No demostró López Obrador el fraude electoral
Felix Fuentes
Cuando esta edición aparezca ya habrá sentenciado el Tribunal Electoral el juicio interpuesto por el Movimiento Progresista para invalidar el proceso electoral presidencial. El fallo debió ser de rechazo por falta de elementos probatorios.
Ciertamente, Andrés Manuel López Obrador no demostró que el PRI y el candidato Enrique Peña Nieto hubiesen comprado 5 millones de votos para los comicios del 1 de julio pasado. Varias veces afirmó: “Tengo las pruebas suficientes del fraude y lo voy a demostrar”.
Mintió cuantas veces fue a los micrófonos. Tan no tenía nada que, en su desesperación, clamó porque el presidente Felipe Calderón presentara esas pruebas al Tribunal Electoral, porque de negarse sería “traidor a la patria”. ¿López Obrador es la patria?
López Obrador estudió ciencias políticas en la UNAM y ha de saber que quien denuncia ilícitos está obligado a probarlos y no deben hacerlo segundas o terceras personas. Ricardo Monreal presume doctorado en derecho constitucional y lo contagia el tabasqueño en el arte de tergiversar los hechos y mentir.
El escándalo que ambos armaron con las 2 mil 500 tarjetas de Soriana, empresa a la cual denostaron e incluso saquearon sus seguidores, no demostró la compra de los millones de sufragios. Si acaso incurrió el PRI en ilícitos con tarjetas de Monex, sin que ello haya incidido en la elección.
A punto del colapso mental, López Obrador y su gente llegaron al Tribunal Electoral con un camión cargado de “utilitarios”, como mandiles, gorras, playeras, lápices, gomas, y cuanto los partidos políticos, todos, obsequian en campañas.
En el colmo de sus angustias, también presentaron en el Tribunal Electoral patos, gallinas y un puerco que, supuestamente, obsequiaron los priístas a cambio de votos. Fenomenal ridículo. El presidente del Tribunal Electoral, Luna Ramos, solicitó fe notarial de los animalitos y con ellos mandó lejos a los “progresistas”.
Jesús Zambrano, líder del PRD, acrecentó su actitud histérica y después de llamar puercos y trompudos a los consejeros electorales del Estado de México soltó la amenaza de un “levantamiento social” en caso de que el Tribunal Electoral se pronuncie contra el juicio de invalidación electoral.
Zambrano, acostumbrado a apedrear como en sus buenos días de guerrillero de la Liga 23 de Septiembre, agacha la cabeza a la hora buena y esta vez dijo que “el pueblo” hará el dichoso levantamiento. O sea, él es el pueblo y López Obrador la patria.
A estas horas, López Obrador y sus tres mosqueteros con espadas de pacotilla —Monreal, Zambrano y Manuel Camacho Solís— ya han de escandalizar, a fin de que Peña Nieto no se siente en la silla presidencial. Proyectan cercar la Cámara de Diputados el 1 de diciembre próximo, e instalar un círculo de lectura, o acudir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Así va a continuar López Obrador con la bandera de luchador social mediante entregas económicas a gente de la tercera edad con dineros de los impuestos capitalinos o las cuotas de taxistas, microbuseros y vendedores ambulantes. Es la compra de votos desde cuando fue jefe de Gobierno del DF y la razón por la cual lo sigue tanta gente del Distrito Federal.
Hay quienes apuestan que el tabasqueño se va a postular por tercera vez, cuando cumpla 65 años de edad, y pasará sobre Marcelo Ebrard, a quien ha calificado de ¡extraordinario político!
¿Qué les dirá a quienes estaban emocionados por formar parte de su gabinete presidencial?
