Caligrafía de la esperanza

Alfredo Ríos Camarena

Después de los discursos de propuesta en Palacio Nacional y el que se refiere al Pacto por México, se empezaron a descorrer los velos de los primeros pasos de la nueva administración; se fue aclarando la integración del gabinete que no trajo en realidad muchas sorpresas. Se trata de un equipo de trabajo vinculado al presidente por su paisanaje o por su relación política, equilibrado generacionalmente, con algunas ausencias de mujeres y en el que, como siempre sucede, ni son todos los que están, ni están todos los que son.

En el aspecto mediático, el presidente tuvo presencia popular cuando el boxeador Juan Manuel Márquez, después de triunfar en su espectacular pelea, se la dedica precisamente al presidente Peña Nieto; también se sintió su presencia al inicio del Teletón y, asimismo, dio los premios del deporte.

En otros temas estructurales, asistió a Nuevo León para seguir perfilando su compromiso de seguridad; entregó el premio de Derechos Humanos al padre Solalinde y, como lo prometió, se desistió ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación de la impugnación que había formulado su antecesor a la Ley de Víctimas. Con esto, cumplió su primer ofrecimiento, y días después propuso una iniciativa de reforma constitucional que permitirá al Estado mexicano definir la rectoría en materia educativa; es decir, arrancar el poder de las plazas y nombramientos al SNTE que encabeza Elba Esther Gordillo, y por supuesto, dando una mejor proyección a ese tema toral de la educación desde donde se destacan dos universitarios de gran tradición, el doctor Fernando Serrano Migallón y el licenciado Enrique del Val Blanco.

Vistos los temas de los compromisos, el arranque tiene que ver con una pauta en la reforma hacendaria, porque el Presupuesto de Egresos de la Federación, como bien se señaló, es inercial, ya que no daba tiempo de plantear frente a la sociedad las razones económicas, políticas y sociales que convenzan y legitimen la ejecución de una reforma fiscal, que tanto necesitamos; sin embargo, el paquete económico que se presentó a la Cámara de Diputados a través del secretario de Hacienda, Luis Videgaray, tiene algunas orientaciones de gasto público que empiezan a sustentar lo que habrá de ser en el presupuesto de 1914. Por ahora, para compensar parte del gasto, se decretó la reducción de un 5 por ciento en los salarios de funcionarios medios y altos, lo que representará apenas 2 mil 400 millones de pesos, pero que tiene un importante significado frente al tema de la austeridad.

La capacidad de Videgaray está probada en su vida pública, pues operó con habilidad las finanzas del Estado de México y presidió la Comisión de Presupuesto en la Cámara de Diputados; lo único criticable, a mi juicio, es la neoliberal propuesta de endeudamiento de déficit cero, pues mientras los países más poderosos impulsan sus economías con endeudamientos, a veces exagerados, y déficit que ponen en riesgo la economía mundial, el Fondo Monetario Internacional impone a los países en desarrollo mordazas que frenan su desarrollo; una de ellas es, sin duda, el reducir el déficit; ésta no es una solución que permita promover el crecimiento económico que requerimos; ojalá en el Congreso se modifique para ampliar nuestras posibilidades hacia el futuro.

Las primeras letras de la bitácora de Peña Nieto están escritas con buen estilo y con energía; se percibe la intención de avanzar en una comunicación política que permita las reformas, lo cual no será nada fácil, pues una cosa es el pacto firmado por los partidos, y otra, la acción de los legisladores que operan, casi siempre, en circunstancias coyunturales.

Ya estamos viendo que los partidos proponen junto con el presidente, pero el Congreso obedece a una lógica distinta. No obstante lo anterior, estas primeras letras se escribieron con la caligrafía de la esperanza.