Fin de semana “atípico e inusual”

Félix Fuentes

En el pasado fin de semana se registraron 23 homicidios en el Distrito Federal y 13 en el Estado de México. Son muchos muertos y se cree que el crimen organizado pretende asentarse en la capital del país y en la vecina entidad.

Según el procurador de Justicia del Distrito Federal, Rodolfo Ríos Garza, se trató de “un fin de semana atípico e inusual” porque, a su juicio, el promedio de homicidios dolosos es de dos en el Distrito Federal.

El propio jefe de Gobierno citadino, Miguel Angel Mancera, afirmó que tantos crímenes “salen de los márgenes comunes” y la seguridad está garantizada en la ciudad de México.

Sin embargo, en semanas recientes se han registrado constantes homicidios con el sello del narcotráfico en Iztapalapa, Iztacalco, Tláhuac y Gustavo A. Madero. A la vez aumentan extorsiones y secuestros. Sin duda, el hampa está al acecho de la región más poblada del mundo.

En el oriente del Distrito Federal fueron abandonados seis cadáveres maniatados y con tiros de gracia en las cabezas. Son ilícitos propios de narcotraficantes.

En el Estado de México suceden asesinatos constantes, también con la marca de la delincuencia organizada, sobre todo en el oriente y sur del mismo. En los municipios de Ecatepec y Netzahualcóyotl son constantes las ejecuciones y ni la capital de esa entidad escapa a la creciente violencia.

En la madrugada del lunes pasado fueron abandonados cinco cuerpos en la vía pública de Toluca, 3 de ellos semidesnudos, maniatados, con señales de tortura y los tiros de gracia. Cerca de los mismos estaban otros dos, en bolsas de plástico.

Así como en el norte del país, en particular Tamaulipas, Coahuila, Nuevo León y Chihuahua, también en el Estado de México se intensifica la práctica de cobros por “derechos de piso” y los pequeños comerciantes son las principales víctimas de esa práctica. En Naucalpan y Huixquilucan es evidente el incremento de extorsiones.

Saben autoridades del Estado de México que los cárteles de La Familia y los Caballeros Templarios han rebasado los límites de Michoacán y extienden sus ilícitos al Estado de México, Guerrero, Morelos y Guanajuato.

De acuerdo con la decisión del presidente Enrique Peña Nieto de que autoridades de los tres niveles se desempeñen en conjunto contra el hampa, es necesario el acuerdo entre autoridades mexiquenses y del Distrito Federal para unir esfuerzos y enfrentar a las mafias, tan decididas a invadir la zona centro del país.

El régimen peñista decidió dividir en cinco regiones al país e instalar puestos de mando en cada una para enfrentar al crimen organizado. Tal vez se adelantan La Familia y Los Templarios a ocasionar terror y pertrecharse. A la vez envían mensajes al gobernador Eruviel Avila para que “abra los ojos” y sepa quiénes tienen fuerza para dominar la “plaza” mexiquense.

El problema toral para el presidente Peña Nieto y los gobernadores es el de carecer de personal suficiente y capacitado para enfrentar la delincuencia. Enviar a militares y marinos a otra “guerra” torpe como la de Felipe Calderón es perder el tiempo y dar lugar a más ejecuciones, sin posibilidades de liquidar al narcotráfico.

O sea, el nuevo gobierno priista está obligado a adiestrar gente, a toda velocidad, en particular en las rubros de inteligencia y estrategia, para combatir el hampa, efectivamente, sin incurrir en nuevos errores. No es tarea fácil.