Entrevista a César Astudillo/Investigador del IIJ de la UNAM

Nora Rodríguez Aceves

En toda elección existen ganadores y perdedores, y no sólo pierden los candidatos, pierden también quienes votaron por una opción que al final no fue la triunfadora, y en democracia, así como los candidatos perdedores deben saber asumir su derrota con responsabilidad como una exigencia del juego democrático, eso también es aplicable a todos los seguidores, los simpatizantes de uno u otro candidato.

 “Ellos también deben aceptar la derrota cuando se pierde y es ahí donde me preocupa, porque lejos de que exista una aceptación de la derrota en el caso de los seguidores de Andrés Manuel López Obrador, existe una serie de movilizaciones, hasta este momento amparadas por la Constitución Política. Todos los mexicanos tenemos derecho a manifestarnos con fines  políticos, eso está garantizado constitucionalmente…  ahí hay ningún problema,  cualquiera tiene derecho a ejercer  sus derechos fundamentales, y si los ejercen, qué bueno, pero lo que es preocupante es el eventual desarrollo que pueda tener este tipo de manifestaciones”, afirma César Astudillo Reyes, profesor e investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Preocupado por el matiz que está tomando este movimiento de resistencia civil integrado por grupos antipeñistas que pretenden plantones, protestas y toma de medios de comunicación, entre otras acciones para evitar la “imposición” del candidato del PRI como presidente de la república, agrega “mientras los ciudadanos hagan uso de un derecho fundamental a manifestarse con fines políticos, de forma, incluso, ordenada, no hay ningún problema; pero si esto deriva en una serie de radicalizaciones que escapen de lo institucional, evidentemente ya no se estaría de acuerdo y en consecuencia tendríamos que decir que éstas son actitudes negativas en mucho influenciadas porque el propio líder no establece un discurso adecuado para llamar a sus simpatizantes a mantener el orden”.

“En este sentido, que López Obrador diga:  “yo no estoy azuzando este movimiento”, realmente no es creíble porque aunque no haya un mensaje directo dirigido a ellos, el simple hecho de que no los contenga  y no señale que todos deben de comportarse conforme al orden institucional ya implica también que se está de acuerdo con este tipo de manifestaciones”.

No hemos aprendido

“Lamentablemente —apunta Astudillo Reyes—, en México es la parte que más nos está costando de la consolidación democrática: que todavía ni actores políticos ni partidos ni distintos sectores importantes de la sociedad han aprendido a aceptar la derrota cuando pierden, y eso es un gran problema, por ejemplo, vemos que en Francia se pierde también por un margen muy reducido y el candidato llama a sus simpatizantes de inmediato a cerrar filas en torno al nuevo gobernante del país; eso aquí no lo vemos”.

Aunque espera que estos movimientos sociales tengan “la capacidad de seguir vigentes, pues en la medida en que sigan vigentes y logren realizar una cierta presión sobre la clase política sobre la forma como se hace política actualmente —siempre dentro del cauce de la ley—, se pueden lograr también reformas importantes; pero mientras esto no suceda, la preocupación seguirá latente”.

En espera de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación califique la validez de la elección presidencial del pasado 1 julio, la asamblea de la Convención Nacional contra la Imposición de Enrique Peña Nieto en la Presidencia, en la que participan el Sindicato Mexicano de Electricistas; el colectivo Yo Soy 132; el Frente para la Defensa de la Tierra y otras organizaciones sociales, acordaron el pasado fin de semana —los días 14 y 15—  llevar a cabo una serie de acciones para impedir “la imposición” del priistas.

