaras de diputados y senadores y a construir una agenda legislativa para impulsar sus proyectos de gobierno a partir de la instalación el primero de septiembre del primer periodo ordinario de la legislatura entrante. En este rubro, seguramente también Calderón buscará incidir para que se aprueben algunas iniciativas, como la de la Ley de Seguridad Nacional, la del Código Federal de Procedimientos Penales y las reformas laboral y energética. Al respecto la sociedad deberá estar vigilante y exigente para detener la intentona de seguir legislando el perfeccionamiento del derecho penal del enemigo en perjuicio de los derechos humanos.
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