Entrevista a Rodrigo Salazar/Investigador de la Flacso

 Irma Ortiz

A unas horas del fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial sobre la elección presidencial, donde sería ratificado el triunfo de Enrique Peña Nieto, se espera una ola de movilizaciones de protesta de miembros del Yo Soy 132, Sindicato Mexicano de Electricistas, Atenco y del Movimiento Regeneración Nacional.

El consejero presidente del Instituto Federal Electoral, Leonardo Valdés Zurita, hizo un llamado a cerrar el proceso federal electoral y construir acuerdos en favor del país, en tanto que los priístas recuerdan que el fallo del Tribunal Electoral es inatacable.

Jesús Zambrano, dirigente nacional del PRD, dijo que las izquierdas no darán carpetazo al asunto y que llevarán el caso a las cortes internacionales.

Mientras tanto, se espera que en los próximos días Peña Nieto y su equipo, al confirmar su victoria, den visos más claros sobre su agenda de gobierno.

Ya hay acuerdos con el PAN

Sobre el tema, habla a Siempre! el especialista en ciencia política de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Rodrigo Salazar.

¿Cuáles son las primeras acciones que debe realizar Enrique Peña Nieto para posicionarse políticamente?

Su triunfo, más allá de lo que opina un sector muy concreto de la clase política y de la población, fue amplio. Su partido es la primera fuerza en el Congreso, en la Cámara de Diputados puede llegar a acuerdos fáciles. Otra ventaja es que con su principal interlocutor, el PAN, tiene ya acuerdos, al menos tácitos en lo que se refiere a agenda de gobierno. Para efecto de sacar un programa, el PRI no necesita en principio al PRD, lo que le da una posición de fuerza a ese partido y a Peña Nieto.

Otra posibilidad es que puede estrechar lazos con el PRD, hay resquebrajamientos al interior de ese partido, no parece haber una unidad alrededor de Andrés Manuel López Obrador como la había en 2006. Parece que éste se queda solo, o se va quedando solo si tuviera la intención de que más allá de lo que diga el Tribunal Electoral y armar un movimiento de gran escala para impugnar el resultado de la elección.

Peña Nieto intenta ya establecer lazos con el sector del PRD más dispuesto a la negociación, un sector que lo que quiere es evitar la debacle que le ocurrió en las elecciones de 2009. Ya van despuntando algunos intereses, pues se piensa en la candidatura presidencial de 2018.

¿Qué es lo que le interesa más a Peña Nieto con respecto a los obradoristas?; que reconozcan el resultado de la elección. No va a pasar, su estrategia dominante es desconocer la posible ratificación que venga por parte del Tribunal Electoral, la desconocerán y persistirán en esta actitud. El problema para el gobierno es si este grupo va a crecer, si se convertirá en un problema de gobernabilidad.

Sin embargo, no hay en este grupo la capacidad para frenar acuerdos en el Congreso, no tiene las vías institucionales para crear un problema de gobernabilidad a Peña Nieto. El problema será en las calles.

¿Hasta qué punto ese grupo puede aprovechar agravios existentes al nivel sociedad para convertirse en una gran movilización en contra del nuevo gobierno?; está en duda, podría hacerlo, pero no es tan fácil.

Hay que tomar en cuenta que por Peña Nieto votó la mayoría, no es la misma situación cuando hay un abierto fraude, los descontentos con una gran intensidad en su agravio no convierten en automático la protesta política en protesta social, menos si el partido de López Obrador no actúa como un frente unificado.

Ahora, en la medida en que no se genere crecimiento y empleos, que la economía no se dinamice, es más fácil que la protesta política se convierta en social, hay caldo de cultivo.

En este sentido, al parecer Peña Nieto tiene buena fortuna, porque las estimaciones que hacen tanto el gobierno, el sector privado y la OEA, son que en este año habrá un crecimiento de más del 4 por ciento y en 2013 un crecimiento económico superior al 3 por ciento.

Esto le daría una ventaja en el terreno económico que le permitiría operar políticamente. Habrá que ver si convierte esa ventaja coyuntural en la capacidad de decisión para tomar medidas que dinamicen a largo plazo la economía, con crecimiento sostenible y convierta la economía en generadora de empleos.

¿Qué significan estas medidas?; fundamentalmente, uno, una reforma laboral orientada a crear ingresos y empleos; y dos, romper monopolios. Las economías dinámicas son economías competitivas y en México hay bastantes monopolios que romper, aunque ahí es donde tengo mis dudas.