De acuerdo a lo publicado en la prensa nacional,  entre sus principales acciones están: el 22 de julio, marcha nacional; 27 de julio, bloqueo a instalaciones de Televisa y sus repetidoras en todo el país; 11 de agosto, marcha del Zócalo a Los Pinos; el 1 de septiembre, ocupación de las plazas públicas en todo México y marcha del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación a la Cámara de Diputados; 6 de septiembre, toma de medios de comunicación en el Distrito Federal, así como de casetas de peaje en carreteras de todo el país; 15 y 16 de septiembre, plantones en plazas públicas para dar el grito “Viva México, sin Peña”;  22 de septiembre Segunda Convención Nacional contra la “imposición”, y 4 de agosto,  encuentro en Jalisco.

En este sentido, expone César Astudillo, de llevarse a cabo las acciones en las cuales se estaría trasgrediendo la ley “hay una serie de manifestaciones que ya no se pueden determinar como amparadas por el orden constitucional; me refiero a que está bien manifestarse en una plaza pública a favor o en contra de ciertas posturas partidistas, convicciones ideológicas, pero en el momento de hacer plantones que no permiten la circulación de personas o de vehículos, en el momento en que se tomen casetas en las carreteras federales, ya se está cayendo en una serie de ilícitos que sí están sancionados, algunos de ellos son incluso delitos, y en ese momento las manifestaciones ya no estarían amparadas por el orden constitucional ni por  nuestro esquema democrático”.

Las protestas son normales

Por lo tanto, “habría que determinar caso por caso para ver qué es lo que se hace, ver si se cometen algunos excesos y, en ese momento, ese tipo de manifestaciones ya no son acordes con el contexto democrático, pero mientras sean pacíficas, mientras sean en plazas públicas, mientras no vulneren derechos de terceros, ataquen el orden público, ésas son manifestaciones que están acordes con el texto constitucional. Las protestas como las que se hicieron en las inmediaciones del Instituto Federal Electoral, si ahora se realizan en el Tribunal Electoral en el sentido de que existan plantones o protestas, ahí todavía se está dentro del tipo de manifestaciones que permite la Constitución, aunque lógicamente están ejerciendo precisión sobre los magistrados, pero mientras sea esto pacífico no hay ningún problema; pero cuando se llega a situaciones como la que sucedió en el IFE en donde golpearon la camioneta del presidente consejero —Leonardo Valdés—, insultaron… ahí empezamos ya a prender focos rojos, ahí ya se está en una línea muy delgada  entre lo que está permitido y lo que no está permitido. ¿Por qué?, porque además este tipo de presiones, difícilmente tendrán un impacto en los magistrados de la Sala Superior del Tribunal, ahí no hay ninguna preocupación de que este tipo de manifestaciones pudieran cambiar el sentido que cada uno de los magistrados o la convicción que tienen respecto a la validez de la elección; cada quien tiene suficientes garantías que le brinda justamente el orden constitucional para que puedan emitir su dictamen sobre la validez de la elección y resolver las impugnaciones sin estar coaccionados, digámoslo así, por este tipo de presiones”.

En cuanto a impedir la toma de protesta del virtual presidente de la república, Enrique Peña Nieto, “nos llevará lógicamente a un escenario que ya vivimos en 2006; no hay ninguna norma, ahí está el problema. Son cuestiones de organización interna del Congreso que los diputados  y senadores no se pueden manifestar en la tribuna, de hecho eso es lo que venimos viendo durante esta legislatura, que constantemente se realizaron tomas de tribuna. Digo que no hay ninguna norma, ¡miento!, sí la hay, las normas del reglamento impiden este tipo de toma de la tribuna, pero realmente es más la fuerza política con las que se realizan que la norma reglamentaria no tiene ningún peso”.

Siendo así, “lo que se verá es nuevamente un escenario difícil en términos políticos porque seguramente la fracción del PRD intentará que por ningún motivo se tome protesta y entonces aquí se invertirán los papeles del 2006 en donde será el PAN el que ahora garantizase la toma de protesta de Enrique Peña Nieto en caso de que el Tribunal Electoral determine que la elección fue válida”.

