“¡Serénense! ¡Que no es para tanto!” Eso les diría el demócrata Andrés Manuel López Obrador a las víctimas de los abusos cometidos por un gobierno presidido por él. Sería la respuesta a quienes demandaran respeto a sus derechos humanos, justicia, empleo, vacunas para sus hijos o alimentos para el hambriento.

No hay palabras para calificar el Twitter que mandó el excandidato de las izquierdas a los dueños de Soriana, en respuesta al desplegado donde los empresarios lo señalan a él, a Ricardo Monreal y a Jesús Zambrano como responsables de los daños que los simpatizantes del Movimiento Progresista han causado en diferentes almacenes del país, propiedad del consorcio.

El mensaje enviado por la red social: “Los dueños del PRI pensaron que podían comprar la Presidencia y ahora su dinero  ilícito  los está desnudando. No me culpen a mí. Serénense”, contiene una amenaza embozada similar a la que utilizan  los secuestradores.

Tal vez por prudencia o por considerar que se trataba de hechos aislados y coyunturales, la reacción de Soriana ha sido lenta. Esta misma sobra de confianza la tuvieron los judíos cuando los nazis comenzaron a perseguirlos. Primero, los corrieron de las oficinas públicas; después la policía cerró sus negocios; más tarde los secuestraron y desaparecieron; al mes siguiente los encarcelaron y así sucesivamente hasta que miles ellos se vieron las caras en los campos de concentración.

La violencia en contra de Soriana ha ido escalando. El bloqueo de los accesos, la irrupción de los lopezobradoristas en los pasillos de los supermercados, el insulto a empleados y clientes derivó hace unos días en la explosión de una bomba molotov lanzada contra la sucursal que se localiza en el municipio de Guadalupe,  Nuevo León. Después de esto: ¿qué sigue?

Los delitos cometidos por los simpatizantes perredistas —motín, extorsión, robo, daños a propiedad ajena, violación de las garantías individuales— han quedado en la “impunidad amarilla”. ¿Dónde están las autoridades? ¿Qué debe ocurrir para que intervengan?

El grupo Soriana ha confirmado que existe una serie de videos tomados por las cámaras internas de televisión donde pueden ser identificados los agresores; sin embargo, no hay un solo detenido. Aunque ese tipo de manifestaciones, violatorias de múltiples derechos, han sido reproducidas en varias sucursales del país, no existe una sola acción policiaca o del ministerio público.

La Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD) que agrupa a más de 30 mil tiendas de autoservicio se solidarizó con Soriana, y debe haber algo más que puedan hacer ANTAD y otras organizaciones, porque en este caso se aplica el poema de Martin Niemöller: “Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, / guardé silencio, / porque yo no era comunista… / Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, / no protesté, / porque yo no era sindicalista…”

Hoy es Soriana, mañana pueden irse —como ya han amenazado— contra  medios de comunicación, la oficina o casa de cualquier mexicano que, por alguna razón, no les guste.

En todo esto hay un cálculo perverso. El gobierno federal, panista, y el gobierno de la capital del país, perredista, están dejando que crezca la violencia para que sea el próximo gobierno —y no ellos— quien se vea obligado a utilizar la fuerza pública. Así el PRI, con Peña Nieto en la Presidencia, confirmaría su fama de gobernar autoritariamente.

@lopezobrador_serénense… es la dirección de un provocador.