Sin duda, Peña Nieto y su equipo ven la necesidad de estas reformas en lo que se refiere al petróleo. Al parecer ya está tomada una decisión de permitir algún nivel de inversión privada que facilitaría sobre todo inversión de riesgo en exploración; eso ayudaría a la economía.

En otros terrenos, se percibe que existen compromisos por parte de la administración entrante con los monopolios existentes que dificultarán que se tomen las medidas para dinamizar la economía.

Respecto a la reforma laboral, me parece que es estructural la ligadura de intereses entre el PRI y los grandes sindicatos que son adversos a cualquier medida que implique liberalizar el mercado de trabajo. No parece haber las condiciones políticas necesarias para que Peña Nieto convierta sus ventajas coyunturales en reformas estructurales.

Cuando hay que implementar reformas de largo alcance, como podría ser una reforma laboral, uno se mete en camisa de once varas, porque no liberalizar el mercado de trabajo implica que éste permanecerá hasta cierto punto estancado, que no se crearán empleos y eso incrementa la probabilidad de protesta social o de descontento.

Por otro lado, liberalizar el mercado de trabajo implica atacar intereses muy poderosos en particular al sector sindical, que no se quedará cruzado de brazos ante el ataque a sus intereses y reaccionaría con protestas en la calle.

Por sí o por no, de una forma o de otra, hay el riesgo de descontento en este asunto. El punto es tener la visión de largo plazo y evaluar lo que es mejor para el país, más allá de que en cualquiera de las dos situaciones va a haber complicaciones en el mediano plazo.

Intención de negociar

Se requerirán buenos negociadores…

Es indicativo el discurso de Peña Nieto el día de la elección, luego de que el conteo rápido lo da como puntero, llamó la atención que no salió con una actitud triunfalista, talante que sí vimos tanto en su círculo como el priísmo en general. No sale con una actitud arrogante, lo que hace es dar tranquilidad de que el triunfo del PRI y de su candidato no representan una vuelta a la política autoritaria del pasado.

Esto por supuesto no es que dependa de la voluntad o no de Peña Nieto; aunque no lo quiera, la política mexicana ya no es la misma, estamos en una sociedad plural, en correlación de fuerzas más equilibradas, con instituciones fuertes, pero hay indicios que sí hay una intención de Peña Nieto por negociar, incluso se ha mostrado favorable a sacar algunas decisiones antes de que concluya la gestión de Felipe Calderón.

Hay que añadir otra cosa: tiene como contraparte para negociar al PAN. A diferencia del PRI, a Acción Nacional le interesa llevar a cabo un programa, con el que uno puede estar o no de acuerdo, pero apoya las medidas, sin tomar en consideración si el presidente del otro partido se verá o no favorecido. Así se comportó el PAN con Carlos Salinas, con Ernesto Zedillo; el PRI lamentablemente no tuvo esa actitud como oposición. Incluso le conviene a Peña Nieto que se fortalezca el sector negociador del PRD porque así no depende de un único interlocutor, porque eso le daría una fuerza excepcional al PAN.

Monopolios y sindicatos

Se anunció por parte de Peña Nieto que se trabaja en varias comisiones, como la de anticorrupción, la del IFAI y la de  medios de comunicación. ¿Es suficiente para que la ciudadanía considere que se trabaja en serio?

Es la intención dar una imagen de dinamismo, de energía, en temas relevantes. Modernizar la economía, la sociedad, significa arrancar al Estado de los intereses privados que se convierte en corrupción. Una mayor transparencia le da mayor control a los gobernados sobre lo que hacen sus gobernantes, y de los medios de comunicación, ni se diga. El asunto está en su regulación, me refiero a la televisión, hay que abrirla a la competencia; sería bueno para la democracia y la economía.

Son temas muy relevantes, pero ¿irá más allá de la imagen?; espero que sí.

Combatir la corrupción requiere dos cosas, mucha voluntad política y crear instituciones. Es un desgaste muy fuerte para el gobierno combatir la corrupción y el problema es que los beneficios, que son muy ciertos, no se perciben inmediatamente. Veremos si hay la voluntad de acabar con la corrupción. Peña Nieto debe limpiar la mala imagen del PRI, percibido incluso por quienes votaron por ese partido y por quienes lo apoyaron, como corrupto, y para algunos más como la encarnación del México más corrupto. Habrá que ver si hay acciones concretas.

