Poder de decisión en las próximas elecciones
Con nuestro voto delegamos el poder en manos de aquéllos a quienes elegimos.
Con nuestro voto delegamos el poder en manos de aquéllos a quienes elegimos.
Existe la posibilidad de negociaciones serias, inteligentes para una reforma energética.
Ni siquiera se han detenido a revisar lo dicho por el actual senador panista Roberto Gil Zuarth de la derrota en la elección presidencial.
No hacerlo no es un crimen, es un error histórico.
No hay tiempo para filosofar, sólo queda tiempo para lidiar con la realidad.
Es en el ámbito político donde se gestan desafíos.
Era mejor el relevo inmediato de Cordero que soportar críticas y también insultos.
En el fondo existe un problema central: falta cultura de la legalidad.
El principal beneficiario será su partido, pues los votantes nada premian mejor que el éxito.
Tiene una dinámica que obliga a la permanente tarea de mantener el equilibrio entre los intereses de los participantes.
Se requiere un gran cinismo para permanecer indiferente ante las tragedias individuales retratadas por la televisión.
La crítica, cualesquiera que sean sus características y sus motivaciones, no puede ignorarse ni descalificarse per se.
Ningún objetivo legislativo del gobierno actual puede negociar las facultades presidenciales.
Mucho por corregir, dicen los especialistas en temas religiosos y del Vaticano.
La fortaleza de imagen debe ser permanente para resistir el desgaste a que lo somete ya la crítica.
El presidente Peña Nieto ha recuperado el respeto para la institución presidencial.
Aun los más recalcitrantes fieles reconocen el significado del libre albedrío.
Campaña mediática para convencer a la mayoría de los ciudadanos, a la mayoría silenciosa, de que en el IFE hay una crisis.
Es previsible que la tragedia, a pesar de todo, sea utilizada en el debate que viene sobre la reforma energética.
Hasta ahora, el presidente ha eludido confrontarlos, ha buscado reagrupar las fuerzas políticas y económicas.