Relaciones bilaterales
Mireille Roccatti
En la agenda del nuevo gobierno 2012-2018, el tema de la relación bilateral entre México y Estados Unidos resulta prioritario, en tanto Estados Unidos, además de nuestra vecindad, es el mayor socio comercial de México, es también nuestro mayor acreedor; en su territorio viven y sobreviven un poco más de 18 millones de mexicanos, la gran mayoría indocumentados, y por si fuera poco, nuestras economías son interdependientes. Para ambas naciones la relación bilateral es una cuestión de seguridad nacional.
Los ejes torales de la relación México-Estados Unidos los ocupan tres temas apremiantes: política migratoria, balanza comercial y seguridad nacional.
La agenda bilateral con Washington necesariamente tendrá que incluir el tema de la reforma migratoria en la legislación estadounidense para legalizar la estancia de cerca de seis millones de indocumentados mexicanos, debe ser acorde con la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de todos los Trabajadores Migratorios y de sus familias, adoptada en el seno de las Naciones Unidas en 1990.
En el tema migratorio, las recientes leyes estatales de Estados Unidos que criminalizan a los migrantes son violatorias de derechos humanos, por lo que resulta necesaria la sensibilización de la sociedad americana respecto de que el migrante mexicano y su familia son personas que deben ser tratadas con dignidad y respeto.
El tema migratorio tendrá que acordarse en el encuentro que se realice entre los presidentes Barack Obama y Enrique Peña Nieto y debemos confiar que el nuevo presidente de México aborde con decisión y valentía el tema de nuestros migrantes.
En la medida en que crezca nuestra economía se desalentará la migración, y una de nuestras prioridades debe ser la reactivación del campo. Hoy, es triste reconocerlo, las zonas rurales están despobladas y, además, indignan las condiciones de miseria en que se debaten nuestros campesinos.
Por otra parte, el tema central de la agenda bilateral lo ocupa la equívocamente llamada “guerra” contra el narcotráfico. Resulta incontrovertible que la mayor demanda de drogas a nivel mundial corresponde a la numerosa población adicta de Estados Unidos, además de que su gobierno no ha aplicado con rigor su normatividad jurídica para impedir el tráfico ilegal de armas a nuestro país.
La posición de nuestro gobierno en esta relación bilateral debe ser madura, responsable, mesurada e inteligente y no regresar al pasado, reviviendo la retórica nacionalista, que buscaba agradar a las galerías.