Ofreció cambios y reformas

Alfredo Ríos Camarena

El sistema presidencial ha sido el fundamento del sistema político mexicano nunca ha sido modificado, y consiste, entre otros elementos, en que el presidente es jefe de gobierno y jefe de Estado; tiene la facultad de remover libremente a los secretarios del despacho y a sus colaboradores, quienes no son responsables ante el Congreso.

El presidente sólo puede ser acusado por traición a la patria o graves delitos del orden común (la Constitución no se refiere a los delitos federales); es electo en forma universal, secreta y directa, y mantiene una serie de facultades constitucionales que lo convierten en el eje central del poder.

Enrique Peña Nieto lo ha entendido muy bien, le devolvió dignidad y sobriedad a la investidura, siguiendo con rigor las normas no escritas del protocolo republicano.

Por otra parte, el nuevo y joven presidente ofreció cambios y reformas a las que les ha dado una velocidad vertiginosa en presentarlas, negociando, además, desde el llamado Pacto por  México, su eficiente y rápida aprobación en el Congreso; así fue el caso de la reforma educativa, la laboral que fue presentada por el presidente Calderón como iniciativa preferente, pero que seguramente contó con el apoyo del presidente electo.

Adicionalmente, Peña Nieto propició la promulgación de la Ley de Víctimas y en la Cámara de Diputados se aprobó la reforma a la Ley de Amparo, cuya minuta está en la Cámara de Senadores y urge revisarla y aprobarla, particularmente frente a la inminente reforma constitucional en materia de telecomunicaciones, pues el carácter que la nueva Ley de Amparo establece no otorgar la suspensión provisional a aquellas empresas privadas cuyo objetivo sea prestar servicios públicos, debe ser aprobado de inmediato para surtir los efectos deseados y evitar que los grandes intereses aleguen retroactividad de la ley lesiva a sus intereses.

La propuesta en materia de comunicaciones es de gran importancia, pues tiende a limitar el poder de las televisoras, telefónicas, radiodifusoras; abre la puerta, entre otras medidas, a nuevos concesionarios y limita en 50 por ciento el mercado nacional a las empresas de televisión, telefonía fija o móvil e Internet…, pero creo que debería hacerse una referencia a la televisión pública, que permita que el espacio radiomagnético de TV UNAM, del Canal del Congreso y del Canal del Poder Judicial, pudiera transmitirse en televisión abierta.

Enhorabuena por esta nueva reforma. Indudablemente, la acción del presidente, un día apoyando la consignación de Elba Esther Gordillo y otro ofreciendo en Caracas el pésame de los mexicanos por la muerte de Hugo Chávez, le dan a este Ejecutivo federal una inusitada y planeada acción política.

Sin embargo, el prietito en el arroz es el tema que tanto ofende y limita a los mexicanos, el de la seguridad nacional, pues si bien ha cambiado la percepción sobre este tema, no ha cambiado la realidad.

Tenemos una presidencia eficaz y pragmática; ojalá sea para bien de México, pues nuestro pasado y nuestra historia, las luchas sociales y las aspiraciones del pueblo de México, tienen que seguir ineludiblemente, punto de partida del destino nacional.