Zancadilla a Peña Nieto
Félix Fuentes
Pudo ser una trampa para Enrique Peña Nieto, conocidos los manejos del presidente Felipe Calderón, quien durante años insistió en la reforma laboral “para crear empleos”. Diputados y senadores priistas se resistieron, entendidos de cuanto significaba esa legislación.
Al final logró su propósito el mandatario panista, al enviar al Congreso dos iniciativas con calidad de “preferentes” —la laboral y la de transparencia— lo cual significa que deben ser aprobadas en 30 días naturales o ser promulgadas en su texto original.
Obligada a examinar punto por punto del documento presidencial, a la camada de diputados tricolor encabezada por Manlio Fabio Beltrones no le quedó alternativa: hubo de pronunciarse por la práctica estadounidense de pagar a los trabajadores por horas de trabajo y legalizar el outsourcing, consistente en que una empresa subcontrata actividades de otras.
Sobre el pago por horas se insistió en que ningún trabajador percibirá menos de un salario mínimo y esto supuso que con la nueva práctica sería la retribución de 7 u 8 pesos por hora, lo cual desmintió Beltrones, pero falta por ver cuáles serán los sueldos de un obrero y de un informático, por ejemplo.
Respecto a las subcontrataciones, la clase patronal presionó en exceso y quedaron lagunas por subsanar en el Senado, cuando allí sea discutida la reforma, como las garantías de prestaciones sociales, de atención médica, antigüedad y jubilaciones, entre otras.
Si el presidente Calderón decidió meter zancadilla a Peña Nieto y a los priistas, lo logró al incluir en su iniciativa la elección por voto secreto de líderes sindicales y la transparencia de cuotas sindicales.
En esto se vieron los tricolores contra la pared, porque si se pronuncian por que los sindicatos fijen periodos de mando a los líderes y éstos sean elegidos por voto universal, el partido tricolor perdería millones de sufragios y sería el final del sistema corporativo.
Como es sabido, los líderes se eternizan en los mandos por el terror que implantan a los agremiados. Muy contados caen de sus tronos. Lo logró el dirigente de los telefonistas Francisco Hernández Juárez, quien después de derribar al cetemista Salustio Salgado, él sigue los pasos de Fidel Velázquez, pues ya lleva 28 años de cacicazgo en esa organización.
Elba Esther Gordillo cumplió 21 años al frente del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación y no soltará este sindicato, destructor de la educación básica nacional, “hasta que lo decidan los trabajadores”. El dirigente de los petroleros, Carlos Romero Deschamps, prometió dejar el sindicato cuando Peña Nieto llegue al poder.
Ante esa encrucijada, el priismo planteó el “libre ejercicio del voto” sindical con las modalidades que acuerde cada asamblea, mediante “votación económica directa —a mano alzada—, votación indirecta y votación directa y secreta”. En esto se hicieron a un lado el PAN, PRD, PT Y Movimiento Ciudadano, pero el PRI hizo mayoría de 248 votos con PVEM y el PANAL.
Esta historia será distinta en el Senado, donde podrían unirse PAN y partidos de izquierda contra el PRI. Los escándalos de San Lázaro se trasladan a la nueva sede senatorial y al coordinador de legisladores del tricolor, Emilio Gamboa Patrón, se le presenta su prueba de fuego: o pacta con los panistas o le va de los demonios.
La pregunta es general: ¿quiere el nuevo PRI regresar a prácticas del pasado con maniobras como la de los sindicatos corruptos?
