Televisa, la empresa más afectada
Félix Fuentes
Se pretende —es el término empleado— que con la iniciativa de telecomunicaciones las empresas del hombre más rico del mundo, Carlos Slim, queden reducidas al 50% en su tamaño económico. Esto no se dijo durante el anuncio de ese proyecto en el Museo Tecnológico de la CFE y se espera esa precisión en la legislación respectiva de la Cámara de Diputados.
En cambio, las baterías del gobierno están apuntadas sobre las televisoras, las cuales tendrán una competencia real con otras dos cadenas y estarán sujetas a decisiones del Instituto Federal de Telecomunicaciones (Ifetel), el cual está por ser creado.
La iniciativa, firmada por el presidente Enrique Peña Nieto, los coordinadores de las bancadas de la Cámara de Diputados y dirigentes de partidos, indica que en las dos nuevas cadenas de televisión no tendrán acceso Televisa y TV Azteca.
Se indica en el documento, asimismo, que para alentar la competencia será elevada la inversión extranjera, de 49 a 100 por ciento en telecomunicaciones y comunicación vía satélite y se mantiene de cero a 49% el ingreso de capital externo a la radiodifusión.
Lo fundamental es lo que se proyecta a través del Ifetel, que asumirá las facultades de la Cofetel y la Cofeco, además de ordenar la desincorporación de activos de los actores económicos.
Entre sus facultades, ese organismo otorgará y revocará concesiones de radiodifusión y telecomunicaciones, las cuales podrán ser impugnadas mediante juicios de amparo indirecto, sin ser objeto de suspensión. Esto pone contra la pared a las televisoras y el gobierno federal se hace a un lado de tan ríspidas decisiones.
En otro orden, los concesionarios de televisión de paga habrán de retransmitir las señales de televisión abierta sin costo a sus suscriptores y los concesionarios de televisión abierta deberán permitir la transmisión íntegra de su señal de manera gratuita y sin discriminación.
Al respecto, el senador Manlio Fabio Beltrones dijo que la iniciativa de Telecom no implica dedicatoria contra nadie, ni se quiere hacer daño a nadie. Se busca la competencia en el sector, así como otorgar servicios de calidad, en bien de la nación.
Sin embargo, Televisa será la más afectada, así haya dado la bienvenida a sus futuros adversarios porque deberá agilizar sus contenidos y podría perder alguno de sus canales, si de acabar con los monopolios se trata.
Si el gobierno de Peña Nieto se esmera en fortalecer la capacidad rectora del Estado, es obvio que las televisoras, en particular la de Azcárraga, perderán el poderío que durante sexenios ejercieron sobre los gobiernos federales.
Mediante los efectos demoledores de su iniciativa, Peña Nieto desbarata la cantaleta de dos años de Andrés Manuel López Obrador de que Televisa o el duopolio televisivo —como lo llamó— elaboraron la campaña del presidente Peña Nieto. El tabasqueño guarda silencio, señal de que se engulle sus habladurías.
De la telefonía nada dijo el secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, durante la presentación de dicha iniciativa. En el caso de la televisión hubo contundencia y si las empresas telefónicas van a ser reducidas al 50% por ciento, esto quedó en el viento.
Falta que los diputados, a quienes fue enviada la iniciativa, establezcan los alcances de la misma. Porque si se trata de una reforma sobre telecomunicaciones, se entiende que la misma abarca a la telefonía. ¿Será que a Slim se le compensaría con una de las cadenas de televisión, si sus negocios telefónicos son reducidos al 50%?
