¿Qué es el pueblo? ¿Es una masa informe que actúa de la misma manera? ¿Es un grupo que tiene los mismos intereses y qué piensa de manera homogénea?

¿Es posible que miles o millones de individuos con libre albedrío actúen y piensen siempre de la misma manera, y que por tanto uno de ellos o un pequeño grupo pueda actuar como su representante?

Las teorías acerca de diversidad nos muestran que lo anterior no es posible, pero más allá de lo teórico, si nos remitimos a la experiencia y observamos el núcleo más básico de una sociedad, la familia, encontramos que no todos piensan igual ni tienen los mismos intereses, no todos votan por el mismo partido político ni los impulsan las mismas razones. Lo que encontramos en todas las familias es una diversidad en la que hay acuerdos en algunas cosas y desacuerdos en otras. Siempre hay miembros más conservadores, más religiosos, otros más de izquierda, otros, con preferencia sexual diferente. Si nos remitimos a grupos más numerosos, como un salón de clase, la escuela, el barrio, la ciudad, el país o el mundo, lo que permanece no es la homogeneidad sino la diversidad.

Todos pertenecemos a muchos y diferentes grupos: desde la familia, los amigos cercanos, la escuela o el trabajo, y en cada uno jugamos diferentes roles. Mientras que en algunos somos los conservadores en otros podemos aparecer como radicales, en algunos podemos ser los más humildes y en otros los más orgullosos, en algunos los líderes y en otros los seguidores.

Esta diversidad se manifiesta tanto si hablamos de política como si hablamos de religión, de deportes e incluso gustos en general.

En todos los grupos sociales hay quienes protestan más, los que gritan, los que se oponen a casi todo, los que conceden por no batallar. Y cada individuo también cambia con el tiempo. Los soberbios pueden no serlo toda la vida, los humildes podrán tiempo después ser soberbios, los más inteligentes en un grupo y una época podrán ser los menos en otro tiempo y con otras personas.

En México, como en todos los países y en todos los grupos sociales encontramos personas pro Estados Unidos y personas en contra de los Estados Unidos, encontramos individuos que apoyan toda migración y quienes están en contra, quienes están en favor del crecimiento de las empresas de forma ilimitada y quienes están en contra de toda propiedad privada.

Cuando se unen estas personas con alguna característica en común se conforma un grupo aparentemente homogéneo, pero que en realidad comparte sólo una fracción de sus intereses y expectativas.

Ciertamente siempre va a existir una mayoría que piense de manera similar en cada tema, pero quienes conforman una mayoría en un asunto, son minoría en otro. Y las mayorías, como las minorías son también efímeras y cambian con los tiempos y con las circunstancias.

En México la mayoría votó por Vicente Fox, y recientemente por López Obrador. En los Estados Unidos la mayoría votó por Obama y después por Trump. Pero no son las mismas mayorías, ni por ser mayorías representan a todos. Ningún individuo que haya formado parte de esos grupos mayoritarios puede representar a los demás porque muy probablemente sólo coincidan en el sentido de su voto y disientan en casi todo lo demás. Las minorías que gritan y que protestan, los que están siempre en contra de todos los presidentes y casi siempre están en contra del sistema, también forman parte del pueblo, y puede ser que no conformen una mayoría en algunas de sus demandas pero son parte del pueblo, representan una parte a una parte de la población y forman parte de la mayoría en otras temáticas.

También los que siempre aplauden, los que siempre están en favor del sistema, quienes siempre quieren formar parte del poder, quienes quieren acomodarse en algún puesto, también forman parte del pueblo, también son ciudadanos y si bien pueden no ser de una mayoría, con el tiempo podrían convertirse en una. El tiempo nos da cuenta de las oscilaciones que se dan en las maneras y las formas de pensar en todos los tiempos y lugares. Así, no podemos hablar de una masa uniforme que se puede llamar pueblo y que piensa igual. Las formas de pensar, las ideas y los ideales van cambiando con el tiempo y con la edad de las personas también, se ven influenciadas por todas las circunstancias, por los eventos internacionales políticos, religiosos, sociales. Entre los ejemplos recientes de una ola antisistema que ha mostrado posteriormente las enormes diferencias entre grupos aparentemente homogéneos en todo el mundo destacan el Brexit, las consultas en Colombia, las elecciones en Brasil en Estados Unidos o en México. Las mayorías, las formas de pensar mayoritarios se va construyendo de acuerdo a los con los contextos y a los acontecimientos, se construyen y cambian también de acuerdo a los liderazgos pero nunca representan una sola forma de pensar.

Quién o quienes pretendan conocer el sentir del pueblo se están alejando de su esencia. El pueblo es rico, diverso y cambiante, tanto como los individuos que lo conforman.