El lobo de Wall Street, una decepción

Martin Scorsese ofrece una película que parece mirar y no juzgar —con algunas escenas simplonas con las que algunos ríen—, pero que podríamos considerar crítica del sistema americano basado en ganar dinero, poder, placer a cualquier costo, y en donde cualquiera es comprable y vendible; en el que prevalecen los blancos y antiguos protestantes, pues no hay personajes principales de otras razas (salvo uno secundario que curiosamente es asiático y otro aparentemente judío, actualmente dos de las fuerzas motoras del dinero en Estados Unidos).

El mal en sí mismo

En estos días de festejo de los muertos hubo una saturación en la televisión, incluso de paga, de programas y películas sobre todo tipo de fenómenos paranormales o sobrenaturales que van desde los vampiros, con sus variantes; los de brujas; poseídos, exorcismos, fantasmas y la racha que lleva ya tiempo de los muertos vivientes y los zombis (cuyo principal representante es George A. Romero), pero independientemente del abuso temático de temporada propio de las televisoras sorprende ver que es ya una constante en los programas televisivos y en la cinematografía la presencia casi constante de este tipo de temas.

In memoriam de José Sánchez Carrasco

Si el caso del niño indígena de San Juan Chamula al que un inspector le hizo tirar su mercancía hizo escándalo; si el de la mujer indígena en Chiapas que no fue aceptada en la clínica y dio a luz en el patio hizo escándalo; más escándalo causa el del jornalero José Sánchez Carrasco que llegó ya al límite último, la agonía y la muerte en el cemento del patio de un hospital en Sonora a la vista de la gente y bajo las cámaras de un periodista.