Entrevista a Eduardo Huchim/Analista político

Moisés Castillo

Llegó el tiempo de Miguel Angel Mancera. El exprocurador capitalino se convirtió en el cuarto jefe de Gobierno electo democráticamente y tiene el gran reto de mantener la capital del país para la izquierda. Su aplastante victoria en las elecciones del pasado 1 de julio le da un amplio margen de maniobra para gobernar sin las ataduras de las tribus del PRD.

En la Asamblea Legislativo pudo aglutinar a las corrientes perredistas y a representantes de otros partidos y del gobierno federal. En este sentido, el secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong, ofreció trabajar conjuntamente con las autoridades capitalinas.

“Quiero manifestar el apoyo total a esta nueva administración, que se sepa acompañada en los grandes retos que tiene Miguel Angel Mancera en el Distrito Federal. No habrá un interlocutor en particular, son muchos los temas que hay que atender y tengan la seguridad de que el gobierno federal estará abierto a todos los planteamientos que haga el gobierno local”.

También se pudo ver a René Bejarano, líder de la corriente Izquierda Democrática Nacional; Manlio Fabio Beltrones, coordinador del PRI en la Cámara de Diputados; Gustavo Madero, dirigente nacional del PAN; así como a Jesús Zambrano, presidente nacional del PRD.  

Con tono moderado y conciliador, Mancera reconoció la labor de sus antecesores a favor de los adultos mayores, una política social exitosa que ha sido copiada por otros gobiernos.

“Es muy importante que la ciudad siga impulsando esta tarea fundamental, lo hizo muy bien en su momento Andrés Manuel López Obrador, que fue quien impulsó este programa. Vamos a dar también la continuidad de todo el trabajo que hizo Marcelo Ebrard, que fue un trabajo muy importante para consolidar y para llevar a todos los beneficios, y ahora nos toca a nosotros hacerlo”.

Ante legisladores locales, Mancera lanzó una primera propuesta que denominó Escudo Centro para fortalecer la seguridad pública en el Distrito Federal y en los estados que colindan con la capital.

“Con este programa, podremos contar de manera homogénea con todos y cada uno de los instrumentos jurídicos, técnicos, científicos y operativos en nuestros respectivos territorios para estar en condiciones de contribuir de manera eficiente a la estrategia nacional y territorial de combate y prevención del delito convocada por el gobierno federal”.

Ya instalado en el Auditorio Nacional, donde fue la fiesta con invitados especiales, Mancera hizo un anuncio sorprendente: designo a Cuauhtémoc Cárdenas a su gabinete como coordinador de Asuntos Internacionales. El primer jefe de Gobierno democrático se llevó la mayor ovación de la tarde.

“Quisiera pedirle al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, si es tan amable también de acompañarnos acá arriba; se suma al equipo de trabajo del Gobierno del Distrito Federal. Todo mi reconocimiento por aceptar esta tarea, ingeniero; muchísimas gracias, es un gran orgullo”.

Mancera desplegó lo mejor que ha hecho en su corta pero fructífera carrera: ser prudente. Quizá el llamado a los capitalinos a trabajar juntos los próximos seis años fue el momento climático de su mensaje.

“Esta ciudad me lo ha dado todo: mi formación, a mis hijos, la amistad, el dolor y la alegría. Hoy estoy aquí, asumiendo el compromiso de dar mi mejor esfuerzo, de empeñar todo mi conocimiento, mis convicciones, mi capacidad, mi pasión y mi corazón. El jefe de Gobierno no puede solo, requiere la participación de todos; por eso trabajaré con cercanía, escucharé los problemas y ejecutaré las acciones necesarias siempre con la idea de encontrar la solución que, apegada a la ley, pueda dar paso a los justos equilibrios”.

Para Eduardo Huchim, analista político y exconsejero del Instituto Electoral del Distrito Federal, el discurso de Mancera no tuvo nada de espectacular, pero sí deja entrever que impulsará una izquierda moderna.

“El mensaje en la Asamblea Legislativa lo vi con perfil mediano, no tuvo nada espectacular. Mancera muestra una nueva cara de la izquierda mexicana. En su discurso sugiere una tarea administrativa de continuidad, lo cual no significa continuismo”.

 

Dos sorpresas

¿Qué le pareció el discurso de toma de posesión de Miguel Angel Mancera?

