Susana Hernández Espíndola

Las voces de la desesperación no se acallan. “No es una crisis, es una estafa”; “Si no hay solución, habrá revolución”; “El próximo desempleado que sea un diputado”; “Menos policía, más educación“; “El pueblo unido jamás será vencido”, son las consignas que, a una sola voz, millones de personas exclaman ante los recortes de empleos, las alza de impuestos y la falta de recursos que les permita afrontar la actual crisis económica mundial, la cual, esencialmente, ha favorecido el poder financiero y especulativo de los bancos.

Ante las lacerantes medidas de austeridad que proponen los gobernantes, personas de todas las edades, sexo y clases sociales, con empleo o sin él; profesores, estudiantes, padres de familia, intelectuales, periodistas, actores y jubilados —unidos por pagar las consecuencias del voraz poder político y financiero— toman las calles en reclamo de un urgente cambio político, económico y social.

En pleno siglo XXI, la realidad indiscutiblemente ha sobrepasado cualquier teoría y paliativo económicos. El mundo se enfrenta a la amenaza de un terrible escenario de hambre masiva. Los precios de los alimentos básicos, como el maíz, el arroz y el trigo, se han cuadruplicado en la última década.

Los países en los que ha sido más evidente el impacto de la recesión norteamericana y la desaceleración económica a escala mundial son: España, Grecia, Italia, Portugal, Francia e Irlanda, pero también continentes enteros o regiones, como Africa y América Latina, donde a la par del incremento de las inconformidades, también han aumentado los enfrentamientos directos entre la policía y los ciudadanos, que hacen suyas las calles para manifestar sus reclamos.

Un papel preponderante en esta “rebelión” internacional lo han jugado las redes sociales, convertidas en un nuevo canal de comunicación que une a personas de cualquier parte del mundo, contagia las emociones colectivas, vuelve a los ciudadanos críticos y los invita a ejercer sus derechos directamente con sus gobernantes. A través del ciberespacio, los movimientos convocan a sus marchas y divulgan sus peticiones.

Las mareas de humanos auto organizados para manifestarse se han transformado en noticias de primera plana en los grandes medios de comunicación y se han convertido en tema central en las reuniones económicas internacionales.

Las movilizaciones de los “indignados” hacen temblar y preocuparse, cada día más, a los gobiernos que han sido incapaces de solucionar la actual crisis global.

 

España

 

El antecedente más inmediato de las recientes marchas ciudadanas españolas, fue el llamado 15-M, o Movimiento de los Indignados, formado el 15 de mayo de 2011, luego de una serie de protestas pacíficas que pretendían promover una democracia más participativa, alejada del bipartidismo PSOE-PP y del dominio de bancos, en pro de una mejora de vida.

El aumento del IVA del 17 al 21 por ciento, la disminución de salarios y prestaciones a los empleados gubernamentales, el recorte al Fondo de Reserva de la Seguridad Social para “resolver problemas de tesorería del sistema”, el aumento de la edad para jubilarse y el nivel del desempleo más alto entre las 17 naciones que usan el euro, han desencadenado en días recientes uno de los mayores enfrentamientos entre manifestantes y policías en España.

Lo que empezó el pasado 25 de septiembre como una manifestación pacífica, convocada por la Plataforma ¡En Pie! y la Coordinadora 25-S, a unos metros de la Cámara de Diputados en Madrid y bajo el lema de “Rodea el Congreso”, terminó en una gran batalla campal. El Paseo del Prado madrileño y sus calles aledañas se convirtieron en una trampa en la que los manifestantes fueron cercados y salvajemente golpeados por la policía.

La actuación de los elementos antidisturbios —a pie o a caballo, con perros y en numerosos camiones— fue desmedida, pues no sólo golpearon a quienes intentaron saltar las barreras de seguridad, sino también a los que permanecían sentados en el suelo. El saldo oficial: 64 heridos y 35 detenidos. Ante estos resultados y la brutal respuesta policial, la asamblea decidió regresar al día siguiente a la fuente de Neptuno, por lo que la convocatoria se llamó Volvemos 26-S.

Pero las protestas contra los ajustes económicos y por la dimisión del presidente Mariano Rajoy no sólo se suscitaron en Madrid. También se registraron en Barcelona, Oviedo (Asturias), Murcia y Sevilla, entre otras ciudades.

