Alexander Serikov
La fiesta invernal más querida y anhelada por los niños rusos se llama Abeto del Año Nuevo. Esta fiesta se celebra en vísperas del Año Nuevo y durante la primera semana de enero. En todos los lugares donde se reunen los niños –escuelas, clubes, teatros– se instalan árboles decorados con diferentes adornos y luces multicolores. En la mayor parte de Rusia estos árboles son abetos y solamente en el sur del vasto territorio ruso donde no crecen abetos, se usan en calidad de árboles de Año Nuevo los pinos.
Los niños llegan a estas fiestas con muchas esperanzas de divertirse en un ambiente de alegría y encanto ya que les esperan una magnífica función artística con música, juegos, concursos, canciones y danzas y con la participación de los personajes de sus preferidos cuentos, entre ellos Ded Moroz que quiere decir Abuelo Frío, y su nieta Snegúrochka que significa Blanca Nieves. Estos dos personajes reciben a los niños en la entrada del recinto y son como conductores del espectáculo que comienza apenas se enciendan las luces que adornan el Abeto del Año Nuevo. Hay muchas sorpresas tales como la actuación de magos, equilibristas, gimnastas y acróbatas, payasos, animales adiestrados y otros. Y la sorpresa más anhelada son los regalos que Ded Moroz y Snegúrochka entregan a los niños. Son muñecas para las niñas, carritos y armas de plástico para los niños así como dulces y chocolates.
El festejo principal Abeto del Año Nuevo se lleva a cabo en el Kremlin. Allá se encuentra el llamado Palacio de los Congresos que puede albergar a centenares de personas. En este palacio se coloca el abeto del Año Nuevo y alrededor de este árbol maravillosamente decorado se desarrolla el espectáculo infantil.
Por primera vez el Abeto del Año Nuevo fue celebrado en el Kremlin en 1954. En aquel tiempo los espectáculos para los niños fueron muy politizados. Los personajes principales de ellos eran combatientes del Ejército Rojo que luchaban contra los contrarrevolucionarios, obreros y campesinos que citaban los fragmentos del estatuto del partido bolchevique.
Con el paso del tiempo el contenido de los espectáculos fue cambiado y ahora los personajes de fábulas que invitan a los niños a viajes fantásticos les envían mensajes de bondad, honestidad, tratando de enseñarles a respetar a las personas mayores de edad a los amigos, también a defender a los pequeños, en fin, inculcarles los valores humanos y culturales que el impetuoso desarrollo del mundo cibernético actual a veces deja al margen de la vida de hoy día.
La fiesta Abeto del Año Nuevo la llaman festejo presidencial ya que uno de los patrocinadores de ella es el presidente de Rusia. También en el territorio del Kremlin se coloca en el lugar llamado Plaza de los Templos un gigantesco abeto que es el árbol del Año Nuevo del país. Esta vez lo han traído de una reserva natural situada no lejos de Moscú. Su alto es de 30 metros y su edad de 100 años.