Yo no olvido el 2014

Estamos a tres días de que el año 2014 deje de existir, en la realidad y en la vida de todos los mexicanos dejará una profunda marca, imposible de borrar, será uno de esos años en que las cosas han sido tan complejas que quedarán tatuadas con tinta indeleble no sólo en la memoria colectiva sino en lo más profundo de nuestros corazones. Lo que nos ha tocado vivir este 2014 ha sido una de las mayores crisis de inseguridad de la mano de una gran crisis de liderazgo y acción política; políticos que no tomaron decisiones a tiempo y que se deslindaron de su responsabilidad de salvaguardar la paz y tranquilidad de todos, en estos casos de barbarie no aplica que se culpe a otros de la responsabilidad por ámbito de gobierno y circunstancia política, cada uno tiene que hacer lo que le corresponde y vincularse al trabajo conjunto con los otros órdenes de gobierno.

La legalidad, la paz y tranquilidad no surgen por decreto

Pasan tantas cosas graves en el país y en tan poco tiempo, que los ciudadanos no logran asimilar un hecho, acto o circunstancia y ya viene uno nuevo de mayor magnitud o crudeza. Todo parecía indicar que lo sucedido en Tlatlaya en el Estado de México, era lo más fuerte que veríamos y no fue así. Como si se tratara de un destino trágico, del cual el país no puede alejarse, vino la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Sin duda, los dos temas más álgidos que se encuentran en la opinión publica en materia de seguridad, y que han generado que miles de ciudadanos se manifiesten en las calles, muchos de ellos son los de siempre, los que buscan cualquier motivo para confrontarse con la autoridad, y muchos otros con legítimo derecho e interés por haber sido afectados de manera directa.

Los mexicanos ya no se dejan engañar

¿Qué es lo que está pasando en México?, nos preguntamos con gran sorpresa y es que tan sólo hace unos cuanto meses todo caminaba en perfecto orden y el país había encontrado el rumbo para el crecimiento y el desarrollo, al menos eso era lo que decían los voceros y la línea editorial del gobierno de la república, replicada por supuesto por muchos medios de comunicación; los acuerdos del Pacto por México, el pacto en sí mismo, generaba loas y comentarios de haber logrado lo que pocos gobiernos habían realizado.

El país se le va de las manos

La situación se descompone cada vez más; horrorizados los mexicanos no damos crédito a lo que sucede y si a esto sumamos que en la era de las nuevas tecnologías cualquier suceso se vive prácticamente en tiempo real en cualquier parte del mundo, así es como millones de personas saben lo que sucede en México; la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, los 22 ejecutados en Tlatlaya y cientos de hechos diarios en todo el país son la nota mundial.

Sinrazones políticas de la Corte

Para qué tanto festejo, bombo y platillo con una de las reformas que en apariencia vendría a ayudar a que los procesos políticos fueran mucho más ágiles y accesibles, a que se empoderara a los ciudadanos y éstos pudieran de forma directa decidir en las determinaciones de las autoridades y de los políticos; en principio resultaba muy atractiva la propuesta, aunque muchos se quejaran de que los umbrales para alcanzar la obligatoriedad fueran muy altos o como mínimo se requirieran más de dos millones de firmas que avalaran la petición, que pasara por la Cámara de Diputados y después por el aval del Instituto Nacional Electoral y como un candado agravado la Suprema Corte de Justicia de la Nación (la Corte) determinara la constitucionalidad del tema y la formulación de la pregunta a realizarse en su caso en la jornada electoral de 2015.

¿Vamos a un país sin gobernadores?

Estamos viviendo hechos aterradores, en muchas entidades del país vemos escenas e imágenes muy crudas de asesinados, ejecutados, secuestrados y autoridades coaccionadas por los delincuentes; en el sur, en el norte o en el centro del país semana a semana se vienen sucediendo hechos que han cobrado una gran relevancia a pesar del silencio gubernamental, la gravedad de estas situaciones hace que trasciendan y se vuelvan del conocimiento público.