No todo era tan malo
El hoy y el ayer son las piedras con que construimos.
Henry Longfellow
José Fonseca
Desde hace varios años, particularmente durante los años en que el PAN ha gobernado la república, desde la academia, la opinión ilustrada y opiniones multiplicadas con machacante cotidianeidad utilizan el calificativo de “virreyes” como referencia peyorativa a los gobernadores de los estados de la federación.
Son opiniones que contradicen sus presuntas definiciones de la modernidad republicana, pues ésta requiere del respeto a la Constitución. Y es la Constitución la que define los estados como libres y soberanos.
Opiniones que, paradójicamente, en realidad lo que proponen es un presidente fuerte.
Un presidente que corresponda a aquella definiciñon que hiciera el primer gobernador panista, Ernesto Ruffo Appel.
En 1989, a bordo del avión presidencial en que viajaba con el presidente Carlos Salinas de Gortari, quien atestiguaría en Mexicali la primera alternancia en un gobierno estatal, el señor Ruffo Appel discutía con el priista gobernador de Baja California Sur, Víctor Manuel Liceaga Rubial, sobre cuál sería, en su calidad de gobernador, su relación con el presidente de la república.
Ruffo Appel le dijo: “Reconozco que el jefe político de los gobernadores es el presidente de la república”.
Ahora en los tiempos de la alternancia ningún gobernador hace tal declaración. Aquellos eran otros tiempos, dicen algunos.
Quizá, pero si aquéllos eran otros tiempos, ¿cuál es la razón para que tantos analistas y articulistas se empeñen en descalificar a los gobernadores de los estados como “virreyes” y exigir mayor control por parte del gobierno federal?
Entonces en aquellos “viejos tiempos” no todo estaba tan mal, algo vale la pena recuperar.
Y quizá vale la pena recuperar la coordinación plena para gobernar entre los gobiernos de los estados y el gobierno federal, en todo, no sólo en aspectos de seguridad.
Sin desconocer las constitucionales soberanías estatales, quizás en el sexenio en que Enrique Peña Nieto será el presidente de la república podrían recuperarse algo de aquellas viejas prácticas.
Aun así, parece difícil que algún gobernador, aun gobernadores priistas, vayan a repetir aquella respuesta del panista Ernesto Ruffo: “El jefe político de los gobernadores es el presidente de la república”. Veremos.
jfonseca@cafepolitico.com

