Rejuegos de poder
Mireille Roccatti
Tal como se preveía, los encontronazos y las alianzas en el Congreso serían el terreno natural por el cual se deslizaría en el inmediato plazo la gobernabilidad en el interregno en el que el régimen, que se resiste a morir y pretende alargar su agonía, y el nuevo gobierno que por respeto a reglas no escritas del viejo sistema se resiste a tomar los hilos del poder.
Los primeros escarceos se produjeron al instaurarse los órganos de gobierno en ambas cámaras. Las decisiones se apalancaron tanto en los resultados electorales como en los liderazgos y experiencias de los líderes de las fracciones parlamentarias. En el caso del PRI, ni duda cabe de que Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa, se llevan de calle a los panistas Ernesto Cordero y… desde luego a Silvano Aureoles o Miguel Barbosa del PRD; del resto quizás solamente algunos legisladores de oposición como Manuel Camacho o Ricardo Monreal podrían ser pares o interlocutores válidos.
Por ello, las respectivas mesas directivas y las Juntas de Coordinación Política se integraron como conocemos. Aunque en el caso de la Cámara de Diputados, la presencia como presidente de la mesa directiva para el primer año de la legislatura de Jesús Murillo Karam tiene lecturas varias aparte, entre otras, que fue el elegido para trasmitir la banda presidencial a Enrique Peña Nieto el ya inminente 1 de diciembre en que habrá de celebrarse la trasmisión de poderes.
Al respecto, resultan intolerantes y antidemocráticos los amagos, amenazas veladas y chantajes de alborotos para empañar el ceremonial republicano, lo que ha obligado a los tricolores a contenerse y esperar mejores tiempos para operar a tuti pleni, lo que no impedirá que en su momento cobren las facturas correspondientes. El equilibrio de fuerzas se modificará cuando sean el partido en el poder.
Los tanteos, vencidas, fintas y actos de fuerza continuaron durante el espacio temporal y legal para asignar las Comisiones Parlamentarias, rejuegos de poder que requirieron de aumentarlas para dejar a todos medianamente satisfechos, aunque luego cayeron en la cuenta de que, en el caso de los senadores, reglamentariamente éstos no pueden integrar más de tres comisiones y los 128 no alcanzan. En fin, se generó un arreglón.
La temperatura legislativa comenzó a subir cuando Felipe Calderón envió las dos iniciativas preferentes a que tiene derecho el titular del Ejecutivo de remitir al inicio de cada periodo ordinario de sesiones, producto de la reforma constitucional que equívocamente llamaron “reforma política”, la cual por cierto no está reglamentada y no debieron haber sido aceptadas por el Legislativo. La de contabilidad gubernamental enviada como cámara de origen al Senado transitó por ambas cámaras sin sobresaltos mayores. La reforma laboral, remitida a diputados, produjo encontronazos que fueron salvados con la precaria mayoría, pero mayoría al fin del PRI y sus aliados. El aquelarre se produjo cuando en Cámara de Senadores una alianza PAN- PRD y adláteres se impuso 66 a 62 y modificó la minuta pactada en la cámara baja, producto de las negociaciones Peña-Calderón.
Ahora testimoniamos el anuncio de una alianza parlamentaria entre el PAN y los bloques parlamentarios de las denominadas izquierdas, la cual nos anuncian que será para todo el sexenio, y desde aquí aseguramos que no durara ni las vísperas, reventará en el curso de la negociación de la Ley de Ingresos y del Presupuesto de Egresos para el 2013. Lo que no significa que posteriormente se alcancen alianzas coyunturales. Será difícil verlos del brazo y por la calle cuando se discuta la reforma energética, salvo que las izquierdas tiren por la borda historia, ideología, convicciones y valores y, en el colmo de la ignominia, adopten un servilismo y entrega total al panismo, que los arrojaría al basurero de la historia. O quizá entonces se lograría una reforma por mayoría absoluta y sin disensos, que sería como pasar un camello por el ojo de una aguja.