La ostentación de sus allegados le costó la vida a Osama Bin Laden.

Estados Unidos ha revelado que el terrorista causante de la muerte de tres mil personas en Nueva York, Washington y Pensilvania, y del derribo de las Torres Gemelas de la Gran Manzana, el 11 de septiembre de 2001, fue ubicado en Paquistán al seguirle la pista a uno de sus mensajeros que confiadamente paseaba por las calles de Peshawar, en un automóvil Suzuki.

Ocho meses después de ese hecho, en la madrugada de este domingo, una avalancha de 79 comandos de la marina estadounidense conocidos como los seals, un acrónimo de Sea, Air y Land (Mar, Aire y Tierra), el cual también significa foca, se abatió sobre la residencia del líder de Al Qaeda, en la ciudad de Abbottabad, en las afueras de Islamabad, matando al perseguido.

Seis meses antes, el ejército estadounidense había construido en Kabul una réplica de la residencia de Osama, para ensayar el ataque que se realizó en la madrugada del domingo como una operación quirúrgica.

Según la versión de Estados Unidos, la única y oficial, la residencia de Bin Laden era una casa de tres pisos rodeada por muros de hormigón de 12 metros de altura, coronada con alambre de púas y protegida por dos vallas de seguridad. Durante los últimos meses del año pasado, los satélites espías norteamericanos tomaron fotografías detalladas del lugar y recogieron todas las comunicaciones que ahí se daban.

Los seals llegaron en cuatro helicópteros y dos de esos aparatos se posaron en la azotea de la residencia. En total, descendieron 24 efectivos que cercaron al terrorista en el tercer piso.

Tras una balacera de varios minutos, había  cinco muertos en la casa. Uno era Bin Laden, identificado con el nombre clave de “Gerónimo”, quien recibió un balazo arriba del ojo izquierdo después de un breve forcejeo. Los otros muertos fueron el mensajero del Susuki y su hermano, un hijo adulto de Osama y una mujer que fue utilizada  como escudo humano durante el intercambio de fuego.

Un helicóptero que cayó a tierra por una “falla mecánica” durante la misión fue detonado por los norteamericanos y sus ocupantes rescatados de inmediato por las otras naves.

El cuerpo de Osama, así como discos duros de computadoras y otros documentos fueron llevados al portaaviones estadounidense Carl Vinson, en el mar de Arabia, donde, siguiendo los ritos islámicos para no ofender a los creyentes, el cadáver del terrorista fue preparado y arrojado al mar.

Estados Unidos decidió evitar la creación de un centro de peregrinación de extremistas si depositaba los restos de Osama en una tumba.