Logroño, 7 ago (EFE).- El fiscal pide una pena de diez años de prisión para un joven de 28 años al que considera presunto autor de los delitos de intento de asesinato y detención ilegal en la persona de su madrastra, de 40 años, a la que golpeó con un ladrillo y dejó encerrada en una vivienda mientras estaba herida.
El escrito del fiscal, al que ha accedido Efe, detalla que el suceso ocurrió a las 17:30 horas del 22 de noviembre de 2011 en el municipio riojano de Robles del Castillo, a donde se trasladaron ese día desde Logroño la víctima, viuda del padre del acusado, y este.
El procesado, cuando la víctima estaba sentada en el salón, cogió un ladrillo refractorio que encontró junto a la chimenea de la cocina y, con el propósito de terminar con la vida de su madrastra, detalla el fiscal, se dirigió hacia ella y la golpeó en la cabeza.
También señala que el acusado le dijo a la víctima “lo siento, lo siento, pero tengo que matarte” y “no te resistas, así será más rápido para los dos”.
Las heridas en la cabeza afectaron a cavidades que albergan órganos vitales y pudieron provocar fracturas craneales o una lesión encefálica, con peligro para la vida de la víctima, indica el fiscal en su escrito.
Su relato añade que el procesado, de forma repentina, dejó de golpear a la víctima, quien le pidió que solicitara ayuda, ante lo que el acusado dijo que llamaría a una ambulancia, pero no lo hizo.
El acusado se marchó de la vivienda, cerró con llave e impidió que la víctima saliera de casa, a la que volvió después de cuatro horas y le dio unos trapos para taponarse las heridas.
El Ministerio Público ha señalado que el procesado, a preguntas de la víctima, le dijo que la había agredido porque “he oído algo que dice que tengo que matarte. Puedes elegir cómo morir: tomando pastillas o a golpes. Yo prefiero no hacerte daño”.
Después, el acusado le dio a la víctima entre 20 y 30 pastillas de dos medicamentos que esta tomaba por prescripción facultativa y un refresco y le ordenó que las ingiriese, aunque ella simuló tragarse los comprimidos.
“No he llamado a ninguna ambulancia. Quiero que los dos vayamos con papá, es lo mejor: primero irás tú y luego yo. Abriré un agujero en la finca para enterrarte, te cubriré con cal viva, luego me mataré yo”, dijo el acusado a su madrastra al creer que esta iba a morir tras tomarse las pastillas.
El joven, al ver que las pastillas no surtían efecto, ordenó a la mujer que se acostase en la cama y que tomara más medicamentos, ante lo que esta le pidió café, a lo que accedió.
La madrastra, disimuladamente, echó varias pastillas al café que se tomó el procesado, que se quedó adormilado, momento en el que solicitó ayuda a través del teléfono móvil que portaba su hijastro.
Hacia las 2:00 horas del 23 de noviembre de 2011, agentes de la Guardia Civil acudieron hasta la vivienda, que estaba trancada por tres cerraduras y dos candados; detuvieron al acusado y se trasladó a la víctima al Hospital San Pedro de Logroño, municipio en el que ambos residían.
El escrito del fiscal indica que el procesado, en el momento de los hechos, presentaba un trastorno adaptativo con predominio de alteraciones de otras emociones, identificándose dos situaciones de “estresoras” próximas en el tiempo.
Entre ellas ha citado la situación de paro laboral del procesado, que había sido despedido cuatro meses antes; y las tensiones en la relación con la víctima, quien había expresado su disgusto por la relación afectiva del acusado con una joven y al que había pedido que se marchara de casa.
También ha precisado que el acusado se veía como una persona limitada por su dependencia respecto a su madrastra y había desarrollado cuadros de ansiedad, en los que se producían reacciones anómalas o disociales, susceptibles de estallar en forma de los llamados “actos en cortocircuito”.