Trump mantiene las presiones contra Irán
A pesar de que Irán ha mostrado indicadores importantes de recuperación en su macroeconomía, sus efectos aún no llegan a los bolsillos de la población.
A pesar de que Irán ha mostrado indicadores importantes de recuperación en su macroeconomía, sus efectos aún no llegan a los bolsillos de la población.
Israel y Arabia Saudita ven a Irán como su mayor amenaza de seguridad, y ello ha favorecido su acercamiento bilateral, especialmente luego de la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos.
En el plano de la economía y las finanzas, la figura más representativa detenida fue la del príncipe Al-Waleed bin Talal, uno de los hombres más ricos del mundo con inversiones en numerosos negocios tales como el Kingdom Holding Company, Citigroup, 21st Century Fox, Time Warner, Twiter, hoteles Four Seasons, y otros.
Una situación como la actual exige no solo negociar sobre el conflicto en Yemen, sino mediar entre el reino de Arabia Saudita y la República Islámica de Irán.
Ahora el mandatario opta por no brindar su aprobación y pasar el caso al Congreso para que decida si se retoman las sanciones contra Irán y se invalida por lo tanto el acuerdo.
Mientras que para Rusia los grandes capitales sauditas son muy atractivos en materia de inversión y ventas diversas, para el reino, tener este acercamiento con Rusia le ayuda a completar su agenda en favor de desarrollar buenos canales de comunicación con las potencias más importantes de hoy en día.
Junto a su amenaza de “destruir totalmente” a Corea del Norte, encabezada por un “hombre cohete enfrascado en una misión suicida”, Trump acusó a Irán de ser una “dictadura corrupta”
Israel no puede darse el lujo de afectar o retar a Moscú con una acción militar semejante a esa y entiende que lo mejor es conservar sus buenos canales de comunicación con los rusos.
Fracaso como mediador.
Imaginar un encuentro entre una de las figuras religiosas chiitas de mayor peso dentro de Irak, con el heredero del trono saudita comprometido con un credo sunita conservador, es algo que algunos considerarían imposible.
Semanas de intenso trabajo entre representantes de Qatar y de los Estados Unidos, llevaron a fijar una serie de pasos que se tomarán en los próximos meses y años.
La República Islámica de Irán venía desde hace meses negociado con las empresas Total de Francia y la Compañía Nacional de Petróleos de China (CNPC), gestiones que desembocaron en la firma de un acuerdo por 4,8 millones de euros.
Mohamed bin Salman, considerado por muchos como el verdadero poder detrás del trono, estaba llamado a ser el sustituto de su padre, y eso ya ha quedado decidido a partir del 21 de junio pasado.
No obstante, se pierde de vista, por ejemplo, el papel de mediador desempeñado por Qatar dentro de la política palestina.
El pueblo no votó según las preferencias del Líder Supremo y su candidato predilecto, el jurista conservador Ebrahim Raisi, sino que sacaron sus propias conclusiones.
Es muy difícil pensar que ocurra un enfrentamiento militar entre los dos países. Más bien estamos en presencia de discursos amenazantes y de proyecciones de poder político.
De los seis candidatos presidenciales, en general, tres son representantes de la llamada línea “principalista” o conservadora, y otros tres del llamado campo “reformista”.
El próximo 19 de mayo, el electorado iraní se presentará otra vez ante las urnas para decidir la reelección del actual presidente Hassan Rohaní, u optar por alguna otra de las cinco figuras que compiten por el alto cargo.
Si las especulaciones sobre los contactos entre Rusia y Estados Unidos son reales, entonces la presión sobre Moscú será hoy más ficticia que real, pues Putin contaría con la capacidad de exponer y golpear a su rival.
En este momento, el mayor cambio detectable en la estrategia de los Estados Unidos hacia los conflictos en Siria e Iraq, radica en la decisión de la administración Trump de enviar más fuerzas militares a ambos países.