Aún con todo este malestar social, el gobierno español aprobó este 27 de septiembre un nuevo paquete de recortes presupuestales.

Aunada a la tensa situación, Cataluña ha exigido convocar a un referendo que pretende lograr su independencia, aunque el gobierno de Rajoy no lo autorice.

 

México

Frente a la aprobación de la iniciativa de reforma a la Ley Federal del Trabajo, presentada por el presidente Felipe Calderón, integrantes del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno del Distrito Federal (SUTGDF) marcharon, el pasado 26 de septiembre, hacia las cámaras de Diputados y Senadores, para rechazar esa norma, pues afirmaron que se violarían los derechos de los asalariados y se empeoraría aún más la grave crisis laboral de México.

Un día después, alrededor de 200 personas —entre ellos miembros del Sindicato Mexicano de Electricista, del grupo #YoSoy132 y sindicalistas— bloquearon todos los accesos al Palacio Legislativo de San Lázaro, para protestar en contra de la reforma laboral.

También los electricistas extendieron sus protestas a las instalaciones de las empresas Techint, Iberdrola y Unión Fenosa, y de la embajada de España. Consideran que dichas industrias generan más de la mitad de la energía que se consume en México y son causantes del incremento en el costo de las tarifas. Su presencia en la sede diplomática fue en solidaridad con los inconformes españoles y contra la represión policiaca que sufrieron.

 

Grecia

 

La manifestación anti-austeridad más grande de los últimos seis meses en Grecia se suscitó el pasado 26 de septiembre, en medio de la huelga general de 24 horas convocada por los principales sindicatos. Los griegos rechazaron así el nuevo recorte presupuestal de 11 mil 500 millones de euros al presupuesto de 2013 y 2014, que exige la “Troika”, integrada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, como condición para mantener la ayuda financiera a ese país.

La policía lanzó gases lacrimógenos contra los manifestantes que portaban bombas incendiarias y piedras. Esta jornada de movilización fue la tercera del año, pero la primera desde que llegara al poder el primer ministro conservador Antonis Samaras.

Desde mayo de 2010, Grecia ha dependido de dos paquetes de rescate internacionales por miles de millones de euros. A cambio de ello, redujo los salarios y pensiones y aumentó impuestos en un esfuerzo por salvar una economía desquebrajada en décadas de dispendio y corrupción.

Y aunque Grecia representa el 2 por ciento de la economía total de la zona euro, su crisis ha hecho tambalear el valor de la moneda única. Peor aún, ha generado preocupación de que llegue a desestabilizar a otras economías más grandes del bloque del euro. Grecia atraviesa su quinto año de recesión, con un máximo histórico en su tasa de desempleo superior al 24 por ciento de la población activa.

 

Chile

 

Desde 2011, miles de estudiantes, profesores y militantes de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) chilenos han marchado en las calles de la ciudad de Santiago, para exigir al gobierno una nueva Constitución, un distinto modelo económico y educativo, y un código de trabajo actualizado.

Uno de los motivos que alienta las protestas es el endeudamiento de los estudiantes, en especial de los universitarios. En Chile, no existen ni planes ni becas que proporcione el Estado al estudiante, por lo que la familia de cada joven debe financiar su educación, a través de un crédito bancario.

Al terminar su universidad, los jóvenes inician su vida laboral con un endeudamiento que deben cubrir en un promedio de 15 años. Y esto es peor para los que por alguna razón no finalizan su carrera, porque, de todas maneras, se ven obligados a pagar el préstamo.

 

Así, después de más de un año de marchas, paros, huelgas de hambre y múltiples manifestaciones, el movimiento —que exige al gobierno de Sebastián Piñera, una educación gratuita y de calidad como un derecho universal— ha logrado el apoyo mayoritario de la población, que mantiene en jaque el palacio de La Moneda, sede del gobierno.

Pero en una nueva jornada de movilización, este 27 de septiembre ocurrió una gresca entre los estudiantes y la policía, luego de que un grupo de jóvenes intentara derribar las vallas que delimitaban su recorrido. La policía lanzó contra los manifestantes bombas lacrimógenas y chorros de agua, a lo que los estudiantes respondieron con piedras y bombas molotov.

Este reclamo se presenta a uno días del debate de la Ley de Presupuesto 2013, que pretende otorgarle a la educación mil millones de dólares anuales, cuando la comunidad universitaria estima que son necesarios cinco mil millones de dólares.