Entrevista a Pilar Hernández/Investigadora del IIJ de la UNAM

Irma Ortiz

Al encabezar la ceremonia del 102 aniversario de la Revolución Mexicana, el presidente Felipe Calderón hizo una defensa de los logros de su gobierno y dijo que, pese a los momentos difíciles, su mandato será recordado como el momento en que el país decidió “romper las cadenas que lo querían atar al miedo, a la violencia criminal y a la zozobra que habita en la inseguridad”.

La lucha contra el narcotráfico, una labor a la que se dedicó prioritariamente y que, en opinión de expertos, lo haría perder parte importante de la agenda gubernamental, donde se favoreció la privatización de servicios fundamentales como el de salud y las jubilaciones.

Para hacer un balance del gobierno de Felipe Calderón, Siempre! entrevistó a la investigadora María del Pilar Hernández, especialista en derecho constitucional del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y exmagistrada del Tribunal Electoral del Distrito Federal.

¿Su balance del gobierno de Felipe Calderón en materia de legalidad, pero sobre todo del incremento del déficit institucional?

Hacer un balance del sexenio sería poco mesurado y sería darle una dimensión corta a un gobierno de seis años que se ha caracterizado por potenciar algunos aspectos, pero también por haber incurrido en lo que usted llama un déficit de institucionalidad.

¿Qué ha implicado? El presidente Calderón hereda un gobierno novel, del expresidente Vicente Fox, con los aciertos y desaciertos cometidos, que se repotenciaron o adquirieron una dimensión distinta en el gobierno del presidente Calderón.

Si tuviese que ir por rubros de lo que implica este gobierno en materia de reforma constitucional, particularmente de reforma política, aun cuando las negociaciones, sobre todo del PAN, tuvieron una proyección que trataba de equilibrar el ejercicio de pesos y contrapesos entre el Congreso de la Unión y el titular del Ejecutivo federal, fue un intento que quedó en un terrible fracaso.

Por un lado, porque los mismos congresistas no han sabido el timming, el tiempo que implica una verdadera relación con una reminiscencia de un ejecutivo autoritario monolítico y vertical, que a la sazón de la llegada del presidente Fox pierde su virtualidad, porque el mismo expartido gobernante, pierde también su cohesión.

Sin embargo, el panismo y el mismo presidente Calderón trataron de remontar y potenciar un tipo de relación que el equilibrio o sometimiento de los poderes al titular del Ejecutivo no es en razón del reformismo constitucional. Lo es porque los hombres hacen las instituciones, y si los hombres que están al frente del país no son fuertes, esto se convierte en una política de suma cero: todo para el ganador, nada para el perdedor, que fue prácticamente lo que se trató de hacer.

En este reformismo voy a rubros específicos como el social; ¿qué implica sobre todo en rubros de la calidad de vida de casi el 70 % de lo que implica la pobreza y que pasaron a casi 10 millones en pobreza extrema. Implica una gran asignatura pendiente en la bitácora del presidente Calderón?

 

Educación y salud

En términos de educación, los grandes problemas con el magisterio que tuvimos como agenda cotidiana en los medios de comunicación, no sólo de la sección 22, con todos los despropósitos en Oaxaca, las constantes marchas al Distrito Federal y la paralización de la instrucción a nuestras futuras generaciones. Un déficit que también queda anotado en la bitácora del presidente Calderón.

Se trató de negociar con la líder del SNTE, Elba Esther Gordillo, negociación que pareció en clave de burla al presidente Calderón y que nunca llegó. Fue reelecta como presidenta vitalicia del sindicato, lo que genera un gran cuestionamiento al gobierno calderonista. Este primer escarceo de un amor casi eterno al principio del sexenio terminó muy mal.

En el rubro de salud, si bien el Seguro Popular hace apología y se exalta en razón de su gran cobertura, hay otros intersticios que no se han dejado ver. Me refiero a los contratos PPS; contratos públicos privados en materia de salud y que han implicado este gran hoyo por el cual el sector salud se está privatizando. Si bien el Seguro Popular tiene una institución a la cual se asiste, si no se tienen los servicios de cobertura y se hace en términos un poco de contrato de prestación de servicios con una serie de multinstituciones, por eso hay cobertura, pero no es ni efectiva, ni eficiente.