En este punto, el doctor en Derecho Constitucional por la Universidad Complutense de Madrid subraya que “también habría que ver una cuestión significativa, la Reforma Política que incluye este tema dentro de uno de sus apartados, es decir, determina que si el presidente no puede tomar protesta en el pleno de la Cámara, lo puede hacer —si no mal recuerdo— ante los órganos internos del propio Congreso, la Junta de Coordinación Política, la Mesa Directiva, y si tampoco puede dentro del Congreso, puede tomar protesta ante el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Esta reforma todavía no está aprobada, está en el ámbito de la legislaturas,  pero es probable que de aquí al 1 de septiembre se den los votos necesarios para que se apruebe, y si se aprueba estaremos  ante un escenario distinto en donde Peña Nieto ya no tendría necesariamente que llegar a tomar protesta del cargo ante el Pleno sino ante los órganos internos o eventualmente el presidente de la Suprema Corte: entonces habría que esperar aunque yo creo que los priistas tratarán de hacer que esa reforma se concrete lo más pronto posible  como una medida de salvaguarda”.

Cambios en la reforma política

Esto decía nuestro entrevistado, César Astudillo a Siempre! unas horas antes —martes 16 de julio— de que, efectivamente, la Comisión Permanente del Senado de la República formulara la declaratoria de validez a los cambios constitucionales en materia de Reforma Política.

“Ello, luego de que la asamblea de ese órgano del Congreso dio fe de la recepción de los de 17 congresos estatales donde comunican la aprobación de la reforma, cantidad suficiente para emitir la resolución respectiva”.

Y como lo dijera Astudillo Reyes, “uno de los principales cambios prevé la posibilidad de que el presidente de la república pueda rendir protesta ante el Congreso de la Unión o ante la Comisión Permanente; de ser imposible, lo hará de inmediato ante las Mesas Directivas de las cámaras o ante el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación” (boletín de prensa: Avala mayoría del Congreso Reforma Política).

Para el investigador universitario, “nos hace falta mucho aprendizaje en términos de cultura democrática a los mexicanos y en términos de responsabilidad política a los actores políticos, porque de esta cultura y de esta responsabilidad se deriva la aceptación de la derrota y también la aceptación de la victoria cuando ocurre, y esto debe llevar a que no sean  procesos exclusivos de las fuerzas políticas y de los candidatos sino de los actores sociales.

“Si se hace una ecuación básica nos daremos cuenta de que son más los mexicanos que no votaron por Enrique Peña Nieto que los que sí lo hicieron. Tuvimos un margen de 50 millones de votantes en donde alrededor de 19 millones votaron por Peña, eso significa que realmente humo 30 millones que no votaron por él. ¿Te imaginas si esos 30 millones salen a las calles a manifestarse?, esto sí se convierte en un conflicto social”.

Por eso, “también los grupos sociales, los grupos articulados de la sociedad deben aprender a aceptar la derrota porque de acuerdo al sistema electoral mexicano gana el que tuvo más votos y de acuerdo a los resultados finales de la elección presidencial del IFE en estas elecciones tuvo más votos Enrique Peña y en consecuencia es un proceso de actualización importante que mientras no se entienda no vamos a salir del paso; por ejemplo, si en 2018 por primera vez ganara la izquierda  y que los priistas y los panistas salieran a manifestarse porque no reconocen el triunfo, eso no puede ser, no puede ser que cada que haya una elección presidencial quién pierda no lo acepte”.

“Debemos aprender a que con independencia de la fuerza política, que sea del candidato que sea, nos guste o no, si las cifras no favorecen a los candidatos por los que votamos, debemos aprender a aceptar que hubo una mayoría que votó en un sentido distinto al nuestro y que fue la que en esta ocasión se llevó la elección, finalmente en democracia también estamos aprendiendo, ésa es una de las enseñanzas de este proceso democrático, que no hay vencedores absolutos ni perdedores para siempre. ya tenemos una serie de experiencias en donde se está viendo que hay alternancia política y ésa es una buena noticia para nuestro país, pero debemos asumir esto con responsabilidad”.