La mancha en el espejo

l tiempo derrama sus vacilaciones en el azogue. Una tenue lobreguez resbala su doliente estampa en la prolongación del instante. “Delgada sombra,/ espejos en declive” (David Huerta), polvo refugiado en los silencios, nocturno eco astillando la luz, arena huérfana de salitre en las coordenadas del tajo que augura el resplandor. Los objetos sobreviven sobre los pliegues que las estaciones prodigan: “El mundo es una mancha sobre el mar del espejo” (David Huerta).

El silencio luminoso

Lo primero que se ve es la espalda con sus juntes óseos serpenteando la plaza, las hebras castañas (“la luz de unos cabellos/ que no apaciguan nunca/ la sombra de mi tacto”: Octavio Paz) transfieren una alabanza al arco preludiado que oculta las extremidades y configura el redondel del apetito carnal. Después se ve la sombra de la vagina, mejor: se ve el resplandor de la vulva en el crepúsculo de la bragadura: Gustave Courbet/L’origine du monde (1866).

“Llorar al hermano es llorar los sueños cumplidos e incumplidos”

Circula en librerías —fue presentado en la 27 Feria Internacional del Libro de Guadalajara—, El cerebro de mi hermano (Seix Barral, 2013), del editor, periodista y narrador Rafael Pérez Gay (México, 1957): crónica de los últimos años de vida del ensayista, profesor, filósofo, traductor, diplomático, novelista e investigador, José María Perez Gay (1943-2013).

Poeta crápula

Crápula: del latín crapula (“resaca”. Pesadez de cabeza debida a la embriaguez). Del griego antiguo kraipále (“raudo”) / Hombre que lleva una vida de vicio y libertinaje. Vida licenciosa. Disipación. Libertinaje. Se le dice “crápula” a un individuo de proceder abyecto en correspondencia semántica con vil, canalla, protervo, soez, execrable, granuja, inmoral… Si hay dilapidación y beodez (borrachera) en precipitada relajación de la moral, se palpan las fronteras de lo “crápula”.

Un sudor: el río

El río es un mar interior. El mar derrama: el río desborda adentro. Bandea el río. Arteria que divide y humedece los contornos. Al frente, el río. El mar batiendo hasta los arenales para acariciar la costa, rugir en espumoso gesto; el río, no: presuroso se abalanza adelante para topar con el mar y mezclarse con ese salobre piélago que se traga todo.

“Somos animales de cadencia”: Malva Flores

Instante: Espacio de tiempo muy breve./ Soplo tajante, santiamén./ Trecho efímero. El instante: trama porchiana/juarroziana. “Las pequeñeces son lo eterno, y lo demás, todo lo demás, lo breve, lo muy breve”: Porchia. Puente: abismo acechando al suicida que lo decide todo en un instante. “Y sin ese repetirse eternamente de todo, de sí mismo a sí mismo, a cada instante, todo duraría un instante. Hasta la misma eternidad duraría un instante: otra vez Porchia.

El mundo todavía es presencia

El mundo pretende aún ser heredad: empieza cada día a las seis de la mañana cuando los niños preparan sus cartillas, las casas huelen a café con leche: la mantequilla se derrite sobre los panes calientes, la muchacha del desvelo contesta una llamada telefónica, el locutor de la emisora predice los signos zodiacales, un perro ladra, el militar deja la ronda, una procesión de luz mastica las sombras y un adolescente descubre el deseo en la reserva de los sudarios.