Martha Bañuelos

París.-Una enfermedad, llamada “crisis” confunde los valores occidentales y hace que Europa afronte la escalada del nacionalismo. Precisamente en Alemania, la canciller Angela Merkel se inquieta por el eco sobre las acciones de los neonazis, ya que cada año, unos 500 individuos organizan una marcha en Bad Nenndorf. Este año, unos 400 anti neonazis, bajo pancartas que decían: “Ningún espacio en las calles de Bad Nenndorf para los neonazis”, enfrentaron a la policía y lograron frenar la marcha durante 24 horas. Merkel confía en que esos actos no afecten el “Plan Nacional de Integración”, que lanzó en 2007, con el que espera cubrir la necesidad de 200 mil nuevos inmigrantes por año, en especial técnicos, ingenieros y médicos; por hoy españoles y griegos, se suman a los rusos, turcos, polacos, y rumanos, más los nuevos de África y Asia. El Plan de Integración también es parte de la solución al problema de natalidad del país, ya que para el 2050, en Alemania faltarán 6 millones de trabajadores.

Pero los inmigrantes, pobres y sin diploma, viven el estigma de la diferencia, la falta de dominio del idioma, sus modos y tradiciones o el color de piel, hacen difícil la integración. Irónicamente en Europa, se acepta mejor la diferencia durante el verano, cuando la piel tostada es sinónimo de vacaciones y se termina en invierno cuando los inmigrantes bronceados enfrentan la rudeza del clima y la palidez de piel y de carácter europeos. Así de Alemania a Francia, pasando por Grecia, los casos de violencia hacia los inmigrantes, no están sólo en manos de los grupos neonazis; en Grecia, un video clandestino mostró policías y vecinos, golpeando brutalmente a un asiático que quemaba botes de basura. La permeabilidad de la frontera turca, la “crisis”, más la entrada de la extrema derecha al Parlamento, fueron los elementos para arrestar y trasladar a zonas de detención a decenas de inmigrantes que vivían en el centro de Atenas.

En Francia, recientemente en la población de Aigues Mortes, en el sur de Francia, un hombre y una mujer con fusil de caza y bajo el grito “no están en su casa” agredieron a un grupo de jóvenes que platicaban en una calle.

Así cuando los problemas económicos empiezan a manifestarse en las naciones y se cierran fábricas y aumenta el desempleo, los nervios de los individuos normales explotan haciéndolos perder el control de sus acciones.

Orden! 

Es la palabra que los gobernantes usan frente a la impotencia, así, François Hollande y su Secretario del Interior, Manuel Valls, sorprendieron a los franceses, con la aplicación de severas medidas: la destrucción de improvisados campamentos, unos instalados en los bordes de las vías rápidas o en baldíos, en donde viven gitanos y otros inmigrantes, quienes sin trabajo, terminan atracando a turistas y paseantes. El gobierno socialista hizo lo que el gobierno de Sarkozy no se atrevió, desplazar a hombres, mujeres y niños.

Frente a tantas contradicciones si los inmigrantes corren todos esos riesgos es porque saben que dejan una vida miserable y sin futuro, mientras que la Unión Europea, a pesar de todo, les promete una vida mejor.