Pareciera una plaga bíblica
Bernardo González Solano
Si hay un panorama que estremezca al ser humano normal, consciente de la situación, es la de un campo labrantío que sufra la sequía durante mucho tiempo, cuando la tierra se cuartea, como una cuadrícula, bajo los inclementes rayos solares, como los talones de los pobres de la Tierra. De esos pies rajados, que ni huaraches usan. Por pobres. Nada más, nada menos.
Ni una brizna, ni un retoño
Así se ven ahora los otrora ubérrimos campos de Estados Unidos. Ni una brizna, ni un retoño, como si fuera castigo de Dios. Los terrenos de cultivo ya olvidaron cómo es la humedad. Parecen las plagas bíblicas. Sólo falta que el bíblico Aarón vuelva a golpear las aguas de los ríos con su vara para que se conviertan en sangre. Poco falta.
Aunque la noticia ha sido casi ignorada por los medios, lo cierto es que la sequía en la mayoría de los estados del vecino del norte es una catástrofe de consecuencias mundiales. Pronto se verá.
En el país de los récords, ahora han roto todas las marcas de las sequías. Los últimos doce meses han sido los más calurosos en Estados Unidos, desde 1876, informó la Agencia Americana Oceánica y Atmosférica el miércoles 8 del presente mes.
En julio pasado, la temperatura promedio se elevó a 25.3º C, rompiendo el anterior récord de 1936. La Agencia Oceánica y Atmosférica señaló que la temperatura promedio registrada en ese mes es superior a la de los mil 400 meses transcurridos desde 1985. Los 25.3º C registrados superan en una décima a la que figuraba hasta ahora como récord en 1936, también en julio. El estado más caluroso fue Virginia, y le siguieron Carolina del Norte, Kentucky, Delaware, Illinois, las dos Dakotas, norte y sur, y Wyoming.
También en julio, 800 mil hectáreas de bosques se quemaron en la Unión Americana. Colorado, en el centro de la nación, fue el estado más afectado por el fuego. La sequía afectó el 63% del territorio, en 48 estados. Se han anunciado lluvias para los próximos días en las zonas agrícolas del Medio Oeste, aunque son muy tarde para los cultivos del maíz. El presidente Barack Obama pidió al Congreso adoptar una ley de ayuda a favor de los agricultores y los ganaderos afectados por esta “histórica sequía”.
El Departamento de Agricultura predijo que los precios del maíz se elevarían a 8.90 dólares el bushel (un bushel=25 kilogramos), comparado con la proyección de julio, que era de 6.40 dólares. El precio de la soya se espera que alcance entre 15 y 17 dólares por bushel, dos dólares más que el pronóstico estimado el mes pasado. La sequía afectó la cosecha tanto del maíz, a su menor producción por acre (un acre=4,046.92 metros cuadrados o 0,468564224 hectáreas) desde 1995, como para la soya al nivel más bajo desde 2003.
Si la situación no puede resolverse pronto, dijo Obama, “los estadounidenses en todas partes comenzarán a sentir el impacto, con altos precios en los supermercados de todo el país”.
Los analistas indican que el alza en esos precios podrían producirse justo antes de las elecciones presidenciales y legislativas del 6 de noviembre próximo, lo que podría impactar en el resultado electoral
Hambre y revueltas sociales
La banca mundial, en Washington, por su parte, sí se inquieta por las consecuencias de la cruel falta de lluvia en Estados Unidos, pero también en Rusia, en Ucrania, en la India, en México, en Chile y en varios otros países, por la falta de los productos esenciales para la alimentación de cientos de miles de millones de pobres en el mundo.
De Pakistán a Marruecos, de Sri Lanka a Uzbekistán, en 2007-2008, el aumento de los precios de los cereales provocó muchos movimientos sociales por el hambre.
Jim Yung Kim, el nuevo presidente estadounidense del Banco Mundial, precisa que por muchas razones la situación es más grave que hace cuatro años.
“En 2008 —dijo—, los precios de los cereales aumentaron, pero el arroz y el trigo subieron más. En 2012, los precios han aumentado en todas las categorías de productos alimenticios: trigo, maíz y soya”.
También para los países emergentes relativamente ricos, como China y Rusia, los productos alimenticios representan cerca de un tercio del índice de precios, o sea dos veces su proporción en Europa y en Estados Unidos.
Hace dos semanas, el Departamento de Agricultura del Tío Sam clasificó 218 condados más en “zona siniestrada”. Continúa la falta de lluvia desde la primavera en la mitad de Estados Unidos, es decir en mil 584 condados en 32 estados. Por esto, la decisión administrativa se enfocó para que los agricultores recibieran varias ayudas federales, principalmente préstamos de urgencia bonificadas.
