Finalmente, y luego de años de fuertes rumores, Israel confirmó el pasado mes de noviembre que ha tenido contactos encubiertos con el reino de Arabia Saudita.

El reconocimiento abierto por primera ocasión de estos intercambios, fue dado a conocer por Yuval Steinitz, actual ministro de infraestructura nacional, energía y agua, y ex ministro de Inteligencia de Israel, quien explicó que los mismos estaban basados en las preocupaciones compartidas de ambos países frente a las acciones de la República Islámica de Irán.

Steinitz especificó en su entrevista a la radio del ejército israelí: “Tenemos vínculos con muchos países musulmanes y árabes que ciertamente son encubiertos (…) Es la contraparte la que está interesada en mantener estos contactos en silencio. Nosotros no tenemos problemas, pero respetamos el deseo de la otra parte cuando desarrollamos estos vínculos, ya sea Arabia Saudita u otros países musulmanes o árabes”.

Esta declaración de un alto funcionario israelí contradice la posición reiterada por el canciller saudita, Adel Al-Jubeir, quien durante los últimos dos años ha negado que exista algún tipo de relación con Israel, ni que funcionen canales secretos, y que solamente podría darse alguna coordinación con Israel frente a Irán, luego de que se encuentre una solución al conflicto palestino israelí.

Unos pocos días antes de la “confesión” de Steinitz, los medios de prensa de la región habían recogido con enorme interés las declaraciones sin precedentes del Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel, Gadi Eisenkot, al diario en lengua árabe Elaph, cuando afirmó que Israel y Arabia Saudita tenían total coincidencia respecto a las intenciones regionales de Irán, que nunca los dos países se habían enfrentado militarmente, y que Israel estaba dispuesto a intercambiar información de inteligencia si ello fuera necesario, para poder lidiar con Irán. “Tenemos muchos intereses compartidos”.

Con base en Londres, el diario Elaph ha sido un canal excelente de comunicación de Israel con Arabia Saudita y otros países del golfo. Curiosamente, su propietario, fundador y jefe editorial, es el hombre de negocios y periodista Othman Al Omeir, con estrechos vínculos personales con el rey Salman Ibn Abdelaziz.

Israel y Arabia Saudita ven a Irán como su mayor amenaza de seguridad, y ello ha favorecido su acercamiento bilateral, especialmente luego de la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos.

Arabia Saudita e Israel, son dos actores regionales antagonistas de Irán, con los cuales Trump ha logrado restaurar relaciones estratégicas al mayor nivel, luego de años de tensiones de ambos con la administración Obama. Estos dos países, fueron los primeros que visitó el mandatario estadounidense, y son otras dos piezas clave en su hostilidad renovada contra Irán.

Luego de su visita a Riad en febrero del 2017, el presidente Trump comunicó a los israelíes que había encontrado una actitud “muy positiva” dentro del liderazgo saudita hacia Israel. Mientras que Jared Kushner, el yerno de Trump e improvisado asesor para el Medio Oriente, parece haber intercambiado varias veces con el príncipe heredero Mohamed Ibn Salman, respecto a la necesidad de mejorar los vínculos con Israel, como un paso necesario para lograr avanzar en la agenda negociadora con los palestinos.

Estas declaraciones de Steinitz y de Eisenkot, se unen a la lista de antecedentes de los últimos años. Varios medios de prensa ya venían reportado la celebración de encuentros secretos desde el año 2014, junto a hechos concretos que demostraban un creciente nivel de contacto bilateral como fueron las diversas reuniones celebradas en Washington en junio del 2015 entre el ex general retirado y alto funcionario de inteligencia saudita Anwar Eshki y el ex embajador israelí Daniel Gold, figura muy cercana al primer ministro Benjamín Netanyahu, así como la presentación pública de ambos en el Council of Foreign Relations para discutir sobre sus preocupaciones comunes frente a Irán.

También han sido importantes: la visita del príncipe Talal bin Walid (hoy detenido y acusado de corrupción) a Israel en abril del 2016, ocasión en la que firmó un Memorando de Entendimiento con la cancillería israelí que lo acreditó como “embajador honorario”; la visita a Israel de una delegación saudita encabezada por Anwar Eshki en julio del 2016; los comentados múltiples encuentros entre el ex jefe de la inteligencia saudita, el príncipe Turki al-Faisal, con funcionarios israelíes en Washington; o las especulaciones respecto a los contactos del príncipe a la corona y ministro de defensa Mohamed Ibn Salman con funcionarios israelíes.

Además, se ha mencionado que Arabia Saudita e Israel vienen discutiendo respecto a la posibilidad de ir desarrollando paulatinamente algún tipo de vinculación económica, permitiendo que empresas israelíes se establezcan en el reino y que la compañía israelí El Al pueda sobrevolar el espacio aéreo saudita.

Y obviamente, la cúpula religiosa saudita también acompaña con sus nuevas acciones y opiniones al poder político, brindando nuevos elementos de legitimidad para esta estrategia; así, la mayor autoridad religiosa del reino, el ***gran muftí Abdul-Aziz ibn Abdullah Al Shaykh declaró en noviembre que “luchar contra Israel era inapropiado” y además consideró a Hamás como una “organización terrorista” que perjudica a los palestinos. Ante ello, el ministro de comunicaciones de Israel, Ayoub Kara, invitó inmediatamente al muftí a visitar Israel y prometió recibirlo con todos los honores.

En ese mismo mes, el ***Dr. Muhammad bin abdel-Kareem Al-Issa, ex ministro de Justicia saudita, asesor del rey Salman y del ministerio de Defensa, y actual secretario general de la Liga Mundial Musulmana basada en La Meca, dijo que “cualquier acto de violencia o terrorismo que pretenda ampararse en la religión, no tiene ninguna justificación, incluso ni en Israel”. El propio Al Issa también realizó una visita histórica a la Gran Sinagoga de París, acompañado de Khalid bin Mohammed Al Angari, actual embajador saudita en Francia y ex ministro de Educación.

Estos nuevos indicios de acercamiento, entendimiento y cooperación entre Israel y Arabia Saudita, van marcando uno de los reajustes más importantes identificables dentro de los reacomodos geopolíticos de la región del Medio Oriente.