Liderazgo indispensable

 

El poder es como un explosivo:

o se maneja con cuidado o estalla.

Enrique Tierno Galván

 

 

 

José Fonseca

 

 

 

Al declarar el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación a Enrique Peña Nieto como presidente electo, termina el proceso electoral iniciado en octubre del año pasado. Y empieza la transición.

Hay muchos indignados, frustrados y desencantados por el resultado electoral. Es algo normal en todas las democracias, lo que no es normal es que un sector importante de las opiniones informadas e ilustradas se niegue a reconocer esa normalidad.

En algún momento, quien esto escribe sostuvo que una vez declarada la validez de la elección termina el proceso y que la vida sigue. Tal afirmación hizo estallar la indignación de algunos, aquéllos que viven de la reyerta.

Claro que la vida sigue. Acaso, después de las elecciones, ¿no acudieron los niños y jóvenes a las escuelas? ¿Dejó de funcionar el transporte público y privado que transporta a empleados y trabajadores a sus empleos? ¿Dejó la mayoría sus cotidianas preocupaciones para que alcance la quincena? ¿Quién abandonó todo para irse al activismo político? Quizá unos pocos, la mayoría siguió con sus vidas.

Eso no es conformismo. Es como cuando fallece un familiar. Días de duelo, pero luego todo vuelve a la normalidad. Eso no significa indiferencia, sólo que los duelos no pueden ser eternos. Cuando eso ocurre, se seca la vida.

Entonces, si ya tenemos presidente electo, esperaremos a que tome posesión para acreditar su capacidad, no de gobernar, sino de construir un liderazgo que le quite a los mexicanos la sensación de estancamiento. Fue el expresidente norteamericano Harry Truman quien dijo que cuando falta liderazgo la vida de un país se estanca.

Es posible que con todos sus claroscuros el gobierno del presidente Calderón no haya sido todo lo malo que dicen sus adversarios, pero por las razones que sean, el avance ha sido lento, desesperadamente lento para las urgencia de la nación.

Es de una gran arrogancia y soberbia pretender darle consejos al presidente electo. Sólo puede intentarse decir lo que uno espera de su gestión que aún no empieza.

Personalmente confío en que le dé a México el liderazgo que hace falta. Un liderazgo que se expresa no el ejercicio del poder, porque el poder, según H. W. Brands, profesor de historia en la Universidad de Texas, es obligar a la gente a hacer lo que no quiere. En cambio el liderazgo es influencia, es la habilidad para que la gente desee hacer lo que a la nación le hace falta.

Porque para hacer las cosas bien, basta con un manejo gerencial del gobierno; pero para hacer lo correcto se necesita liderazgo.

Eso, personalmente, espero del próximo presidente de México.

 

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