Salud para todos, ¿pero qué tipo de salud?, una sumamente deficiente. Estos grandes hospitales de especialidades médicas que se abanderan como los grandes logros del sexenio, pero que también se convierten en sólo administradoras de los servicios de salud. Rubros tan importantes porque nuestra población tiene una pirámide donde viejos y jóvenes vamos a llegar a un término casi de paralelismo, dejando a los jóvenes que se van a hacer viejos, sin verdaderas políticas de salud.

Si hablo de generación de fuentes de trabajo, no fueron suficientes las políticas de primer empleo. Una noticia donde se echaron las campanas al vuelo y al final no tuvo mayor cobertura respecto de jóvenes que ingresan a una vida verdaderamente laboral. No se generaron políticas diversificadoras en términos de inversión para los jóvenes, nuevas industrias y campos que se pudieron haber explotado. Es una generación de trabajo que no llega a uno por ciento.

En términos de seguridad social, el cambio que implicó nuestro régimen de seguridad para la jubilación es tema que merece mayor detenimiento para saber hasta qué punto el gobierno federal y cada una de las instituciones encargadas de las jubilaciones van a cumplir y habrá fondos suficientes para cumplir con las jubilaciones. Pareciera cada vez más que este espacio público, en el sexenio calderonista, tuvo una vertiente de privatización mucho más soterrada que lo que fue con el mismo presidente Fox y hay que tener mucho cuidado.

 

¿Legalidad?

Si hablo de apego a la legalidad, muchos de los aspectos y el gran boom del sexenio y también la gran condena del presidente Calderón han sido en términos del combate a la delincuencia organizada. Un combate que, salvo mejor opinión de los expertos, no fue una lucha diversificada y focalizada. Esta lucha a la que se dedicó Calderón prioritariamente lo hizo perder la agenda gubernamental y favoreció montajes mediáticos, sobre todo en la Secretaría de Seguridad Pública y la PGR.

Estos actos mediáticos lo que pusieron muy claro es que no importa el costo de la legalidad y de los derechos en términos de seguridad jurídica de quien se quisiese tener como presuntos delincuentes. Generó una erosión en la imagen del presidente, pero sobre todo en que el jefe del Ejecutivo no tenga la pertinencia de cambiar a su secretario de Seguridad.

Todo un andamiaje en términos de la Plataforma México está al servicio del titular de la SSP, involucrar a los cuerpos de la Defensa Nacional en el combate a la delincuencia tendrá costos muy altos, porque los militares estaban acostumbrados a estar en los cuarteles y generar un tipo de actividad, sobre todo en materia del Plan DN-III, de planes de emergencia en materia de desastres: terremotos, huracanes y eventos propios de la naturaleza, pero nunca antes de involucrarlos en un combate de esta naturaleza y de tal magnitud. No nos dijeron cuáles eran los tipos de relaciones cívico-militares que debían permear entre ellos y nosotros, y una vez que se les saca de los cuarteles, difícilmente van a volver a entrar.

Estos eventos no sólo son una cuestión de estricto apego a la legalidad en todo lo que implican investigaciones a supuestos capos del narcotráfico, presentados cotidianamente en los medios de comunicación, y después se caía el tinglado armado, porque resulta que no era, porque resulta que era hijo de “X” o porque resulta, en el más estricto de los sentidos, que no había ningún tipo de vínculo con no sé que tipo de delincuencia organizada.

Si se trataba sólo de narcotráfico, debió haberse aclarado y, desde luego, estoy segura de que el presidente de la república sabe que el narcotráfico es un holding, y que los capitales y el movimiento de recursos humanos no dependen sólo del ámbito nacional. Además está la exacerbación de lo que implican otras modalidades de la delincuencia organizada, no sólo la extorsión en términos de derecho de piso o secuestros exprés, modalidades a las cuales la ciudadanía no estábamos bajo ningún concepto acostumbrados y que, ante esta expresión de la guerra contra el narcotráfico, se diversifica, porque la delincuencia, que era común, se convierte en emisaria del verdadero tipo de delincuencia de gran peligrosidad.

Hoy en día, otra vez volvemos a las alertas del gobierno norteamericano de no venir a México y a ciertas ciudades que están verdaderamente etiquetadas, cuando el subsecretario Obdulio Avila nos dice que no debemos de preocuparnos de nada, porque el presidente Calderón va a dejarle a Enrique Peña Nieto un México completamente pacificado; es una mentira que por sí misma nos pega en el rostro, como una bofetada.

Hablarnos de seguridad, de dejar un país seguro con una serie de estándares es verdaderamente una burla a los mexicanos, es no tener conciencia en la cabeza del presidente Calderón de que esto cada vez se desborda más.