Perderá privilegios la líder magisterial
Félix Fuentes
La urgente reforma educativa para salvar a la niñez de la ignorancia enaltece al presidente Enrique Peña Nieto y derrumba el poderío absurdo de Elba Esther Gordillo, quien cundió de cáncer a su sindicato (SNTE) a partir de cuando ella lo asumió, hace 23 años.
Con la modificación al artículo 3o constitucional, la líder magisterial perderá el privilegio de designar profesores y personal administrativo de las escuelas a capricho. Ya perdió el ISSSTE, la Subsecretaría de Educación Básica y falta que le quiten la Lotería Nacional.
Dichas instituciones fueron obsequiadas a Gordillo por el panista Felipe Calderón, en pago porque ayudó a éste a ganar las elecciones bajo sospecha del 2006.
Con la designación del mexiquense Emilio Chuayffet para secretario de Educación Pública era esperada una decisión de firmeza ante Gordillo, a fin de desbaratar su insolente hegemonía. Era urgente devolver la rectoría educativa al Estado, lo cual fue anunciado el lunes pasado en el acto en que el presidente Peña Nieto envió su iniciativa de reforma al artículo tercero constitucional al Congreso.
El primer mandatario fue respaldado en tan importante decisión por los dirigentes del PRI, PAN y PRD. Nadie habría imaginado, hace 20 días, que el líder panista Gustavo Madero y el dirigente del PRD, Jesús Zambrano, hubieran unido aplausos en honor de Peña Nieto
Gordillo sabía cuánto le esperaba y se abstuvo de acudir a dicho evento. En cambio, acudieron al mismo los coordinadores del Congreso de la Unión, exsecretarios de Educación Pública y el rector de la UNAM, José Narro Robles, quienes respaldaron plenamente a Peña Nieto.
En su estilo de elaborar discursos sólidos y documentados, Chuayffet recordó que el constituyente Francisco J. Mújica dijo en Querétaro, al ser abierto el debate sobre el artículo tercero: “Estamos, señores, en el momento más solemne de la Revolución”.
En el transcurrir del tiempo se perdió la esencia de ese precepto constitucional por el cacicazgo que bajo las siglas del SNTE corrompió en lo más profundo de sus entrañas al sistema educativo nacional.
Es paradójico que si México tiene el porcentaje más alto de su presupuesto para educación, después de Nueva Zelanda, no haya sido posible superar “nuestras debilidades y nuestro rezago y, mucho menos, superar el retraso en la asimilación de la gran transformación tecnológica del mundo”, advirtió Chuayffet.
Peña Nieto afirmó que urge reformar el marco jurídico para una educación de mayor calidad y equidad. En mensaje directo al magisterio dijo: “Los buenos maestros tendrán oportunidad de ascender con base en sus méritos profesionales… es momento de abrir camino a los grandes educadores del país”.
La Secretaría de Educación Pública, abundó Chuayfett, es un archipiélago; hay que revisarla críticamente y que vuelva a ser la dependencia del Ejecutivo federal que ejerza la rectoría del Estado en la materia.
En entrevista, terminado el acto, el titular de la SEP dijo que la iniciativa presidencial no significa una dedicatoria contra nadie, pero en claro mensaje a Gordillo hizo ver que la obligación de la evaluación no es potestativa, es decir, no debe ser a capricho de los mismos profesores.
Esto no gustará a afiliados al SNTE y mucho menos a disidentes de la CNTE, acostumbrados a exigir todo, a suspender clases la mayor parte del año y usufructuar plazas sin examinar a individuos ignorantes, carentes del digno don de la educación.
Es el gran reto para el gobierno de Peña Nieto: impedir que la anarquía esté por encima de la educación pública.
