Desterrado en su misma patria

José Revueltas (Durango, 1914-ciudad de México, 1976) pertenece a una de las familias de artistas más connotadas de nuestra historia; fue el último de once hijos, dos de los cuales murieron en la niñez, procreados por José Revueltas Gutiérrez, un próspero comerciante, y Romana Sánchez. El primer hijo de la progenie fue Silvestre (1899-1940), cuya figura y obra es una de las más emblemáticas de la música clásica del siglo XX mexicano; murió prematuramente y corrió un aserto que derivó en la leyenda sobre la pugna que existía entre él y Carlos Chávez (1899-1978), lo cual significaría que la obra de Revueltas no se difundiera suficientemente. Se llegó a decir, entre la maledicencia y recuerdo exaltados, que el autor de la Sinfonía india instruía a amigos mutuos para que llevaran a conversar a la cantina al autor de Sensemaya para que se extraviara más y más y se aniquilara su salud. En esta relación de condiscípulos y colega, se llegó a una comparación con la rivalidad entre Mozart y Salieri dramatizada por Peter Shaffer y luego recuperada por Milos Forman en su célebre Amadeus; el origen de esa historia fue el texto de Alexander Pushkin, Mozart y Salieri (1830).

Poeta de la cotidianidad

A Efraín Huerta (Efrén Huerta Romo, Silao, 1914-México, 1982) se le ha considerado el poeta de la ciudad de México; esa definición, casi por antonomasia, ha llevado incluso al poeta y estudioso de la ciudad Vicente Quirarte a señalar que “Declaración de odio” (Hombres del alba, 1944) es el más intenso poema de amor escrito a la capital del país, la cual —ya se sabe— se ha vuelto uno de los tópicos de nuestros poetas; recordar a Ramón López Velarde, Octavio Paz, Bonifaz Nuño, Jaime Sabines, Eduardo Lizalde, Gerardo Deniz, José Carlos Becerra, Francisco Hernández y David Huerta, quien ha escrito que los rasgos atribuibles a su padre, o a cualquier otro escritor, pueden ser múltiples.

La herencia del padre en los escritores

Padre y memoria se republica a unos meses de la muerte intempestiva de su autor Federico Campbell (Tijuana, 1 de junio de 1941; Distrito Federal, 15 de febrero de 2014) quien desarrolló una larga carrera como periodista, narrador, ensayista, traductor, además de haber creador la legendaria editorial La Máquina de Escribir (1977). El poder y sus relaciones con la sociedad y las implicaciones de su monstruosidad que nos acompaña a todos, es un leit motiv a lo largo de su obra y manifiesto, también, a lo largo de las entrevistas que concentran su voz en La máquina de escribir (Conaculta, 1997).

Un Octavio Paz solo… con filosofía, historia y literatura

El laberinto de la soledad (1950) es el ensayo más influyente sobre la reflexión del ser del mexicano; su antecedente reconocible es El perfil del hombre y la cultura en México (1934) de Samuel Ramos, quien se pregunta “¿por qué vive el mexicano?” Roger Bartra responde: “Puede vivir porque lleva una existencia irreflexiva y sin futuro —y añade—: lo peculiar de la situación mexicana es que se produce una curiosa disociación del prototipo proletario

Un apasionado de la palabra

La Generación de Medio Siglo es una de las más relevantes desde la segunda mitad del siglo XX en México y la influencia de algunos de sus integrantes está viva; entre sus integrantes se cuentan Sergio Pitol, Salvador Elizondo, Juan García Ponce, Inés Arredondo, Juan Vicente Melo, Jorge Ibargüengoitia, Carlos Fuentes, Huberto Bátis, Federico Álvarez, José de la Colina, Tomás Segovia.