Descartada, la versión del atentado

Félix Fuentes

El desplome de tres pisos del edificio B-2 de Pemex, con  saldo trágico de 37 muertos y más de 40 heridos, se debió al estallido de gas metano o natural, acumulado en el sótano de esa torre. Los peritos de la Defensa Nacional, Marina, la Procuraduría General de la República (PGR) y el gobierno capitalino no encontraron indicios de  explosivos.

La información proporcionada por el procurador general de la república, Jesús Murillo Karam, descarta toda posibilidad de un atentado y con ello desmiente a algunos medios  y  legisladores de  izquierda que propalaron  versiones alarmantes.

Acompañado del secretario de Gobernación, Miguel  Ángel Osorio Chong, y del titular de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, Murillo Karam dijo que se trató de una explosión “difusa, lenta y horizontal” la cual no hizo cráter como sucede en los estallidos violentos.

Según Murillo, no se ha precisado plenamente la procedencia de los gases, pero pudieron salir de un conjunto de máquinas de los mismos edificios de la paraestatal, localizados en Marina Nacional. En esto faltan investigaciones por concluir.

El funcionario hizo ver, por otra parte, que sólo tres cuerpos presentaban quemaduras y corresponden a  trabajadores que hacían labor de mantenimiento en unos pilotes que sostienen las estructuras del edificio dañado.

Murillo Karam acudió al lugar del siniestro un día después de la tragedia y prometió resultados, así se tratara de accidente o de un atentado. La noche del lunes pasado cumplió ese compromiso.

En las pesquisas también intervienen agentes de  Gobernación y del Distrito Federal, así como expertos de la Defensa Nacional,  Marina, de la PGR y otras dependencias.  Con tantos investigadores  se llegó al fondo de las averiguaciones y quedó descartada la versión del atentado.

Resultó ocioso suponer que el gobierno de Enrique Peña Nieto oculta la verdad de lo sucedido. Hubo quienes difundieron la penetración de la narcoviolencia  en el supuesto atentado del B-2 e incluso le fue atribuido a Los Zetas.

Otros manejaron la idea de que gente de izquierda conectada con Andrés Manuel López Obrador o  electricistas  de Martín Esparza pudieron causar el siniestro. A ninguno de ambos bandos conviene una aventura de esa magnitud. Saben que el gobierno federal  iría sobre ellos hasta exhibirlos ante la opinión pública.

En contra de las posturas de choque de miembros del PRD y  Morena de López Obrador, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, participa en las averiguaciones de dicha explosión  y, según dijo,  sus peritos no descubrieron fragmentos de pólvora o de cualquier otro explosivo en los exámenes realizados en personas y en materiales recogidos en el área del accidente.

Ciertamente, el mantenimiento en Pemex es fatal. Refinerías, oleoductos, gasoductos e instalaciones en general son un caos. Ello es así porque el gobierno federal dispuso de la paraestatal, el año pasado, de 1 billón 67 mil 767 millones de pesos en el rubro de “aportaciones”.

A causa de esa descapitalización, el gobierno de Peña Nieto pretende inyectar capital privado a la paraestatal, pero El Peje y compañía ya se le fueron encima con la historia de que Pemex va a ser privatizado. En esa campal está atrapado México.