Lo que salta a la vista es este llamado Escudo Centro, una política de seguridad para el centro del país. Tiene mucho sentido porque pone un acento en lo que realmente es una amenaza para el Distrito Federal que, a pesar de la inseguridad que vivimos y de la incidencia delictiva, está muy lejos de ser un territorio de la delincuencia organizada como ocurre en diversos estados del país. Pone el acento en este problema y es importante porque si no hay una relativa seguridad para la sociedad, el Estado dejaría de cumplir su primera razón de ser que es dar seguridad a los ciudadanos.

¿Qué herencia le deja Marcelo Ebrard?

En cuanto a los primeros desafíos que tendrá que afrontar Mancera me parece que los hechos se precipitaron. Por una parte, Marcelo Ebrard le deja el conflicto de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. También le deja un asunto que no es menor como el de la escultura del líder de Azerbaiyán que puede generar un conflicto diplomático.

Por otra parte, no es exactamente una herencia porque los hechos ocurrieron apenas unos días antes de la toma de posesión de Mancera, pero que se ha constituido en un desafió mayor: los hechos violentos del 1 de diciembre, el día de la toma de posesión de Enrique Peña Nieto, que tiene una serie de posibles lecturas y que rebasaron a las fuerzas de seguridad del Distrito Federal. Hay una serie de lecciones que esperemos que el nuevo gobierno asimile.

Es desalentadora la declaración del nuevo procurador en el sentido de que volvería a consignar a los detenidos, cuando es evidente que la mayoría de ellos fueron capturados arbitrariamente.

El reconocimiento a Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard, y la inclusión de Cuauhtémoc Cárdenas, ¿es un mensaje de unidad?

Veo en el gabinete de Mancera dos sorpresas: una es la de Cuauhtémoc Cárdenas, pero la otra muy importante la incorporación de Salomón Chertorivski  en la Secretaría de Desarrollo Económico. Esto habla bien de un jefe de gobierno que trata de atraer a su equipo a gente útil y valiosa independientemente de su origen o carrera política.

En el caso de Cárdenas, a pesar de que el ingeniero tuvo un traspié al aceptar colaborar con un gobierno panista, posee y conserva un liderazgo moral en la izquierda mexicana, y sí es un gesto de unidad que trata de enviar Mancera.  

¿Este llamado de “trabajar juntos” será un indicio de una nueva forma de gobernar?

Hay una convocatoria correcta a la sociedad para que se involucre en las labores públicas. Que no haya una separación entre gobierno y ciudadanos. Es una buena manera de convocar a los capitalinos para que sean parte de las tareas de gobierno y se escuche su voz. Siempre la voz social puede ser un faro para guiar las labores administrativas, aunque en el mayor de los casos sea más retórica que acción.

¿Qué se puede esperar de la relación con el gobierno de Enrique Peña Nieto?

Hay indicios que prefiguran un correcto entendimiento entre los gobiernos federal y capitalino, lo cual me parece que es una buena noticia para todos porque es claro que los gobiernos, independientemente de las procedencias políticas, deben ejercer el poder en beneficio de la sociedad. Una buena coordinación entre el gobierno federal y el capitalino debe darse y parece que hay buenas señales que así será.

Además, Mancera va un poco más allá porque no sólo propicia una correcta relación con el Ejecutivo federal sino que también ha llamado a los gobernadores de los estados vecinos a sumar esfuerzos, lo cual es relevante porque quizá al fin llegué una visión metropolitana al centro del país.

 

Dejó atrás las cuotas

¿Cumplirá Mancera con las expectativas luego de obtener más de tres millones de votos el 1 de julio?

Esta caudalosa votación que tuvo está teniendo repercusiones importantes. En la conformación del gabinete no incurrió en las cuotas de las corrientes perredistas, que hasta ahora habían tenido una influencia nociva. Se privilegiaban las cuotas más que la aptitud de las personas para el cargo público. Esto no ocurrió con Mancera, lo cual no quiere decir que no haya funcionarios del primer nivel vinculados con ciertas tribus. Pero ya no hubo una imposición que habíamos visto en gobiernos anteriores. Es un efecto virtuoso de este caudal impresionante de votos que obtuvo Mancera; además, nos augura que ha nacido un precandidato presidencial rumbo al 2018. Digamos que por parte de la izquierda ya hay prefigurados tres precandidatos: López Obrador, Ebrard y Mancera. Habrá qué ver que es lo que pasa.