Joaquim Benedito Barbosa Gomes, hijo de un albañil y una sirvienta
Bernardo González Solano
Haití y Brasil se identifican en las antípodas. Aunque son dos países en los que la mayoría de la población son negros o descendientes de los mismos, los haitianos fueron, después de Estados Unidos, el segundo país de América en declarar su independencia (1804), y la primera república negra del mundo.
No obstante, desde 1793 los esclavos negros ya eran libres en la antigua colonia francesa, mientras que Brasil tuvo la deshonra de prohibir la esclavitud hasta 1888, pese a ser independiente desde 1825. Cosas de la historia.
El hecho es que en la segunda década del siglo XXI, Haití es el país más pobre de la Tierra y Brasil una de las naciones emergentes del planeta, junto a China, India, Rusia y Sudáfrica. Las estadísticas internacionales dicen que es la sexta nación más rica del mundo.
Pero, de acuerdo a los datos del último censo brasileño, la pobreza y el atraso continúan afectando a los casi 97 millones de negros —por primera vez la mayoría en este país, junto con los mulatos—, pues los blancos y los asiáticos ganan salarios que rondan los 900 dólares, casi el doble de los negros y mulatos que tienen ingresos de cerca de 480 dólares.
Descendiente de esclavos
Los descendientes de los tres millones de negros africanos que fueron llevados a Brasil durante tres siglos de coloniaje no superan su raquítica situación, pero hay signos que anuncian promisorio panorama. Al mes de julio del presente año, la población de Brasil suma 205 millones 716 mil 890 habitantes, según los datos oficiales.
El jueves 22 de noviembre pasado, uno de los descendientes de aquellos esclavos, de origen africano, rompió la tradicional postura de la población negra brasileña, y por primera vez en la historia del país austral, se convirtió en el primer presidente negro del Tribunal Supremo Federal de Brasil (Tribunal Supremo), Joaquim Benedito Barbosa Gomes, de 58 años de edad, el mayor de ocho hermanos, hijos de un peón albañil y de una sirvienta doméstica, Benedita, que acompañó a su primer hijo a la toma de posesión como cabeza del Tribunal Supremo, donde recibió el nutrido aplauso de los presentes.
No hay que olvidar que el poder económico en Brasil, como en el resto del mundo, va aparejado con el poder político. No obstante su situación mayoritaria, tan solo el 8% de la Câmara dos Deputados (513 escaños) son negros, es decir, 40 diputados. Y en el Senado federal (81 en total), es peor, apenas dos senadores son negros. De ahí la importancia del ascenso del hijo de Benedita.
Al llegar a la cumbre del Tribunal Supremo por méritos propios y con un curriculum vitae excepcional —razón por la cual hace seis años, en 2006, a la sazón presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, lo escogió para formar parte de la alta corte de justicia—, Barbosa Gomes estuvo acompañado en su investidura por los representantes de los tres poderes, especialmente por la presidenta de la república, Dilma Roussef, que es de origen europeo, su padre era originario de Bulgaria.
El mandato que asumió Barbosa Gomes es por dos años y abarca tanto la presidencia del Tribunal Supremo como el Consejo Nacional de Justicia, órgano responsable de la gestión, regulación y fiscalización de todo el Poder Judicial en Brasil. Por lo mismo, la ceremonia de investidura estuvo llena de simbolismo para un país donde la pobreza tiene color: los pobres mayoritariamente son negros.
Al acto acudió el presidente del Congreso, senador y expresidente José Sarney (1985-1990), varios ministros, parlamentarios y líderes políticos.
A su vez, la ministra de la Igualdad Racial —cargo que pone de relieve que en Brasil existe una gran desigualdad entre los pobres y la clase media y los ricos—, Luiza Barrios, destacó en el acto que la llegada de Barbosa Gomes a la presidencia del Tribunal Supremo simboliza ese “nuevo Brasil”, que por primera vez eligió a una mujer en el principal cargo del país: la Presidencia de la República. “Se trata de un nuevo Brasil que se abre a la posibilidad de realización de talentos en cualquier clase social y en cualquier grupo racial”.
No obstante que había mucha expectación por las palabras que diría Barbosa Gomes ante Rousseff, pues su figura de juez instructor del proceso de corrupción del mensalao —el llamado “juicio del siglo”—, que condenó a penas de cárcel a importantes líderes de su partido, el Partido de los Trabajadores, ha despertado recelos y resentimientos entre los grupos políticos, el discurso no desmereció de la fama que lo precede.
