Se requiere mano firme

Alfredo Ríos Camarena

La esperanza de un pueblo crece exponencialmente frente a los cambios de régimen político; en México, sexenalmente se despierta esa posibilidad de mejorar para bien, se abren las puertas de la ambición política y de la participación de nuevos actores, pero también, en el corazón del pueblo, surge una luz que da la apertura a mejores condiciones de vida, a mejor justicia, a salud, a mejor salario, a vivienda, etc. En esta ocasión, el retorno del PRI trajo consigo una enorme cauda de voluntades, que han visto en el cambio una real posibilidad de avance social.

Enrique Peña Nieto llegó con paso triunfal; las ceremonias y los fastos militares y civiles de la toma de posesión, la propuesta de su discurso en el Palacio Nacional, el Pacto por México y el intenso trabajo legislativo fueron exitosos y no pudieron ser opacados por los hechos violentos del primero de diciembre.

Con la aprobación de la Ley de Ingresos y del Presupuesto de Egresos de la Federación, se terminó el proceso legislativo del Primer Periodo Ordinario de Sesiones de la LXII Legislatura, y con ello, muy probablemente también concluyó la luna de miel del nuevo presidente.

También cada seis años diversas fuerzas miden al presidente que recién ingresa, poniéndole trampas grandes y chicas, para conocer su verdadero perfil; esta vez los retos son verdaderamente enormes, pues la reforma educativa ya trajo consigo los primeros enfrentamientos con el sindicato de maestros; la apertura a la competencia televisiva y de telecomunicaciones va a tener también consecuencias de choque con factores reales del poder, como lo son las empresas de la comunicación social; la apertura en la telefonía celular abrirá otro frente contra intereses económicamente poderosos; y en otra perspectiva, el Ejército Zapatista volvió a hacerse presente con una marcha, que nos recuerda que sigue pendiente la aclaración de la matanza de Acteal; el sindicato electricista está en pie de lucha; el sindicato minero sigue con problemas serios; la Universidad de la Ciudad de México no ha resuelto su problemática, y el fantasma de los anarquistas y de grupos no identificados constituye una amenaza en los actos públicos.

El hilo que vincula el Pacto por México entre los principales partidos políticos es débil, pues se enfrentarán a contradicciones muy serias cuando se inicie la reforma hacendaria, punto fundamental para el desarrollo del país, y la anunciada reforma energética. Con estos dos cambios estructurales, que seguramente se irán construyendo durante 2013, también se propiciará la aceleración de la fragilidad del pacto de los tres partidos grandes.

Se acabó la luna de miel y empieza la parte difícil, que va a girar, como lo pensó Peña Nieto desde el principio, en dos ejes: el económico, en manos de Luis Videgaray; y el político y de seguridad, en manos de Miguel Angel Osorio Chong. La capacidad de estos funcionarios y de sus colaboradores va a ser determinante para la marcha del país, en términos de confianza y paz pública.

Los temas de la inseguridad, de la corrupción y de la injusticia seguirán siendo esenciales; por ello, es urgente, aunque insuficiente, la reforma administrativa, porque también debe reformarse el Poder Judicial, tanto en el orden federal como en el local, para complementar el esfuerzo del gobierno federal y de los estados.

Ya no habrá luna de miel, lo que se requiere es mano firme y experimentada, así como capacidad y patriotismo, para obtener los fines que convienen a la nación.

A todos nuestros lectores, a nuestros amigos, les deseamos por este medio, un año 2013 a la altura de sus expectativas y deseos.