Juan Barrera Barrera
La formación de diversos organismos de cooperación y de integración económica ha sido uno de los factores más importantes de la economía global en las últimas décadas, en los que destaca el área Asia-Pacífico que ha experimentado un significativo progreso. Estos procesos han logrado un gran dinamismo, en donde la China Continental (la segunda economía del mundo) ha sido motor del crecimiento global, por lo que se ha convertido en una zona geoestratégica de gran interés para Estados Unidos.
“La crisis económica y financiera por la que atraviesa la Zona Euro y la débil recuperación estadounidense, han afectado inevitablemente el crecimiento económico mundial, en especial el sector exportador de los países de la región Asia-Pacífico”, estableció el líder empresarial, Chung Yu Wang.
Consultado en su reciente visita a México, el presidente de la poderosa Chinese International Economic Cooperation Association (CIECA) hizo un análisis de la actual situación del comportamiento de los mercados en la esfera de la geopolítica. Estados Unidos es una potencia que ha visto prolongada su crisis, su producción industrial y la recuperación del empleo han sido muy moderadas, mientras que en la Zona Euro, a pesar de la puesta en marcha de medidas para fortalecer la integración fiscal y financiera no logra sacudirse la incertidumbre, consideró Wang.
El empresario taiwanés enfatizó sobre el reacomodo geoestratégico en la zona asiática derivado de la crisis mundial y por el interés de Washington por tener una presencia hegemónica en la región, especialmente ahora que las principales economías (China, Japón y Corea del Sur) se han alineado en torno a Beijing, mientras que Taiwán está en espera de ingresar al acuerdo comercial del Noreste Asiático.
En mayo, los líderes políticos de China, Japón y Corea del Sur (las tres naciones representan el 90% de la economía asiática) firmaron el Acuerdo Trilateral para la Promoción, Facilitación y Protección de Inversiones que representa un trascendental paso hacia un pacto de libre comercio de tres bandas para hacer frente a la turbulencia económica mundial e impulsar el crecimiento económico de Asia.
Pero sería un error estratégico no incluir a Taiwán en ese acuerdo tripartito en momentos en que EU ha reorientado sus prioridades estratégicas hacia la región. La muestra más palpable es el acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP, siglas en inglés) que la potencia occidental está negociando con nueve países bajo su agenda: Australia, Brunei, Chile, Malasia, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, Vietnam y recientemente México. Japón y Canadá también han expresado su interés en participar, lo mismo que Taiwán.
El presidente de Taiwán Ma Ying-jeou, ha expresado las razones económicas e históricas para que su país no quede fuera del acuerdo regional del Noreste Asiático por el papel positivo y constructivo que la isla podría jugar para la estabilidad y la paz en la región.
La supremacía por Asia Oriental entre China y Estados Unidos es una realidad. La expansión económica y armamentista del gigante asiático genera preocupación constante en los medios políticos de Washington y corrobora lo que observaba el ex ministro de Economía de Japón, Eisuke Sakakibara, que el centro de gravedad de la economía ha pasado de Occidente a Oriente, a lo que agregaríamos que también la gravedad política y militar (el presupuesto militar chino en 2011 fue de 91.500 millones de dólares, mientras que el de EU ascendió a los 140 mil millones de dólares).
La integración económica de Asia Oriental ha tenido grandes avances en las últimas décadas, a pesar de las enormes diferencias políticas, sin embargo, las añejas disputas por los archipiélagos en el Mar de la China Meridional entre China, Japón, Taiwán y otros países vecinos, podrían poner en riesgo la marcha integracionista que sólo beneficiaría a los intereses particulares de la agenda estadounidense.