De tal suerte, Barbosa Gomes, considerado de temperamento fuerte y polémico, defiende, sin embargo, como lo hizo en su breve discurso, que el juez debe estar despojado “de perifollos, solemnidades y notas a pie de página”. El meollo de sus palabras no versó sobre la reivindicación del color de su piel, ni se presentó como líder del poder negro en Brasil. Eso sí, afirmó que la esencia de la justicia es “la igualdad”, que hace que todos los brasileiros “sean iguales ante la ley”, asunto, subrayó, “que aún no existe”, ya que “no todos son tratados igualmente en los procesos judiciales”…
“Hay un gran déficit de justicia entre nosotros. No todos los brasileños son tratados con igual consideración cuando buscan el servicio público de la justicia. La noción de justicia es inseparable de la noción de igualdad. Cuando se asocian justicia e igualdad, emerge el ciudadano”…
“Es necesario reforzar la independencia del juez, alejarlo desde temprano de cualquier influencia”, resaltó Barbosa Gomes en su discurso, transmitido en vivo a todo el país.
El nuevo presidente del Tribunal Supremo abogó para que el juez no viva “en su torre de cristal” y que escuche los anhelos de la sociedad a la que, aclaró, “no puede ser indiferente”.
De acuerdo al magistrado, sólo una justicia que no se eternice en sus procesos hará posible un Brasil con una “economía moderna, dinámica, abierta a las minorías”.
Máscaras del abogado al carnaval
En su primer pronunciamiento como titular del Tribunal Supremo, Barbosa Gomes aseguró que una revisión brasileña en las últimas seis décadas demuestra la “exitosa trayectoria de un pueblo que supo salir de la posición de casi paria en el contexto internacional y pasó a ser una de las naciones más destacadas del mundo”.
Asimismo, en los discursos que se pronunciaron en el histórico acto en Brasilia, se destacaron los aportes de Barbosa Gomes a sentencias en las que el Tribunal Supremo sentó precedentes sobre asuntos como la despenalización del aborto y el combate a la discriminación de los homosexuales, temas que causan mucho escándalo en Brasil.
Barbosa Gomes alcanzó gran popularidad, sorprendente para un juez brasileño, al grado que las máscaras con su rostro son de las más solicitadas para las fiestas de Carnaval de 2013, por la firmeza (dureza, dicen los afectados) que demostró como instructor del “juicio del siglo”, que todavía no finaliza.
Curriculum vitae de primera
Nacido en 1954 en el pueblo de Paracatu, en el estado de Minas Gerais, Barbosa Gomes es el primogénito de ocho hermanos que ayudaban a su padre a fabricar ladrillos y entregaban leña para ganarse unas cuantas monedas. Su madre trabajaba como doméstica en varias casas. Después, Barbosa Gomes vivió con una familia cuando sus padres se separaron. En la década de los 70, cuando contaba 16 años de edad, se mudó solo a Brasilia para estudiar, y se sostuvo laborando como limpiador en los tribunales y también en la imprenta del Senado. Y en el periódico Correio Braziliense, terminó el segundo grado siempre estudiando en colegio público. Cursó el bachillerato y después se graduó en derecho en la Universidad de Brasilia, donde, posteriormente, obtuvo su doctorado en derecho del Estado. Inició su carrera en el Ministerio Público Federal y después fue fiscal en Río de Janeiro.
Barbosa Gomes fue oficial de cancillería en el Ministerio de Relaciones Exteriores (1976-1979); sirvió en la embajada de Brasil en Helsinki, Finlandia, y, después, fue abogado de Sepro (1979-1984).
Se presentó al concurso público para procurador de la república, y fue aprobado. Estudió en Francia, durante cuatro años, para obtener la maestría y el doctorado en derecho público en la Universidad de París II (Pantheón-Assas) en 1990 y 1993.
Regresó a cargo de procurador en Río de Janeiro y también se desempeñó como maestro por concurso en la Universidad de Río de Janeiro. Estuvo como visiting scholar en el Instituto de Derechos Humanos en la Universidad Columbia de Nueva York (1999-2000) y en la Universidad de California, en Los Angeles School of Law (2002-2003).
Hizo estudios complementarios de idiomas extranjeros en Brasil, en Inglaterra y en Alemania —además de portugués brasileño, habla español, inglés, francés y alemán—, realizó un doctorado en La Sorbona, fue catedrático en las universidades de Columbia y California, y actalmente, no obstante ssus crónicos problemas de cadera y espalda, continúa tocando el piano y el violín, desde los 16 años, en sus ratos libres.
Joaquim Benedito Barbosa Gomes es el primer ministro negro del Tribunal Supremo Federal de Brasil. Anteriormente formaron parte de la Corte, un mulato oscuro, Hemenegildo de Barros, y un mulato claro, Pedro Lessa.
Sus otros puestos ya son historia, como él. Su vida y su desempeño hicieron historia en Brasil. Muito obrigado. [muchas gracias]