 

 

 

 

 

 

 

Para un crecimiento sustentable

Rolando Cordera Campos, investigador de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, ha señalado de manera reiterada que hasta ahora la propuesta económica gubernamental no ha privilegiado la recuperación económica, lo que provoca que se agudicen las tensiones sociales, ya que el principal problema no es el déficit de las finanzas públicas sino la estrategia económica que erosiona el aparato productivo y favorece así las desigualdades.

En conferencias sustentadas por Cordera como es “México frente a la crisis: hacia un nuevo curso de desarrollo”, producto del trabajo de académicos y especialistas de la UNAM de amplio reconocimiento y que fue ratificada y ampliada en marzo de este año, se puntualiza que no basta con plantear como salida de la crisis, corregir o mejorar lo que hoy se tiene, sino hacer una revisión acuciosa de las causas.

A unos días del cambio de gobierno, es importante recordar algunas de las propuestas que pueden conocerse en su totalidad en la dirección www.nuevo curso de desarrollo.unam.mx Los fragmentos corresponden a temas como el empleo y el crecimiento, la protección social universal para el siglo XXI y la educación.

“…Lo que está en juego hoy, en el trance de la sucesión presidencial y ante un entorno difícil y demandante, es la capacidad de responder a circunstancias nuevas y adversas y generar capacidades productivas y sociales que den solidez al crecimiento, generen formas de existencia social robustas y generosas, por equitativas y solidarias  y clausuren la reproducción inaudita de la violencia”.

Se destaca en el documento que en este y los próximos años, México deberá hacer frente a un entorno económico y financiero en extremo desfavorable. Las previsiones divulgadas a principios de año apuntan en lo inmediato a otro bienio de estancamiento o crecimiento muy modesto y donde se perfila que la crisis seguirá siendo, para el mundo entero, “la del empleo”.

Se señala que tres décadas de magro crecimiento se han traducido en una débil creación de empleo formal frente a un desbordamiento de la ocupación informal, a la que se acoge más de la mitad de la fuerza de trabajo y la emigración laboral.

Por ello, México debe fortalecer la formación de capital y crecer a tasas significativamente mayores, para asegurar un ritmo suficiente de creación de puestos de trabajo: añadir un millón de empleos formales al año para absorber la nueva fuerza de trabajo, lo que demandaría crecer a una tasa real superior al 6 por ciento anual.

También se demandan estrategias que combinen un crecimiento sostenido del salario real con aumentos mayores de la productividad, para abrir espacios efectivos a una creciente formación de capital.

 

Régimen de protección social universal

 

Los especialistas hacen especial hincapié en el tema de protección social universal, que debe representar un cambio de fondo en la orientación focalizada en los múltiples programas de atención a la pobreza que han proliferado en las últimas décadas, para atender a la población no asegurada, con múltiples carencias económicas y sociales.

Este régimen descansa en dos pilares: un sistema de salud pública de cobertura universal, que sin exclusión de los servicios del sector privado, se finque en un sistema público no fragmentado, de genuina cobertura universal, financiado a través de impuestos y un sistema de protección al ingreso de los individuos frente a los costos de situaciones como maternidad, enfermedades, incapacidades, edad avanzada y orfandad, bajo un esquema de prestaciones no vinculadas al trabajo formal y sustentadas en impuestos generales.

Se plantea un servicio nacional de salud que sea único, público, de cobertura universal, descentralizado y que privilegie la prevención, la atención primaria, la hospitalización y que esté escalonado.

Para su edificación, se requerirían mayores recursos que provendrían del compromiso del Estado de incrementar sustancialmente la inversión pública en salud a lo largo de esta década. Duplicar el gasto en salud como porcentaje del PIB para ofrecer una cobertura de salud universal y de calidad.

 

Educación, ciencia y tecnología

Se destaca que en este rubro es urgente una auténtica política de Estado. “México necesita replantear la educación como derecho básico efectivamente ejercido. Se trata de evitar la exclusión formal de la escuela y acabar con la exclusión real del conocimiento que padecen millones de educandos en el país”.

La reforma educativa que México necesita debe ser integral y abarcar desde la primaria hasta los estudios universitarios. Se necesita una auténtica política de Estado tanto en educación como en ciencia y tecnología, para asegurar que éstas se vinculen con áreas claves para el desarrollo del país y deberán incluir temas como seguridad alimentaria, seguridad energética y cambio climático; salud pública y transición epidemiológica, así como con infraestructura.

Son fundamentales reformas a la institucionalidad vigente y por ello contar con una secretaría de Estado para la ciencia y tecnología.