En casi la mitad de las regiones sembradas con maíz, la cosecha será “poca o muy poco abundante”, según las autoridades federales. El 37% de los cultivos de soya están en el mismo caso. Cerca de las tres cuartas partes dedicadas a la ganadería se encuentran también afectadas por la sequía.
Otros analistas también coinciden con los pronósticos de los expertos de Estados Unidos. Así, el precio mundial de los alimentos registró en el pasado mes de julio el mayor aumento desde 2009, lo que propicia una hambruna como la que afectó a la población del Cuerno de Africa —Somalia, Yibuti, Eritrea y Etiopía—, en 2011.
Además, ejerce presión sobre la inflación en un momento en el que es probable que la economía mundial vuelva a convulsionarse. Sobre todo en la zona del euro y en la Unión Americana y su región de influencia: prácticamente todo Hispanoamérica, incluyendo México.
Así las cosas, la hambruna que en 2011 acabó con la vida de más de 50 mil personas en el Cuerno de Africa fue la primera del siglo XXI, pero podría no ser la última. El aumento en los precios de los alimentos abre el camino a una nueva crisis, pues todo hace prever a que los precios seguirán para arriba por los daños causados por la falta de lluvia y las altísimas temperaturas.
Pese a todo, los graneros no están totalmente vacíos. Algunas reservas incluso han alcanzado niveles récord en el presente año, como en el caso del arroz. Sin embargo, el fantasma de la crisis alimentaria vuelve a hacerse presente.
Año difícil
Tiziana Trotta, en su reportaje sobre la subida de los precios de los alimentos publicado el 10 del presente en Madrid, por el periódico El País, cita a la experta de la FAO, Concepción Calpe, que aseveró: “Todavía es temprano para afirmar que nos enfrentamos a la misma crisis de 2008 o 2011, pero hay un peligro: estamos viviendo un año difícil; ya en 2011 tuvimos malas cosechas en todo el mundo y los países tuvieron que utilizar parte de sus reservas alimenticias”.
Concepción Calpe alerta del peligro que podría derivar de los resultados de la producción agrícola en algunos de los mayores responsables del suministro de alimentos en el mundo: “En Estados Unidos la cosecha ha sido muy inferior a las expectativas; podría salvarse la soya, pero ya es demasiado tarde para el maíz”.
A su vez, la ONG Oxfam —la mayor organización no gubernamental de desarrollo en el mundo que trabaja con más de 3 mil organizaciones en casi 100 países— también lanzó la alerta que la subida de precios de los alimentos podría poner en peligro la seguridad alimentaria de millones de personas en los países más pobres, al tiempo que denunció la agresiva apuesta por los biocombustibles de Estados Unidos y la Unión Europea. Oxfam es partidaria de moderar la producción de bioetanol, un combustible que absorbe el 40% de las reservas de trigo en la Unión Americana.
Al respecto, hay que decir que por tercera vez en cinco años, las cosechas van a estar marcadas por precios excepcionalmente elevados. Las compras egipcias de trigo, el 13 y el 14 de agosto, se hicieron a precios cercanos a los 350 dólares la tonelada, es decir, 100 dólares más que en la última compra de la cosecha anterior 2011-2012, efectuada en abril último.
El caso mexicano
La sequía también ha agudizado la crisis en el campo mexicano. Aquí se ha desplomado la producción de los principales granos básicos —maíz, arroz, frijol, soya— en 3.2 millones de hectáreas, lo que ha ocasionado pérdidas aproximadas por 150 mil millones de pesos; dando lugar a que más de un millón de productores y ganaderos estén prácticamente en quiebra en 26 estados del país.
De tal suerte, las organizaciones campesinas y los legisladores del Congreso de la Unión afirman que la situación no es nada halagüeña para México, pues debido a las malas cosechas del año pasado y principios del presente, obligarán a que se incrementen las importaciones de granos y alimentos a precios muy altos, con la perspectiva de que todavía aumenten más por la sequía que ha afectado al vecino del norte.
Sin la afluencia de apoyos federales y las contingencias climáticas —que el gobierno federal ha tratado de disminuir asegurando que no habrá carencia de granos porque “la sequía ya dejó de impactar en los estados del noroeste”— aumentaron las compras en el extranjero tanto de maíz como de trigo que, respectivamente, ha subido un 87.9% y 114%.
Así, en los primeros cuatro meses del año, las importaciones de oleaginosas y granos representaron 11.2 millones de toneladas, 47.5% más a lo registrado en el mismo periodo de 2011, y que el valor de las importaciones en el primer trimestre se incrementó 75.5% más. El costo de la importación de alimentos aumentó un 84%, pasando de mil 460.4 millones de dólares a más de dos mil 699 millones de dólares.
Este es el panorama que tiene México. No obstante, el titular de Agricultura, Francisco Mayorga, afirmó que “las buenas cosechas de maíz y frijol garantizan el abasto a la población”.
Muy pronto se verá…


