Alexander Serikov

El lanzamiento realizado por Corea del Norte el 12 de diciembre pasado, de un cohete de largo alcance que —teóricamente— tenía como objetivo poner en órbita un satélite científico, pero que Corea del Sur, Estados Unidos y sus aliados consideraron que encubría una prueba de misiles de largo alcance capaz de llevar una ojiva nuclear, fue caracterizado por la comunidad internacional como una nueva amenaza para la estabilidad y tranquilidad en el oriente asiático.

Así, el 22 de enero de este año el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la resolución que condena este lanzamiento y amplió la lista de organizaciones y ciudadanos norcoreanos contra los cuales anunció nuevas sanciones.

Corea del Norte no se hizo esperar e informó el día siguiente sobre su intención de reforzar su potencial bélico, desarrollar su programa nuclear y advirtió sobre su rechazo a las negociaciones sobre la desnuclearización de la Península de Corea.

El 24 de enero se publicó el mensaje del Comité Estatal de la Defensa Nacional de la República Popular Democrática de Corea que dice, entre otras cosas, que durante la nueva fase de la confrontación entre Corea del Norte y Estados Unidos, todos los nuevos lanzamientos de cohetes y ensayos nucleares se dirigirían contra el enemigo a muerte que es Estados Unidos.

Por su parte, Washington catalogó estas nuevas amenazas como provocaciones innecesarias. El representante especial de Estados Unidos para Corea del Norte, Glen Davis, dijo que no era tiempo para agravar la tensión en la Península de Corea y exhortó a Corea del Norte a no realizar ensayos ya que esto sería un error. La opinión de Estados Unidos fue compartida por Corea del Sur cuyo representante de la cancillería dijo que su gobierno invitaba a Corea del Norte a tomar en cuenta las múltiples advertencias de la comunidad internacional. Se pronunciaron también con fuertes críticas dirigidas a la postura de Corea del Norte los cercanos vecinos de este país que son China y Rusia.

El representante oficial de la cancillería china, Hong Lei, caracterizó la situación en la región como difícil y sensible y expresó la esperanza de que las partes en conflicto actuen con prudencia y no vayan a dar pasos  hacia una escalada de tensión.

A su vez, Leonid Kaláshnikov, primer vicepresidente del comité de asuntos extranjeros de la cámara baja –Duma– del parlamento ruso, opinó que el anuncio de Corea del Norte sobre nuevos posibles ensayos nucleares es una “demostración de fuerza”, pero con palabras, que no será seguida por ningunas acciones concretas.

Sobre las amenazas dirigidas a Estados Unidos, Kaláshnikov dijo que Corea del Norte no es capaz de realizarlas ya que no tiene las posibilidades tecnológicas necesarias para esto.

El funcionario ruso también cree que las declaraciones norcoreanas están profundizando todavía más el aislamiento internacional del país y pueden tener como consecuencias la aprobación de nuevas sanciones aún más duras.