Histórica, económica y socialmente, siempre han existido dos Méxicos. El México rico, el del norte, y el México pobre, el del sur. A lo largo de los años, varios han sido los esfuerzos gubernamentales por vincular esta dicotómica realidad que por una parte nos muestra un país pujante, próspero y lleno de alternativas, mientras que por la otra nos escupe al rostro una nación carcomida por la pobreza, el hambre y la falta de oportunidades. ¿Qué hacer para que entidades como Chiapas, Oaxaca, Michoacán, Guerrero e incluso Veracruz alcancen mayores estadios de bienestar y progreso?, ésa pareciera ser la pregunta de los 64 mil que sexenio tras sexenio se formulan nuestros políticos.