Modelo neoliberal en juego

Mireille Roccatti

Una vez emitida la resolución jurisdiccional que declaró la validez de la elección presidencial y le fue entregada a Enrique Peña Nieto la constancia de mayoría como presidente electo, decíamos que la confrontación entre las diversas fuerzas políticas se movería hacia el Congreso.

En efecto, la batalla se ha iniciado tanto en la Cámara de Diputados como en la de  Senadores. Habrá que reconocer que la  madurez política privó entre los actores y se realizó sin grandes sobresaltos la instalación del Congreso y la recepción —por escrito— del VI y último Informe del actual presidente de la república, lo cual desnaturaliza en esencia ese acto republicano de rendición de cuentas del Ejecutivo y del sistema de contrapeso de los poderes constitucionales. Así las cosas, no es de extrañar lo soso e inadvertido de la glosa del susodicho informe.

Las fuerzas políticas representadas en el Legislativo acordaron que en la cámara baja la presidencia de la Mesa Directiva recayera en el PRI, en la persona de Jesús Murillo Karam, y se reservó para el PAN  la presidencia para este primer año de la legislatura de la Junta de Coordinación Política. Es seguro que esta decisión fue tomada para que la banda presidencial le fuera entregada a Peña Nieto por un correligionario de su propio partido.

En el Senado de la Republica, consecuentemente, Ernesto Cordero fue ungido como presidente de la Mesa Directiva, y el priista Emilio Gamboa Patrón preside la Junta de Coordinación Política. Lo anterior, no implica mayores negociaciones políticas, dado que está previsto normativamente. El conflicto soterrado que se busca disimular es la disputa en el reparto de las 43 comisiones en la Cámara de Diputados y de las 57 en la de Senadores.

Los bloques legislativos se integraron. Por una parte, el PRI y sus aliados, el Verde y Nueva Alianza, por otra parte las izquierdas, PRD, MC y PT y como tercera fuerza el PAN. La alianza legislativa que fintaron el PAN y las izquierdas  no resistió el menor embate y no pudo concretarse, por ahora.

Un factor adicional que complicó el escenario legislativo fue el envío de dos iniciativas preferentes el primero de septiembre por el presidente Calderón, en términos de la reforma constitucional al artículo 71, con lo que nos dio la razón respecto de que buscaría imponer su agenda al Congreso. Así, la Cámara de Diputados discute una iniciativa de reformas a la Ley Federal del Trabajo, y la de Senadores, una reforma a la Ley de Contabilidad y Gasto Publico.

El proyecto de reforma laboral ha generado una gran controversia y movilizaciones sociales de rechazo, así como posicionamientos de los legisladores de izquierda, contrarios a su contenido y paradójicamente de algunos diputados panistas y priistas.

Lo que está en juego en la batalla legislativa es el futuro de la nación, por el empecinamiento de imponer hasta sus últimas consecuencias el modelo de desarrollo neoliberal que sólo ha producido la pobreza de la mayoría de la población.

mroccatti@yahoo.com.mx